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Muere Juan María Bordaberry, artífice de la dictadura uruguaya de los años 70

Bordaberry falleció acompañado por su numerosa familia en horas de la madrugada de hoy a causa de una afección cardiorespiratoria que ya padecía desde hacía un tiempo y será enterrado hoy mismo en un cementerio de la capital sin que se realice un velorio y sin recibir honores de Estado, confirmaron a Efe fuentes de la familia.


Juan María Bordaberry, el presidente uruguayo que suprimió las instituciones democráticas en 1973 y abrió la puerta a una dictadura que se prolongó hasta 1985, murió hoy a los 83 años de edad en su domicilio de Montevideo, donde cumplía condena por los delitos de lesa humanidad cometidos bajo su mandato.

Bordaberry falleció acompañado por su numerosa familia en horas de la madrugada de hoy a causa de una afección cardiorespiratoria que ya padecía desde hacía un tiempo y será enterrado hoy mismo en un cementerio de la capital sin que se realice un velorio y sin recibir honores de Estado, confirmaron a Efe fuentes de la familia.

Entre los presentes en los últimos momentos del político se encontraba su hijo, el senador de la República y líder del Partido Colorado, la tercera fuerza política en el Parlamento uruguayo, Pedro Bordaberry, que declinó hacer comentarios sobre la muerte de su padre.

El ex mandatario, productor rural en su juventud, firmemente católico y muy conservador, accedió al poder como representante del Partido Colorado en las polarizadas elecciones generales de 1971, las últimas libres realizadas en el país hasta el regreso de la democracia en 1985.

Cuando asumió el cargo, en 1972, el país se encontraba inmerso en una fuerte crisis económica y enfrentaba las acciones de la guerrilla tupamara, una organización que, sin embargo, ya se encontraba al borde de la desaparición.

Aliado con sectores militares y conservadores, el 27 de junio de 1973 Bordaberry decretó la disolución de las cámaras, declaró ilegales los partidos políticos y otorgó más poderes al estamento castrense, dando inicio así a una dictadura que se prolongaría hasta 1985.

Durante este proceso de dictadura cívico-militar, el mandatario propuso crear un sistema político de inspiración franquista que suprimía los partidos políticos, algo que los militares, cada vez con mayor poder, no aceptaron.

Poco a poco Bordaberry fue perdiendo apoyos entre los golpistas y en 1976 los militares decidieron destituirlo del cargo de presidente y lo sustituyeron por otro civil, Alberto Demicheli, momento en el cual quedó alejado de la vida política y se dedicó a su trabajo como estanciero y productor rural.

En ese período de gobierno Bordaberry fue, según la Justicia, un agente más del «Plan Cóndor» desarrollado por las dictaduras de América Latina para eliminar a sus opositores y estuvo implicado en varios casos de violaciones a los derechos humanos.

Tras el regreso de la democracia, Bordaberry quedó protegido por la Ley de Caducidad, que impide juzgar en Uruguay los delitos cometidos en esa época sin una autorización del Poder Ejecutivo.

Sin embargo, la llegada al poder del izquierdista Frente Amplio en 2005 permitió reabrir el caso del asesinato en Buenos Aires en 1976 de los legisladores uruguayos Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz, así como de los ex tupamaros Rosario Barredo y William Whitelaw.

Así, en 2006 Bordaberry tuvo al fin que comparecer ante la Justicia acusado de «dar órdenes, facilitar los medios y asegurar la impunidad de estos hechos».

Junto a esos delitos también comenzó un proceso contra el ex dictador por atentado a la Constitución, nueve crímenes de desaparición forzada y otros dos asesinatos.

En un hecho inédito en la historia de Uruguay, el 16 de noviembre de 2006 Bordaberry fue arrestado y procesado con prisión.

Un año más tarde, en 2007 y debido a su precario estado de salud, le fue concedido el arresto domiciliario, condición en la que recibió en 2010 dos condenas a 30 años por esos delitos.

Entre las primeras reacciones a la muerte de Bordaberry estuvo la del senador y presidente del Partido Nacional, histórico rival del Partido Colorado, Luis Alberto Heber, quien consideró en declaraciones a los medios uruguayos que esta muerte apunta hacia el fin «de una generación que generó enfrentamientos y radicalización de ideas en Uruguay».

Por su parte, el senador del izquierdista Frente Amplio Carlos Baraibar se limitó a enviar sus condolencias a su compañero en el senado Pedro Bordaberry y pidió descanso para el fallecido, «más allá de que su historia fue y será juzgada por los uruguayos».

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