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Paso histórico de Estados Unidos y Cuba sorprende a la región y deja a Venezuela aislada


La histórica decisión de Cuba y Estados Unidos para superar un antagonismo de 53 años que ha tenido un gran peso en la escena internacional ha sorprendido a una Latinoamérica cada vez más unida, pero sin un común denominador en relación a la gran potencia de norte.

En el principio del fin de una enemistad de más de medio siglo advierte cambios en la política internacional y potencialmente aísla a Venezuela, aunque ayer el principal aliado ideológico de la isla caribeña mantenía su bandera anti-imperialista.

El anuncio del acercamiento ocurre en el momento más bajo de relaciones entre el país norteamericano y Venezuela, que hace tres días acogió una marcha en Caracas que lideró el presidente venezolano, Nicolás Maduro, para repudiar las posibles sanciones por parte de EEUU a funcionarios venezolanos.

Para el analista chavista crítico Nicmer Evans, con este movimiento entre Cuba y EEUU "el Gobierno venezolano, que asume una bandera anti-imperialista, creo que bastante clara y coherente hasta cierto punto, resulta ser que en el tablero político internacional, parece verse descolocado".

Evans dice que ahora Maduro debe "replantearse la estrategia discursiva y de relacionamiento con EEUU a partir de este fenómeno", principalmente porque la política en conjunto de los países de la Alianza Bolivariana (ALBA) creada bajo "el principio antiimperialista (…) hoy no se entiende".

"Decir que Cuba tiene relaciones diplomáticas con Estados Unidos y Venezuela no, es altisonante, porque si alguien ha sufrido los embates del imperialismo ha sido Cuba", opina.

EEUU y Venezuela, que mantienen tensas relaciones desde que en 1999 asumió el antecesor y mentor de Maduro, Hugo Chávez, fallecido hace casi dos años, mantienen sus legaciones diplomáticas a nivel de agregados comerciales tras las expulsiones mutuas de sus embajadores hace cuatro años.

La situación económica de Venezuela con el barril de petróleo en su precio más bajo en cinco años es otra arista clave para Evans, que considera que eso pudo potenciar o acelerar el nuevo relacionamiento de Cuba con EEUU.

Sostén económico

Venezuela es el principal aliado y sostén económico de Cuba, que ahora se dispone a restablecer sus relaciones diplomáticas con Estados Unidos, rotas en 1961, según anunciaron los presidentes Raúl Castro y Barack Obama en simultáneo.

Paradójicamente las relaciones diplomáticas entre Venezuela y EE.UU. están bajo mínimos, sin embajadores desde 2010.

La brecha que separa a los dos Gobiernos se ha agrandado con la reciente decisión del Congreso estadounidense de dar luz verde a una ley que permitirá congelar activos y denegar la visa a funcionarios del Gobierno venezolano a los que EE.UU. considera vinculado s con violaciones de los derechos humanos durante las protestas antigubernamentales registradas entre febrero y junio pasado.

Sin embargo, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, no ha tenido reparos en reconocer "el gesto de valentía del presidente de Barack Obama", quien, a su juicio, ha dado "quizá el paso más importante de su Presidencia".

Otro Gobierno aliado de Cuba que tampoco está en buenos términos con el del presidente Obama es el de Bolivia, pero en los últimos tiempos ha dado señales de querer un acercamiento.

La semana pasada el canciller boliviano, David Choquehuanca, reveló que trabaja para organizar una reunión entre el presidente Evo Morales y Obama, con el propósito de mejorar la relación bilateral, que desde el año 2008, cuando ambos gobiernos expulsaron a los embajadores del otro país, se mantiene a nivel de encargados de negocios.

Argentina queda incomoda

La presidenta argentina, Cristina Fernández, que al igual que la de Brasil, Dilma Rousseff, señaló que pensó que nunca vería una normalización de las relaciones entre Cuba y EE.UU., también ha tenido sus más y sus menos con el Gobierno estadounidense.

Las demandas presentadas ante la justicia estadounidense contra el Estado argentino por tenedores de bonos de deuda del país suramericano no reestructurada son el último punto de fricción entre dos países que llegaron a tener una alianza estratégica a fines del siglo pasado, cuando Carlos Menem estaba en la Casa Rosada.

Entre los numerosos roces que han tenido los Gobiernos de los dos países destaca, precisamente, el que se produjo en 2004 por las críticas estadounidenses a la política de acercamiento hacia Cuba del entonces presidente argentino, Néstor Kirchner.

Cuando Barack Obama, el primer presidente negro que ha tenido EE.UU. en la historia, asumió su primer mandato en 2009, América Latina vio una posibilidad de cambio en su relación con el gran vecino del Norte.

El propio Obama prometió a sus pares latinoamericanos y caribeños una "alianza de iguales" en su primera Cumbre de las Américas, celebrada en Trinidad y Tobago en 2009, pero la realidad es que desde entonces la región ha ido perdiendo espacio en la política exterior estadounidense y al mismo tiempo el liderazgo de EE.UU. se ha ido reduciendo.

El presidente venezolano, Hugo Chávez, fallecido en 2013, fue el principal impulsor de una profundización de la integración regional que ha dado como fruto un mayor consenso en temas globales y consecuentemente un mayor peso de América Latina en la escena internacional.

Chávez también se empeñó en sacar definitivamente a Cuba del aislamiento al que se había visto condenada en su propia región cuando eran mayoría los Gobiernos alineados con EE.UU.

La insistencia en mantener el embargo comercial y las medidas de aislamiento de Cuba se convirtió en los últimos años en un obstáculo para que EE.UU. tuviera unas relaciones fluidas con América Latina, lo que se hizo evidente en la Cumbre de las Américas celebrada en Cartagena (Colombia) en 2013.

Además de anunciar el acuerdo con Castro para poner a los dos países en la senda de la amistad, Obama confirmó que en abril de 2015 asistirá en Panamá a la Cumbre de las Américas, a la que también ha sido invitada Cuba, por primera vez.

El sorprendente e histórico giro político anunciado hoy ha recibido el apoyo unánime de los países de América Latina, pero también ha suscitado críticas en los sectores conservadores de EE.UU. y en el exilio cubano, que lo ve como una claudicación ante la "dictadura" cubana. EFE

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