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Fernando Haddad, de advenedizo a candidato presidencial en Brasil MUNDO

Fernando Haddad, de advenedizo a candidato presidencial en Brasil

El martes 11 de septiembre el Partido dos Trabalhadores (PT) anunció oficialmente la renuncia del encarcelado expresidente Lula da Silva como su candidato ideal para las elecciones presidenciales. En su lugar, el partido puso a Haddad en carrera, aun cuando sus acciones no hayan tenido buenos resultados. Hace menos de dos años, Haddad, como alcalde de São Paulo, estropeó su reelección. Con apenas 16,7% de votos, fue castigado por los paulistanos.


¿De pronto presidente? Si Fernando Haddad subiera el 1 de enero de 2019 la larga rampa al Palácio do Planalto, la sede gubernamental, en Brasilia para recibir la banda presidencial, este sería otro milagro realizado por el expresidente Lula da Silva. Ya en 2010, Lula llevó a su sucesora Dilma Rousseff, una tecnócrata sin experiencia política, al poder.

El martes 11 de septiembre el Partido dos Trabalhadores (PT) anunció oficialmente la renuncia del encarcelado expresidente Lula da Silva como su candidato ideal para las elecciones presidenciales. En su lugar, el partido puso a Haddad en carrera, aun cuando sus acciones no hayan tenido buenos resultados. Hace menos de dos años, Haddad, como alcalde de São Paulo, estropeó su reelección. Con apenas 16,7% de votos, fue castigado por los paulistanos.

Pero Haddad es el «último mohicano” en el PT de Lula. Todos los demás posibles sucesores están implicados en escándalos de corrupción o han abandonado el partido. El mismo Lula sigue siendo bastante querido: entre el 30 y 40 por ciento lo elegiría. Por eso, si Haddad lograra atraer gran parte de los votos potenciales para Lula en las tres semanas previas a la votación, podría pasar de alcalde fracasado a triunfante presidente.

Fernando Haddad, candidato a la presidencia de Brasil por el PT.

De advenedizo a presidente de Brasil

Luego de su estrepitosa derrota en São Paulo, el hijo de inmigrantes libaneses llamó la atención, sobre todo, por las reflexiones críticas sobre los errores de su propio partido. Durante los 13 años de gobierno federal (2003-2016), millones de brasileños pobres pudieron mejorar sus condiciones sociales. Como ministro de Educación, bajo los gobiernos de Lula da Silva y Dilma Rousseff (2005-2012), Haddad, tuvo una considerable participación en ello. Pero la implicación en los escándalos de corrupción de los últimos años le ha quitado al partido la esencia de su discurso político: la renovación ética de la corrupta actividad política. Uno debe enfrentarse a sus propios errores, exhortó Haddad en entrevistas con diversos medios.

A muchos de sus compañeros del partido eso no les gustó. En general, consideran a Haddad un advenedizo del PT. La corriente interna «Mensagem ao Partido” le pertenece al exlíder del PT, Tarso Genro, quien aboga por una renovación ética de esa agrupación política. Pero esta es contrarrestada por «Construindo um novo Brasil”, corriente dominante al que pertenece Lula. Tras el impeachmentde la expresidenta Dilma Rousseff, a mediados de 2016, esta corriente tiene un enfoque populista. El PT había sido víctima de un golpe de Estado, que también implicó la condena a doce años de prisión contra Lula.

En enero, una corte de apelaciones confirmó la condena de Lula por lavado de dinero y corrupción, y desde comienzos de abril ha estado detenido. Hasta hace poco, los abogados habían tratado que a Lula se le permita ser candidato presidencial. Al parecer, el expresidente había incluso fantaseado con la idea de llamar a un boicot de las elecciones. Sin embargo, haberle dejado el camino libre a Haddad le debe doler más que su encarcelamiento, ya que ahora su mantra es que las «elecciones sin Lula son un fraude”.

Fernando Haddad: durante su mandato como alcalde de São Paulo, su equipo de asesores lo describió como el gran contemplador”.

Haddad, el «impasible»

Haddad, a quien se le había asignado la función de leer las cartas de Lula escritas desde la prisión, tuvo que apresurarse y viajar por todo Brasil, ya que solo es conocido en São Paulo. Además, Haddad debió desprenderse de su imagen impasible. Durante su mandato como alcalde de São Paulo, su equipo de asesores lo describió como «el gran contemplador”.

Haddad toca la guitarra eléctrica, va en bicicleta o en autobús al trabajo, y nunca se dejó irritar. Siempre trató a sus oponentes políticos con respeto. Su idea de recorrer São Paulo a través de ciclovías le otorgó una imagen «verde”, pero eso le costó la aprobación de los paulistanos porque las ciclovías se consideran un pecado mortal en esa ciudad.

Política real en lugar de ciencias políticas

Haddad «es muy intelectual”, según la crítica interna del partido. Mientras que Lula se formó como representante popular en su época sindical, Haddad pasó su vida principalmente en el salón de clases. Es graduado en Derecho con un máster en Economía y un doctorado en Filosofía. Su enfoque está basado en pensadores alemanes como Karl Marx y Jürgen Habermas, siendo la «Escuela de Frankfurt” su favorita. También publicó estudios políticos sobre socialismo y la Unión Soviética. Pero ahora tiene que dejar al profesor universitario y desviar un poco el foco de interés de su pasión: de las ciencias políticas a la política real.

El segundo puesto para Haddad, detrás del candidato de ultraderecha, Jair Messias Bolsonaro, parece ser un resultado realista en Brasil en las votación de este domingo (7.10.2018). Si hubiera una segunda vuelta, tres semanas después, Haddad sería el favorito debido a la alta impopularidad de Bolsonaro. Sin embargo, la tarea realmente difícil le espera en la presidencia. ¿Podrá salir de la poderosa sombra de Lula o se convertirá en su marioneta? ¿Gobernará Haddad con la ayuda de Lula desde la cárcel? Desde el primer día de su presidencia, la presión para que se logre indultar a Lula será enorme. Y con cada día que Lula permanezca encarcelado bajo el gobierno de su hijo adoptivo político, las tensiones internas en el PT se harán insostenibles. No es un buen presagio para una posible presidencia de Fernando Haddad.

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