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Tres tripulantes de ballenero japonés heridos por ecologistas en la Antártica

El suceso ocurrió el jueves durante un enfrentamiento entre cuatro embarcaciones niponas y dos buques de activistas medioambientales en las gélidas aguas del continente helado.


Tres tripulantes de un ballenero japonés resultaron heridos por ácido corrosivo lanzado por los ecologistas que protestan contra sus actividades en aguas de la Antártica, informaron este viernes fuentes niponas.

Los marineros resultaron afectados en sus ojos y rostro a raíz de la agresión, según Glenn Inwood, portavoz del Instituto Japonés de Investigación de Cetáceos, quien señaló que los activistas iban en un barco de la organización conservacionista Sea Shepherd.

Por su parte, los ecologistas confirmaron que tiraron al pesquero ácido pero dijeron que no era tóxico.

El suceso ocurrió el jueves durante un enfrentamiento entre cuatro embarcaciones niponas y dos buques de activistas medioambientales en las gélidas aguas del continente helado.

Los conservacionistas primero intentaron bloquear el timón de los pesqueros para averiar el motor, luego apuntaron a los tripulantes con un láser cegador y finalmente lanzaron bombas fétidas y el ácido corrosivo, denunciaron los balleneros.

Desde hace dos años, los ecologistas persiguen a los pesqueros nipones para sabotear sus actividades en la Antártica, donde están autorizados a cazar una cuota anual de ballenas para estudiarlas con «fines científicos», según el gobierno japonés.

Australia y Japón estuvieron a punto de una crisis diplomática en 2009, cuando un juez australiano decidió que era ilegal capturar cetáceos en la reserva marina declarada por Camberra en el continente, cuya soberanía no reconoce Tokio.

Poco después, un barco del Departamento de Aduanas australiano vigiló y filmó durante semanas las actividades de los balleneros nipones, que fueron atacados en numerosas ocasiones por ecologistas de Australia y Nueva Zelanda.

La Comisión Ballenera Internacional condena la actividad de los pesqueros japoneses, pero Tokio lo ignora y además exige que se levante la moratoria vigente para permitir capturas de cetáceos en pequeña escala.

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