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Biodegradable


Un abanico de chistes proclamando la superioridad de los argentinos se desplegaba hace algo más de una década. Nada queda de aquel humor.



La megalomanía es nuestra característica más preciada en esta nueva era de crecimiento. No hay falsas modestias ni pudor que acompañe las autodefiniciones. Ahora podemos calificarnos como los mejores con la determinación de un depredador superpoderoso.



En Chile, los egos son el capital en alza y la cosa de creerse el cuento ha traspasado la línea de lo saludable. Nos ocupamos de dar un sentido histórico a nuestra existencia, sin siquiera molestarnos en saber sobre nuestro ser detrás de la máscara. Y mal que mal somos occidentales. Pero, ¿resulta cuerdo desafiar los períodos presidenciales impuestos por ley y continuar llamando(se) Presidente a alguien que ya no ostenta el cargo?



El Presidente, como él se autodenomina y como nosotros mansamente confirmamos, censuró la entrevista otorgada a Contacto, contradiciendo su espíritu profundamente republicano, respetuoso de las libertades individuales y promotor de los derechos humanos de tercera generación.



¿Dónde queda el progresismo cuando manipulamos los sucesos y nos avergonzamos de quienes somos? Una característica esencial para dar un paso más adelante es ser auténticos. Ahí es donde muchos yerran y terminan demostrando que no se contaron el cuento completo antes de empezar a creérselo.



El Presidente Lagos continúa dando golpes de mesa, tratando al periodismo chileno como uno más de sus empleados y haciendo revisiones insólitas de su administración frente a las cámaras. ¿Quién recordó la distopía de Orwell?



Los que tienen como único capital su narcisismo, además de un talento e histrionismo que den vida a tal amor onanista, resultan tan elocuentes que a la larga generan adeptos y fieles admiradores.



Pinochet recibió el respeto de gentes probas y honestas por ser un hombre sumamente convencido de estar haciendo lo mejor para el país.



Pero la calidad del sucedáneo se evidencia cuando es expuesto a los escenarios más tórridos. Podemos verlo desvanecerse como un hombre de plástico o conocer de qué madera esta hecho.



En este caso, podríamos esperar que el material fuera biodegradable, después de todo, estamos hablando de El Capitán Planeta, aunque ya sabemos que prefiere decirse Presidente.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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