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Opinión: A pesar de los prejuicios, hay ventajas laborales en la subcontratación


Cristian Carvajal, Gerente comercial, GrupoExpro

Frecuentemente hay una sensibilidad especial respecto a la subcontratación. Hemos sido testigos de protestas de trabajadores subcontratados por la principal minera del país, las que pueden afectar la imagen del contratista y también de la empresa mandante.

Por esto, las compañías mandantes deben ser especialmente acuciosas en la selección de sus contratistas, exigiendo que no sólo alcancen metas de productividad, sino sus propios estándares internos de cumplimiento de normas laborales y seguridad ocupacional, pues finalmente su imagen también es involucrada.

Desde la atomización de la oferta de empresas contratistas anterior a la Ley 20.123 que desde 2007 rige la subcontratación, se ha pasado a una mayor concentración con contratistas de mayor tamaño, lo que ha significado un cedazo que deja dentro del sistema a empresas más responsables, capaces de hacerse cargo de procesos productivos y de servicios como exige la norma. La atomización previa daba pie a la informalidad, contratos que a veces no se cumplían, iban en desmedro de los trabajadores y del prestigio del sistema que ha probado ser mundialmente efectivo, pues deja en el corazón de las empresas su negocio para externalizar el resto de los procesos.

Pese a los estereotipos, el sistema de subcontratación en muchos casos es beneficioso para el trabajador. Según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas, el 16 % de los trabajadores asalariados públicos y privados son subcontratados en el trimestre marzo-mayo 2013.

Desde el punto del vista salarial, gradualmente el trabajador subcontratado ha visto aumentar su sueldo, el que en muchas ocasiones es superior al de los trabajadores internos de la empresa para la que presta servicios. Para los trabajadores de planta operan reajustes de sueldo anuales según IPC, mientras que para los subcontratados impactan las condiciones del mercado, hoy cercanas al pleno empleo, que elevan sus salarios. Esto se traduce en bonos e incentivos de productividad que alzan sus sueldos. Sin embargo, esto no sucede cuando empresas mandantes optan por la subcontratación como una vía para abaratar costos. Esto ocurre cada vez menos en condiciones de empleo actuales, pero esas mandantes deben estar conscientes que en la selección de sus contratistas está involucrada su responsabilidad social e imagen pública.

Otro beneficio para el trabajador, especialmente si labora para un contratista con diversas empresas clientes, es que favorece su estabilidad laboral. Si concluye su trabajo y se ha desempeñado bien, es muy probable que sea reubicado en otra empresa.

La subcontratación también amplía la formación del trabajador. Cada trabajador subcontratado debería recibir una capacitación preocupacional sin costo. Gracias a que tiene la oportunidad de laborar en diferentes empresas puede desarrollar distintas herramientas, mejorando su competitividad.

Sin desconocer que el sistema puede ser perfectible, la mitología debería ser superada por los hechos reales. Son los trabajadores los que deben procurar, eso sí, poner atención al momento de llegar a un acuerdo con una empresa contratista, averiguando sobre su historial de pago, trayectoria, posibles sanciones en la Inspección del Trabajo y condiciones del contrato.

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