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Cómo el equilibro de poderes en Estados Unidos está haciendo añicos los planes de Donald Trump

Cómo el equilibro de poderes en Estados Unidos está haciendo añicos los planes de Donald Trump

Concebidos hace siglos, los mecanismos que buscan evitar que una rama del gobierno concentre demasiado poder muestran vigencia actual en Washington, donde ponen claros límites al presidente estadounidense.


Donald Trump está descubriendo de la forma más dura que el hecho de presidir la mayor potencia mundial está lejos de permitirle salirse siempre con las suyas.

El mandatario estadounidense tuvo el viernes su mayor derrota desde que asumió en enero, al naufragar su plan para abolir el Obamacare, la reforma sanitaria de su antecesor, Barack Obama.

Era algo que había prometido que haría. Sin embargo, le faltó el apoyo necesario en el Congreso.

Antes de eso, Trump ya había sufrido dos reveses importantes con su decisión de vetar la entrada a Estados Unidos de gente de determinados países musulmanes y refugiados.

Firmó una orden ejecutiva para lograrlo en enero, pero fue bloqueada por la justicia. Emitió una nueva orden corregida a inicios de este mes… y volvió a ser detenida por jueces federales.

Para comprender semejantes fracasos se han señalado varios motivos, desde la falta de experiencia gubernamental del mandatario, hasta el desorden o las batallas al interior del oficialismo.

Pero hay algo anterior a todo esto que también puede explicar los problemas de Trump, un mecanismo que data de siglos y sin embargo parece moverse de modo aceitado ahora en Washington: los controles y contrapesos de poder.

La propuesta de reemplazar «Obamacare» es muy controvertida en Estados Unidos.

Traspié en el Capitolio

Basado en la idea anglosajona de checks and balances y pensado por Montesquieu, el principio de controles y contrapesos busca prevenir que alguna de las tres ramas de gobierno concentre demasiado poder, con límites que le imponen las otras.

Los padres fundadores de EE.UU. utilizaron esa idea como un pilar de la organización del Estado, siempre con el objetivo de garantizar la libertad e impedir la tiranía.

Varios preveían que este mecanismo pasaría por una prueba especial bajo la presidencia de Trump, a quien suelen atribuirle impulsos autoritarios y actitudes populistas, xenófobas, anti establishment.

Pero otros señalan que hasta ahora prevalece en EE.UU. el viejo sistema constitucional, estrechamente asociado a la separación de poderes.

Pese a tener mayoría del Partido Republicano de Trump, la Cámara de Representantes desobedeció las presiones de la Casa Blanca para eliminar el Obamacare.

«El hecho de que el presidente quiera que se apruebe una determinada ley no garantiza que eso vaya a ocurrir, aun cuando su propio partido controla (el Congreso)», dice William Galston, experto en política estadounidense de la Institución Brookings, un centro de análisis en Washington.

«La Constitución sigue funcionando del modo en que fue diseñada para que funcione», añade en diálogo con BBC Mundo.

Ante la perspectiva de una inminente derrota, Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representantes, convenció a Trump de no presentar el proyecto a votación.

Otros límites

Varios observadores creen que el motivo principal de ese fracaso de Trump fueron las disputas ideológicas y de poder en filas republicanas.

Pero el presidente culpó rápidamente por este fracaso a la oposición demócrata, a la cual probablemente deberá convencer para nuevos proyectos legislativos si sigue la rebelión republicana.

Lo cierto es que Trump luce ahora más débil que antes de su traspié en el Capitolio. O, al menos, los límites de su poder parecen más claros.

Y dentro de esos límites hay que incluir las investigaciones que realizan el Congreso y el FBI sobre la posible interferencia de Rusia en las elecciones presidenciales de 2016. En esta última, el Fiscal General, Jeff Sessions, debió declararse impedido a participar de la investigación.

También hay que tener en cuenta la vigilancia de los medios, con trabajos periodísticos como los que concluyeron con la renuncia de Michael Flynn como asesor de Seguridad Nacional del gobierno por sus contactos con Rusia.

El peso de la justicia

Otrora asesor del expresidente Bill Clinton, Galston cree que la suspensión del veto migratorio de Trump por parte de la justicia también mostró la vigencia de los controles y contrapesos.

«Hemos visto que los tribunales federales han rendido juicios independientes, que al presidente y al Poder Ejecutivo no le gustan. Pero el presidente no ignoró las órdenes de los tribunales; las acató», destaca el experto.

Tras la primera suspensión de su orden para prohibir el ingreso a EE.UU. de ciudadanos de siete países de mayoría musulmana, Trump acusó a los tribunales de ser «políticos».

Las ordenes ejecutivas de Trump para prohibir el ingreso de ciudadanos de siete países de mayoría musulmana tiene apoyo en sectores de EE.UU.

Pero un juez federal de Virginia determinó el viernes que el segundo veto migratorio de Trump —corregido respecto al primero, para superar desafíos legales— estaba dentro de sus potestades como presidente.

Esto contradijo la opinión previa de jueces federales de Hawái y Maryland, cuya decisión de suspender la orden de Trump continúa vigente, y plantea la perspectiva de que el tema termine resolviéndose en la Corte Suprema.

Por otro lado, el Senado aún debe votar la nominación que Trump hizo del juez Neil Gorsuch para integrar la Corte Suprema, algo que podría inclinar la balanza del máximo tribunal a favor de la línea conservadora.

Miembros de la oposición demócrata han indicado que piensan bloquear la confirmación de Gorsuch, accionando un procedimiento de «filibuster» (retrasar la votación con discursos para que expire el período de debate y voto), el cual sólo puede ser derribado con 60 votos en 100, una mayoría especial que los republicanos no tienen.

Hay quienes advierten que si eso ocurre los republicanos podrían alterar o eliminar esa regla del Senado, para que la confirmación de Gorsuch sea sólo por mayoría simple, usando la denominada «opción nuclear».

«Esto tiene el potencial de cambiar o remover permanentemente uno de los controles y contrapesos en nuestro sistema, que es el filibuster», sostiene James Campbell, profesor distinguido de ciencia política en la Universidad de Búfalo.

«Los demócratas están jugando con fuego con esto. Es una parte del sistema que es inusual, en el sentido de que la regla ayuda a la minoría, pero depende de la mayoría cambiarla y no es parte de la Constitución», agrega en diálogo con BBC Mundo.

Los demócratas pueden utilizar el método del «filibuster» para retrasar la elección de Neil Gorsuch a la Corte Suprema, pero esto se puede volver en su contra. En la imagen campaña de los demócratas para reducir el «filibuster» en el Congreso de EE.UU. cuando lo usaban los republicanos.

Retos

Otra pregunta abierta es hasta dónde irán el Congreso y el FBI en sus investigaciones de los vínculos entre miembros de la campaña de Trump y Rusia.

Todo indica entonces que el sistema de controles y contrapesos pronto podría enfrentar nuevos retos.

Pero muchos consideran que las primeras 10 semanas de gobierno de Trump dejaron lecciones claras sobre los límites del poder para un presidente que, antes de asumir, lideraba un enorme grupo de compañías privadas con su nombre.

«El señor Trump ha tenido una educación muy rápida», concluye Galston, «sobre la diferencia entre ser el CEO de una empresa de familia y ser el presidente de Estados Unidos».

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