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Lo que esconde el hueso que pelean Muñoz y Valdés

Pugna despierta un debate pendiente en el ámbito de la seguridad nacional. Debería tomar vuelo en la agenda electoral, tal cual está posicionado en los EE.UU., como tema clave en la elección presidencial.


La frase del Embajador Muñoz ("no hay que despertar perros durmiendo"), va a permanecer como una de las expresiones del año. La posible polémica entre dos Embajadores "peso pesado", como Muñoz y Valdés (éste último, quien corroboró que hubo espionaje en la sede chilena de la ONU), fue aplacada y puesta en el archivo por las implicancias que pudiera haber tenido la apertura de un debate pendiente, en el ámbito de la seguridad nacional.



Por ahora el debate está postergado. Aún así, con el acoso que recibe Chile en las dos puntas, por el Norte, Bolivia, y por el sur a través del sospechoso ecologismo transnacional de Tompkins y varios más, el tema de la inteligencia, como una función clave en el Estado, aparecerá con menos intermitencia, y volverá al tapete, tan cual está posicionado en los EE.UU., como tema clave en la elección presidencial.



Sin pecar de ingenuos, en un país de las dimensiones de Chile, más vale abrir parte de la caja de pandora para que no explote y tome algo de aire, en un mundo donde las cartas están echadas y donde los secretos buscan rincones ocultos que no existen.



"Todo fue exagerado y el tema no merece más discusión. Hay cosas más importantes para preocuparse en el país", dijo a El Mostrador.cl un funcionario de la Concertación, que no deseó divulgar su nombre.



En las autoridades máximas del Gobierno, incluyendo el Jefe de Estado, y en el ambiente político, hubo inclinación por acabar con el tema allí. "Una entrevista desafortunada (la de Valdés) y una reacción un poco destemplada (Muñoz)", como lo definió un político de la Concertación, que tampoco quiso entregar su nombre.



Sea por el periodo de semiparalización del verano o porque el tema de inteligencia y espionaje por definición, no es conversable o divulgable, excepto en sus generalidades más diluidas, el dossier de información y análisis sobre el tema, depende de la voluntad de unos pocos que se atreven a opinar del tema.



"Con Chile acosado por el Norte (Bolivia) y por el Sur (Tompkins y otros empresarios internacionales), la entrevista del diario español no podría ocurrir en un tiempo más desafortunado. Pero por otro lado, no me convenzo de que el Embajador Valdés no haya querido decir algo. Lo peor es que la información que se maneja no puede ser puesta al conocimiento del público y nadie puede decir nada", nos dice otros de los innombrables.



Guerra fría, sin cuco comunista

A juzgar por la invitación cursada, a la última Conferencia de Davos, al profesor Hutington, célebre por posicionar el tema del "choque de civilizaciones", hay un aparente consenso en aceptar este concepto. Satisface la carencia de encontrar otro motivo para formar un frente común. Es así como Irak y sus colaterales, es el fenómeno que marca los tiempos y los estilos en la toma de decisiones.



A pesar que en una convención adscrita informalmente se decretó el fin de la Guerra Fría, hace más de 10 años, un elemento esencial sobre el cual se basa la seguridad del Estado, la inteligencia, se sigue manejando en códigos de la seguridad nacional amenazada por el peligro nuclear.



El nuevo mantra de las conferencias internacionales que buscan protección de las múltiples amenazas, que no están asociadas necesariamente a las redes terroristas, no ha producido políticas de protección más acordes con los códigos que se practican en el área económica: mayor libertad y menos secretos y fronteras.



Algo no funciona en la asimetría entre la libertad a que se aspira en el mundo económico, y el cada vez más sofocante en el ámbito de la seguridad.



Y no se le puede echar la culpa de todos los males al mundo islámico o al peligro amarillo de los años ’50. Algo no funciona al interior de las sociedades que no logran resolver esta contradicción esencial.



Dos advertencias



Lo que quiso decir el ex ministro de RR.EE. de Chile -Embajador en Argentina, cientista político, con un postgrado en Princeton y conocedor del modus operandi del estado estadounidense-, se verá en el tiempo.



En cambio, lo que hizo el otro postor en la polémica desinflada con la paralización de algunas actividades del verano hemisférico -el Embajador ante la ONU, Heraldo Muñoz, también conocedor profundo del ámbito estadounidense y con postgrados de Universidades del mismo país-, fue lanzar una severa advertencia.



Sin embargo, las palabras de ambos tienen sentidos y orientaciones diferentes.



Un análisis somero de la información que emerge de las investigaciones llevadas a cabo, en el Reino Unido y en los EE.UU., sobre el tema Irak, es el marcado blindaje político y mediático de las autoridades involucradas en decisiones clave.



Todo indica que estamos frente a una situación donde se han revelado sistemas de inteligencia altamente vulnerables, que luchan contra imponderables de su propia creación, como es la diversidad de organismos y la carencia de centralización.



Hay varias opiniones. Una es la Mike Tinny -especialista en análisis de seguridad internacional- que ha colaborado antes con El Mostrador. Sostiene que ante la amenaza nuclear, que era única, se justificaba hasta cierto punto que varias agencias protegieran a los países de la Otan y principalmente el fenómeno de los EE.UU.



"El Reino Unido inclusive se desprendió, en plena Guerra Fría, de un sistema único de inteligencia y empezaron a surgir otras agencias. El enemigo había sido identificado, y era claramente uno solo y sus aliados. Ahora se pisa un terreno que no está definido y hay que volver a la centralización y eliminar factores de distorsión o permeables. Pongamos el ejemplo del negocio de las armas y de las drogas. Quién puede asegurar que una parte de los enemigos y las redes a las cuales hay que combatir para la seguridad global, no estén instalados dentro del sistema".



Un dossier en formación



En un sistema de información y análisis que debe abordar un escenario menos rígido y más multidimensional, que en el de la Guerra Fría, basado en evitar el holocausto nuclear, la tentación de mantener estructuras conocidas y estilos de trabajo ya probados, prevalece sobre la necesidad de hacer un punto de quiebre. Y nadie está preparado para asumir las responsabilidades de una urgente reforma.



Todavía la seguridad nacional, y en eso se incluye las tareas de la inteligencia, deberá ser parte de las agendas de los políticos, en la búsqueda de cargos públicos a la hora de ser elegidos.

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