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Protección al Archipiélago de Humboldt: una esperanza para la vida CULTURA|OPINIÓN Crédito: César Villarroel

Protección al Archipiélago de Humboldt: una esperanza para la vida

El Área Marina Costera Protegida de Múltiple Uso (AMCP – MU) Archipiélago de Humboldt no es compatible con ningún megaproyecto como Dominga, Puerto Cruz Grande u otro que pueda aparecer, debido a la alta sensibilidad de este maravilloso ecosistema. Cualquier accidente, vertimiento de mineral o introducción de alguna especie exótica invasora que puedan traer las embarcaciones transcontinentales, dañaría irreversiblemente este ecosistema. Tenemos mucha esperanza en que este Gobierno joven, desvinculado de los intereses de grupos económicos y sí interesado en un Chile más digno, democrático y participativo, nos dé buenas noticias y se impulse un trabajo participativo con voz y voto para la comunidad, que demuestre entender la urgencia de poner bajo protección efectiva los ecosistemas que son clave para la supervivencia del planeta, para nuestro desarrollo regional y para lo que les heredemos a las generaciones futuras, es decir, a nuestras hijas, hijos, nietos.


La protección de la zona que hoy conocemos como Archipiélago de Humboldt es un sueño, una aspiración transversal de larga data. Las primeras luces “oficiales” datan de comienzos del 2000, cuando exactamente la misma extensión pasó a ser parte de la lista de sitios prioritarios para la conservación de la Región de Coquimbo.

Esta lista fue el resultado de un trabajo participativo entre servicios públicos, académicos, ONGs, representantes de la ciudadanía, autoridades locales y regionales. Un trabajo de muchos talleres donde predominaba el espíritu de hacer las cosas bien. La mayoría creía que se podían impulsar políticas “sustentables”, que protegieran los ecosistemas claves para nuestro desarrollo y supervivencia.

En paralelo, desde inicios de los 90 del pasado siglo se estaba gestando el proceso de formalización de las organizaciones de la pesca artesanal, como requisito para asumir la administración de Áreas de Manejo y Explotación de Recursos Bentónicos, las AMERB. Estas han sido y son todo un aprendizaje de manejo sustentable, cuidado y reproducción de los recursos (bienes naturales) de nuestro borde costero. Con esto quiero subrayar que surgió la necesidad de avanzar hacia la protección real y a trabajar de manera distinta los recursos, que ya escaseaban significativamente.

El 3 de enero de 1990 se había creado la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt (RNPH), el 2005 las Reservas Marina Choros-Damas y la de Chañaral de Aceituno.

Entre el 2006 y 2010 esta zona se ve fuertemente amenaza por la intención de instalar tres centrales termoeléctricas a carbón. Una era Farellones, cuyo titular era Codelco. El día de la votación fue retirada, al ver que eran varios los órganos evaluadores que rechazarían. La segunda, Barrancones, de Suez Energy, fue aprobada en agosto del 2010 y tres días después, “gracias” al telefonazo de Sebastián Piñera, la empresa desiste y no busca otro lugar para el emplazamiento de la termoeléctrica, como se lo sugiere el entonces Mandatario. La tercera, que correspondía a Cruz Grande de la CAP, no llegó a ingresar al sistema.

En julio de ese año 2010, Oceana ingresa a Conama (antecesora del Ministerio del Medio Ambiente) la propuesta técnica para crear el Área Marina Costera Protegida de Múltiple Uso (AMCP – MU) La Higuera-Isla Chañaral, acogiendo la solicitud de las organizaciones ciudadanas que formaban parte del Consejo Consultivo de la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt, con el propósito de crear esta área protegida antes que vinieran otros megaproyectos.

Bueno, la historia ya la conocemos: la motivación real de Piñera, lejos de querer proteger este “santuario de la naturaleza”, era otra muy distinta. Así es como sus dos gobiernos sistemáticamente dejaron dormir esta propuesta, al igual que los gobiernos de Michelle Bachelet, con la presión de dirigentes y autoridades de la DC fuertemente vinculados con Dominga. Ambos gobiernos tuvieron una “intención consecuente” con la inversión privada vinculada a los megaproyectos Dominga y Cruz Grande.

El 2018, a un día de terminar su mandato, el Comité de Ministros del Gobierno de Bachelet votó la creación del AMCP – MU, “partiendo” en dos el Archipiélago, reduciendo su extensión al ampliar un poco más la RNPH. Por otra parte, el Comité de Ministros de Piñera vota su creación excluyendo las islas y limitando su polígono solo a la Región de Coquimbo, es decir, ambos gobiernos quisieron dividir el Archipiélago de Humboldt privilegiando intereses privados y no de la gente y del país.

Con esto quiero decir que esta iniciativa tiene un componente ciudadano desde su gestión, como idea, como propósito, como necesidad.

Otro tema es la participación real que se le ha dado en las instancias que funcionaron esporádicamente, como el Comité Técnico AMCP – MU y el Comité Ampliado, que solo funcionó tres veces. Nunca se comunicó por qué dejó de convocarse. Ambas instancias eran coordinadas por el Ministerio del Medio Ambiente.

A raíz de estos acontecimientos, escuetamente reseñados, nuestra postura hoy es que solo es posible crear una AMCP – MU que garantice la protección de todo el Archipiélago de Humboldt, que incluya los islotes Pájaros 1 y Pájaros 2, ubicados al sur de Caleta Los Hornos, la isla Tilgo, los islotes de Totoralillo Norte, la isla Chungungo, isla Gaviota y las tres islas que conforman la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt: islas Damas y Choros, ubicadas frente a Punta de Choros e Isla Chañaral, que se ubica frente a caleta Chañaral de Aceituno en la Región de Atacama. Por lo tanto, esta debe ser birregional.

El segundo aspecto está relacionado con el alcance de la protección. Este tipo de Área Marina Protegida es la más amplia, la más flexible; permite actividades económicas locales de bajo impacto, como lo son la pesca artesanal, el turismo de avistamiento e intereses investigativos y recreativos, así como la producción agrícola sustentable. La Higuera es conocida por su producción de aceite de oliva y aceitunas de mesa.

Sus características oceanográficas, el fenómeno de surgencia y la corriente de Humboldt permiten en este archipiélago una alta productividad primaria, que garantiza la alimentación de las especies que viven o se van a alimentar ahí (ballenas, delfines, pingüinos de Humboldt, chungungos, etc.) y, de paso, muy importante, hace posible, sumado al manejo sustentable, que existan las áreas de manejo más productivas de toda la zona centro norte y los bancos de machas más grandes de Chile.

Por esta particularidad y su carácter flexible, el decreto presidencial que le dé el vamos al AMCP – MU debe limitar la instalación de actividades industriales de alto impacto, como lo son los megapuertos, las plantas desalinizadoras de alto volumen, la minería marina, etc.

El tercer aspecto está relacionado con el rol de sus habitantes. En este nuevo intento, se debe considerar la participación real de las organizaciones territoriales en todo el proceso; la reformulación, la declaración, la instalación, la elaboración del plan de administración y la dirección del AMCP – MU. Estamos hablando de una participación vinculante, con derecho a voz y voto. Que no se restrinja solo a una participación validante de procesos participativos formales. Esto es muy clave si consideramos que cada cambio de Gobierno trae consigo cambio de prioridades, de funcionarios, de financiamiento, que conllevan que iniciativas y proyectos tan importantes para el país queden abandonados, durmiendo en los escritorios. Entonces, solo las organizaciones pueden ser garantes de la continuidad de estos procesos. Mínimo el 51 % de los actores participantes debe corresponder a las organizaciones ciudadanas locales.

La AMCP – MU Archipiélago de Humboldt no es compatible con ningún megaproyecto como Dominga, Puerto Cruz Grande u otro que pueda aparecer, debido a la alta sensibilidad de este maravilloso ecosistema. Cualquier accidente, vertimiento de mineral o introducción de alguna especie exótica invasora que puedan traer las embarcaciones transcontinentales, dañaría irreversiblemente este ecosistema.

Tenemos mucha esperanza en que este Gobierno joven, desvinculado de los intereses de grupos económicos y sí interesado en un Chile más digno, democrático y participativo, nos dé buenas noticias y se impulse un trabajo participativo con voz y voto para la comunidad, que demuestre entender la urgencia de poner bajo protección efectiva los ecosistemas que son clave para la supervivencia del planeta, para nuestro desarrollo regional y para lo que les heredemos a las generaciones futuras, es decir, a nuestras hijas, hijos, nietos.

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