Fueron tres días los que alcanzó a estar en Chile la norteamericana Susan Segal –considerada por años la mano derecha del millonario y filántropo norteamericano David Rockefeller–, en su cargo de Directora del Council of the Americas. El Council es la institución más influyente desde los años 70 en América Latina, por haber liderado en la década de los 90 el Consenso de Washington, responsable de las políticas neoliberales y de las privatizaciones de empresas públicas en países como Argentina, Perú, Ecuador y Chile. El Council sería clave también para defender las políticas de libre comercio, esto al involucrarse directamente en los TLC de algunos países con los Estados Unidos.
Pero, lo que para algunos es una casualidad, es decir, que Segal aterrizara una semana antes de que Bachelet arribara a Washington junto a Andrónico Luksic, Roberto Angelini y Jorge Marín, para otros no es más que producto del buen timing con que funciona el Departamento de Estado y sus aliados, entre los cuales está el mismo Rockefeller, quien no pudo acompañar a Segal a Chile por la trágica muerte de su hijo el mismo día de su cumpleaños número 99, algunas jornadas atrás.
Durante estos tres días en Chile, su influyente agenda la llevaría a participar en comidas y conferencias con los ministros Heraldo Muñoz, Máximo Pacheco, Luis Felipe Céspedes, Alberto Arenas, además del ex senador Camilo Escalona y el patriarca del diario El Mercurio, Agustín Edwards, considerado el mejor amigo de Rockefeller. Ambos veranean todos los años en el mes de febrero en la Isla de Edwards del Lago Ranco. Segal, además, tuvo reuniones con Jorge Errázuriz, socio de BTG Pactual, Arturo Tagle, CEO del Banco Chile, y la directora de la Cepal, la mexicana Alicia Barcena.
Este viaje vendría a cerrar una vez más la estrecha relación que mantienen Susan Segal y Michelle Bachelet, quien en el año 2009 recibiría de manos de la norteamericana la Insignia de Oro, el reconocimiento más alto del Council of the Américas a quienes contribuyen a mejorar las relaciones empresariales entre los Estados Unidos y los países latinoamericanos. Esa ceremonia se llevó a cabo en el salón principal del edificio de tres pisos, en pleno Park Avenue de Nueva York, que pertenece a David Rockefeller.
