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Negocian libertad vigilada a destacado agente de Al Qaeda en Londres

En lugar de ponerle en libertad o acusarle oficialmente de un delito concreto, las autoridades británicas intentaron entonces deportarle a Argelia.


Un individuo a quien las autoridades judiciales británicas presentan como uno los más importantes agentes de la organización terrorista Al Qaeda en Europa podría ser puesto en libertad vigilada la próxima semana en el Reino Unido ante la imposibilidad de deportarle, según el diario «The Times».



El preso, un argelino de 45 años, veterano de los campos de entrenamientos de Al Qaeda en Afganistán, a quien sólo se conoce por la letra U, podría salir bajo fianza y abandonar así el ala de alta seguridad de la cárcel de Long Lartin en el que está interno.



Según el periódico, en abril de este año el Tribunal de Apelaciones dictaminó que el preso debía ser liberado y, desde entonces, sus abogados y las agencias británicas de seguridad han estado negociando las condiciones de su liberación y las restricciones de movimientos que se le impondrán para su permanencia en el Reino Unido tan pronto como salga de la cárcel.



Las autoridades quieren aplicarle condiciones más duras que las impuestas al clérigo radical Abu Qatada, puesto en libertad la pasada semana y a quien no se permite abandonar su domicilio más que durante dos horas al día.



Las agencias de seguridad se niegan también, según el periódico, a que U se instale en Londres tras salir de prisión porque tiene allí muchos contactos con grupos integristas islámicos.



Quieren obligarle asimismo a llevar continuamente un dispositivo electrónico para poder vigilar sus movimientos las cuatro horas del día y prohibirle el acceso a internet y a la telefonía móvil.



Mientras que Abu Qatada es un predicador que ha tratado de justificar y fomentar la Yihad (guerra santa), se cree que el argelino es un líder terrorista que reclutó y entrenó a militantes de Al Qaeda.



U, que se ha ganado en la cárcel la reputación de ratón de biblioteca, llegó al Reino Unido en 1994 y solicitó asilo político argumentando que había sido objeto de torturas en su país.



Según la Comisión Especial de Apelaciones sobre Inmigración, entre 1996 y 1999 estuvo en el campamento de entrenamiento de Jalden, en Afganistán, donde formó a una célula de terroristas norteafricanos a quienes se encargó de exportar la yihad a Occidente.



Posteriormente regresó a Londres y dirigió sus operaciones desde la mezquita de Finsbury Park, que estaba entonces bajo el control del imán radical Abu Hamza al-Masri, y mantuvo estrecho contacto con Abu Qatada.



El juez británico Duncan Ouseley le acusó de «tener contactos extremistas islámicos dentro y fuera del Reino Unido», haber «cohesionado a los extremistas argelinos» radicados en este país y «estrechado los vínculos con las instalaciones de entrenamiento de terroristas en Afganistán y Pakistán».



El supuesto terrorista argelino fue detenido en febrero de 2001 en el aeropuerto londinense de Heathrow cuando se disponía a subir a un avión con rumbo a Arabia Saudí provisto de un pasaporte falso.



En lugar de procesarle, las autoridades británicas accedieron a una solicitud de extradición presentada por Estados Unidos después de que uno de sus reclutas le implicase en un complot para atentar contra el aeropuerto de Los Ángeles.



El informante, un tal Ahmed Ressam, debía haber sido el principal testigo de cargo contra U, pero retiró sus acusaciones en 2003 y dos años más tarde, Estados Unidos renunció también a su solicitud de extradición.



En lugar de ponerle en libertad o acusarle oficialmente de un delito concreto, las autoridades británicas intentaron entonces deportarle a Argelia.



En un memorándum enviado a Argelia se describía a U como un individuo «relacionado directamente con Osama bin Laden y otros dirigentes de Al Qaeda» y se le acusaba de «haber apoyado a terroristas, incluidos los que intentaron atentar contra el mercadillo de Navidad de Estrasburgo en 2000 y un anterior complot contra el aeropuerto de Los Ángeles».



Los jueces de la Comisión Especial de Inmigración rechazaron por todo ello su recurso contra la deportación a Argelia, pero, al igual que en el caso de Abu Qatada, el Tribunal de Apelaciones revocó esa decisión y dictaminó que, si no se le podía deportar, tampoco había motivos legítimos para mantenerlo detenido indefinidamente.



EFE

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