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¿Es el Presidente el Empleado del Mes?


Algo pasa con el Presidente que no logra la ecuación entre lo que hace y cómo aparece en las encuestas. No basta con la obsesión por el crecimiento sostenido. Esto pareciera que va más allá de hacer bien o mal la pega. Pareciera que es un tema personal.

Una conocida empresa de comida rápida exhibe con orgullo cerca de sus cajas y a la vista de todos sus clientes la imagen del “empleado del mes”. La imagen nos muestra a un “Juan Padilla”, chileno medio con cara sonriente y gozando de todos los que puedan ver su foto con el título “el empleado del mes”. Pareciera que todos aspiran a dicho prestigio y los clientes sienten que “la empresa” está de cabeza por ellos.

En el Gobierno “tácitamente” exhiben la misma fórmula todos los meses con bombos y platillos y con relativa eficacia. Recuerdo que fueron “empleado del mes” Golborne con el tema de los mineros; la ministra Smith con el “Post Natal”; los ministros Larraín y Mañalich en el 7% de los jubilados; el ministro Allamand con “Isla Juan Fernández”; la ministra Matthei con el caso “Paraguayos” y suma y sigue.

El “empleado del mes” se constituye entonces en una fórmula muy eficiente para este Gobierno a la hora de hacerlo memorable. Lo más curioso de todo es que el Presidente no haya ostentado nunca en su período hasta hoy este anhelado título del “Empleado del Mes” o de lo contrario las encuestas lo reflejarían y esto a mi modo de ver tiene una explicación.

Sebastián Piñera siempre ostentó el título del “Empresario del Mes”, título que lo catapultó hasta la presidencia, pero que no le sirve para ser considerado “el empleado del mes” en La Moneda. Esta vez el empleador es el pueblo y de alguna manera esta condición los ubica como dueños que exigen a sus empleados rendimiento. Dicho en otras palabras, Piñera es nuestro empleado y se ubicó justo en el blanco que más le puede incomodar a un empresario.

Es la vendetta del destino, que ve cómo el patrón se ubica en el lugar incorrecto, a tiro de cañón. No es lo mismo actuar codo a codo en el trabajo siendo el dueño que siendo el Presidente. De alguna manera la “gente” ve en “Piñera” la manera de “ningunear” y someter incluso al “bullying” a su odioso “jefe empresario imaginario”.

Es duro el destino, pero lo que en la campaña presidencial fue una fortaleza en el ejercicio de la presidencia es una debilidad, porque finalmente el efecto “Robin Hood” no opera. Sólo funciona cuando se es San Francisco de Asís lanzando las sedas por la ventana del negocio del padre, pero no para Piñera que proviene del modelo que tiene en jaque a un país sobre endeudado por el consumo y ansias de éxito (léase éxito como escape y no como logro).

El cálculo falló (hasta el momento) y se debe básicamente a este odioso karma que lleva sobre su espalda Sebastián Piñera, que además, le impide ubicarse en la pared a vista de todos sus clientes como el “Empleado del Mes”.

Ahora, en términos prácticos y dejando de lado el “estigma”, ¿El Presidente Piñera es o ha sido durante su Gobierno en algún momento el “Empleado del Mes”?

A lo menos convengamos que si fuera de verdad un empleado sería lo más parecido al “empleado del Mes”. El tipo prácticamente no duerme, el hombre sabe que sabe y se exige al máximo para llevar a esta empresa al mejor rendimiento. Trajo en un principio a los mejores empleados, los vistió de rojo para que se notaran y se puso el overol para transformar a La Moneda en el mejor local de comida rápida.

Quedó claro que el slogan de La Moneda ha sido “aquí se trabaja”, pero para el que manda hoy (el votante) lo considera su obligación y recordemos que no hace mucho (el elegido) fue “su Empleador Imaginario”. Entonces no sólo quiere que ahora trabaje duro, sino que lo quiere ver sufrir y trapeando el suelo.

Primero: “arréglame el pastelito del Terremoto”; segundo: “sácame a los mineros”; tercero: “si eres tan choro, no nos cobrí más por estudiar”;  cuarto: “apúrate”; quinto: “se te incendian los bosques”,

sexto: “¿y Aysén?… etc, etc.

Finalmente nos transformamos en lo mismo que tanto odiamos, en la vieja odiosa que trapea con la nana. Entonces cabe hacernos la pregunta ciudadanos ¿No nos convertimos de alguna manera en el “Resentido del Mes”?

En el inconsciente colectivo subsiste la idea que la Concertación representa a las nanas y la Derecha representa a quienes las explotan y ese es el problema Mr. President.

Conclusión: nunca el empleado del mes será el dueño del McDonald’s.

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