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7 factores decisivos que convirtieron a Vladimir Putin en el hombre más poderoso de Rusia

7 factores decisivos que convirtieron a Vladimir Putin en el hombre más poderoso de Rusia

El actual presidente lleva casi dos décadas en el poder y aspira a ser reelegido en las elecciones que se celebran este domingo. En BBC Mundo analizamos los momentos clave que transformaron a un oscuro exagente de la KGB en el hombre más poderoso de Rusia.


El presidente Vladimir Putin parece haber convencido a los rusos de que es indispensable e irremplazable.

En palabras de su vicejefe de gabinete, Vladimir Ostrovenko, «si no hay Putin no hay Rusia».

¿Pero cómo logró el delfín de Boris Yeltsin (el primer mandatario ruso tras la caída de la Unión Soviética) llegar a este punto? ¿Cómo pasó Putin de ser un oscuro agente de la KGB a ser el hombre más poderoso de Rusia?

En el siglo XXI el país sólo ha tenido una figura dominante. Putin ha sido primer ministro (1999), presidente (2000-2008), otra vez premier (2008-2012), reformó la Constitución para extender de cuatro a seis años el mandato de los jefes de Estado y regresó a la presidencia en 2012.

Es uno de los líderes rusos que más tiempo ha estado en el poder. Y es probable que continúe en el Kremlin hasta 2024, ya que todo apunta a que será reelegido en los comicios de este domingo.

En BBC Mundo te explicamos los factores clave que determinaron el ascenso político de Putin, a quien algunos ya llaman «el nuevo zar de Rusia».

1. Gran ambición

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Vladimir Putin fue criado junto a sus dos hermanos en un humilde apartamento compartido con otras dos familias en su ciudad natal de Leningrado (hoy San Petersburgo) durante la posguerra. Vivió en la misma habitación que sus padres hasta los 25 años.

En Rusia afirman que sufrió la pobreza y la escasez de alimentos, pero que aun así desarrolló una gran ambición por triunfar.

El joven Putin estudió leyes en la Universidad Estatal de San Petersburgo y, luego de graduarse en 1975, se enroló en la KGB, su primer escalón hacia el Kremlin.

Boris Yeltsin y Vladimir PutinDerechos de autor de la imagenALEXANDER NEMENOV

2. Presidente por sorpresa

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El 31 de diciembre de 1999, el presidente Boris Yeltsin, quien por entonces enfermo, anunció su repentina renuncia.

Con inteligencia, Putin ya se había posicionado políticamente para ser el primero en la línea de sucesión y asumió como mandatario interino, cargo en el que fue ratificado con su victoria en las elecciones presidenciales de marzo de 2000.

Los oligarcas que habían tomado control de la economía gracias a la liberalización impulsada por Mijaíl Gorbachov («Perestroika») en el último tramo de la Unión Soviética y los reformistas que respaldaban a Yeltsin se mostraron complacidos con el nuevo jefe de Estado: creían que este personaje salido de las sombras sería maleable.

Sin embargo, con el tiempo se darían cuenta de que estaban equivocados.

Vladimir GusinskyDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES

3. Control de los medios de comunicación

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El editor del Servicio Ruso de la BBC, Famil Ismailov, recuerda que Putin tomó control de los medios de comunicación pocos meses después de asumir el poder, lo que tomó por sorpresa a los oligarcas y a la vieja guardia del Kremlin.

De este modo el gobierno se aseguró un manejo efectivo de la información: por ejemplo, para deshacerse de críticos como el magnate de los medios Vladimir Gusinsky; filtrar lo que se decía sobre la guerra en Chechenia; «inflar» los índices de popularidad; proyectar una imagen grandilocuente de la nueva Rusia y su líder, y señalar a los «enemigos del Estado».

La primera víctima fue el canal independiente NTV de Gusinsky, en 2000. Tenía una audiencia de100 millones de televidentes y una cobertura que alcanzaba el 70% del territorio ruso. Le siguieron muchos otros medios, incluyendo periódicos y revistas.

Actualmente hay 3.000 emisoras de televisión en el país. La mayoría de ellas no cubren noticias políticas y, cuando lo hacen, son sometidas a un estricto control del gobierno.

Un medio internacional, RT, difunde la línea del Kremlin a nivel global, incluso con un canal en castellano.

El periodismo independiente quedó marginado a internet, como es el caso de TV Rain/Dozhd.

Mijaíl KhodorkovskyDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES

4. Guerra abierta contra los oligarcas

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Vladimir Gusinsky no fue el único oligarca al que el «putinismo» le declaró la guerra.

Según el documental de la BBC «El nuevo zar», Putin había visto con sus propios ojos cómo los magnates se volvieron «demasiado» influyentes durante el gobierno de su predecesor, Boris Yeltsin.

De modo que decidió tomar control sobre ellos antes de que ocurriese lo contrario.

Así fue como cayeron en desgracia oligarcas de altísimo perfil como el lobbyista y dueño de múltiples empresas Boris Berezovsky (2000) y el propietario del gigante petrolero Yukos, Mijaíl Khodorkovsky (2003), entre otros. Acusados de corrupción, fueron encarcelados o bien forzados al exilio.

Khodorkovsky se refugió en Suiza en 2013, año en el que Berezovsky fue hallado muerto en circunstancias sospechosas en su casa en Reino Unido.

En documental de la BBC explica que los grandes conglomerados y negocios que dejaron los oligarcas pasaron a manos de hombres de confianza de Putin, quien acrecentó su popularidad gracias a su enfrentamiento con los magnates.

Putin junto al ministro de Defensa Sergei Shoigu y al patriarca Kirill, jefe de la Inglesia Ortodoxa Rusa.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES

5. «Tu Rusia es mi Rusia»

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Analistas políticos e internacionales coinciden en que Putin se ha esforzado por crear la imagen de una «gran Rusia«, fomentando el nacionalismo y apoyándose en el poder militar y religioso.

Su idea es forjar una identidad rusa sólida entre la gente común, desde Kaliningrado hasta Vladivostok, para que sus gobernados se sientan orgullosos de los que son y de lo que comparten.

Asimismo, Putin se muestra como un hombre fuerte que está cerca de la cúpula militar, pero también de la Iglesia Ortodoxa Rusa, que es la autoridad moral del país. Y esto le ha dado más respaldo popular.

Proyecta la imagen de una Rusia muscular con un líder con músculo, que no se doblega ante la presión internacional.

Según los analistas del Servicio Ruso de la BBC, los medios de comunicación controlados por el Kremlin difunden el mensaje de que Putin cuida a su propia gente y no va a permitir que le digan lo que tiene que hacer.

Vladimir Putin pescandoDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES

6. Doctrina de la «democracia controlada»

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El profesor Samuel Greene, director del Instituto de Rusia del King’s College de Londres, le explica a BBC Mundo que esta doctrina le ha permitido a Putin mantener a raya a la disidencia.

Además de controlar los medios de comunicación, la «democracia controlada»consiste en crear un «sustituto» de la sociedad civil, estableciendo y financiando grupos que ocupen el espacio público y político para prevenir el florecimiento de organizaciones de oposición, dice Greene.

Con una red de grupos leales, el «putinismo» se ha asegurado de que, si se produce algún tipo de levantamiento disidente, es capaz de movilizar rápidamente a sus simpatizantes para ocupar la Plaza Roja antes de que lo haga la oposición.

Otro elemento de la «democracia controlada» es la llamada «competencia dirigida«, según Greene.

«La idea es que los rusos tengan la sensación de que viven en un país democrático, pueden participar y tienen opciones como en otros procesos políticos ‘normales’ en el mundo».

El experto del King’s College de Londres sostiene que, para conseguirlo, el círculo de Putin ha trabajado mucho en el manejo de las relaciones con los principales partidos en la Duma (el Parlamento).

Por ejemplo, ha organizado reuniones políticas frecuentes con los líderes partidarios para dejarles en claro cómo pueden competir y cómo no, sobre qué asuntos pueden hacer campaña y sobre cuáles no, y la forma como pueden o no recaudar dinero.

«De esta manera se ha asegurado la lealtad de los partidos al Kremlin«, concluye Greene.

Bombardeos en Alepo, SiriaDerechos de autor de la imagenGETTY

7. Guerra «no lineal»

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Este concepto ha estado en la base de las dos mayores intervenciones militares de Putin en los últimos años: Ucrania (2014) y Siria (a partir de 2015).

Oficialmente, Moscú justificó la primera afirmando que era para «proteger los intereses rusos» en territorio ucraniano, mientras que de la segunda dijo que era en respuesta a un pedido de ayuda del presidente Bashar al Asad -aliado ruso- para combatir a grupos rebeldes y yihadistas.

Las operaciones de Rusia en Ucrania y Siria, que han sido descritas por los analistas internacionales como ejemplos acabados de «guerra no lineal», han desorientado a la comunidad internacional y le han permitido a Moscú «salirse con la suya» en acciones consideradas como agresiones, según le comenta a BBC Mundo Roy Allison, profesor de Estudios Rusos y de Europa Oriental de la Universidad de Oxford, en Reino Unido.

El experto explica que Rusia ya no cuenta con el poderío militar capaz de desafiar a Estados Unidos y a la OTAN, y que por lo tanto su estrategia es mantener a la comunidad internacional tratando de adivinar qué es lo que está haciendo o va a hacer.

«A los políticos y militares de Occidente se les vuelve imposible entender cómo actúa Rusia y cuáles son sus intenciones», afirma Allison.

«Entonces, deben estar preparados para cualquier eventualidad y asumir que el Kremlin puede hacer cualquier cosa que desee, lo cual es muy desestabilizador y perturbador y le da a Putin un halo de invencibilidad».

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