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Opinión: suda América por la Copa, la realidad de Chile con los ojos del fútbol

Opinión: suda América por la Copa, la realidad de Chile con los ojos del fútbol

El torneo sudamericano será un espejo genuino del país en la cancha y fuera de ella, con sus marchas, conflictos y aspiraciones de cada día. En el estadio y la calle, a corazón abierto.


La Copa América nos invita desde este jueves a vivir un “banquete” de fútbol y estridencia mediática que vuelve a Chile después de 24 años desde la última vez (1991) en que los ojos de Sudamérica se proyectaron con cierto interés más acá de la cordillera.

Como siempre, habrá miradas diversas para un mismo fenómeno que -ya no hay discusión- desborda largamente la dimensión de una cancha y consagra su transversalidad en un país que, en definitiva, modificará su rutina nacional durante casi un mes.

La presencia de Lio Messi y Neymar Júnior, como estrellas refulgentes de esta suerte de “mundialito”, potencia la cobertura internacional y expone la realidad chilena al escáner de quienes nos observan desde el extranjero con atención y curiosidad crítica. “Los partidos de Venezuela o Brasil nos interesan una vaina. Lo que queremos es mostrar cómo viven la Copa y su realidad diaria los chilenos”, comentaba hace días una extrovertida productora venezolana de Telesur, instalada en un hotel de Providencia junto al numeroso equipo técnico que saldrá a la calle a buscar esa historia real que no se juega en la cancha.

Y es lo propio que anima a Fox, ESPN, Eurosport o las demás cadenas deportivas, que saben fehacientemente que la Copa América actual trasciende de los vestuarios u hoteles lujosos de concentración y se funde con los temas de la agenda pública y las manifestaciones comunes de la gente.

Este martes, por ejemplo, el arquero Claudio Bravo debió elevar su voz ante los micrófonos en la conferencia de prensa que se realizaba en Juan Pinto Durán II, incomodado por los gritos y consignas de un combativo grupo de profesores en paro que manifestaron en la calle Las Torres, aprovechando la nutrida presencia de canales y enviados especiales. Incluso, se atrevió a rozar un tema siempre urticante para los jugadores –“no hablamos de religión ni política”, declaró sin pudores Gonzalo Jara-, cuando el portero del Barcelona sostuvo que “hay otros que tienen más presión que nosotros, como esa gente que con su sueldo no alcanza a llegar al fin de mes”.

Esa imagen del trabajador huelguista, del estudiante en protesta, del mapuche en toma son escenas del Chile cotidiano que saldrán por satélite como valioso contexto de un torneo de fútbol tan singular y llamativo como tantos otros.

Paradójicamente, la misma dinámica del torneo sudamericano invadirá la pauta de los medios nacionales y probablemente los casos más controvertidos que coparon portadas en el periodo reciente -Penta, SQM y Caval, entre otros- disfrutarán de una pausa en que los pases de Messi, las genialidades de Neymar o las florituras de Alexis serán más relevantes que los juicios en marcha por las boletas o pagos irregulares. Y en rigor, la experiencia enseña que los reflejos de nuestro país serán más genuinos afuera que en el televisor propio…

Más que sólo una cita deportiva sin fronteras, la Copa representa una “ventana” de Chile hacia la curiosidad del mundo cercano. Y, de pronto, un gol perdido por la Roja no tendrá la misma repercusión que otras imágenes domésticas de un país con azares propios, que pone la “casa” para la fiesta y, al fin, también abre su corazón e intimidad al juicio de todos los invitados…

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