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Mar para Bolivia

Ante la posibilidad de una “tormenta perfecta” -por los efectos en cadena que puede producir un fallo de la Corte de La Haya- y conociendo bien los enormes beneficios que una salida al mar soberana para Bolivia puede tener para Chile, por qué no ser audaces y lograr que este problema que es real, existe y estará por siempre como una amenaza para nuestro país se pueda resolver de la forma que más convenga a Chile.


Entregar  un espacio de territorio con soberanía al norte de Arica a Bolivia y así concretar su salida al mar, tiene enormes beneficios para Chile. Beneficios que, además, han sido “probados” por la historia, pues han estado siempre presentes en la decisión de nuestros gobernantes.

Lamentablemente, esta realidad no es compartida por la inmensa mayoría de los chilenos, quienes ven en la entrega de territorio a Bolivia un hecho perjudicial para nuestro país y sostienen que perdemos algo importante si lo hacemos. Pero, ¿qué pasaría si se demuestra que una salida al mar para Bolivia es muy beneficiosa para Chile?

Para nadie es un secreto que nuestra frontera norte se encuentra pasando por un período de tensión, marcado por nuestro diferendo marítimo con el Perú -que hoy día se ventila ante la Corte Internacional de Justicia-, además de las siempre tortuosas relaciones con Bolivia, que en las últimas semanas han sufrido un grave retroceso por la situación del uso de las aguas del río Silala y la consiguiente declaración boliviana de que sus demandas no se tratan en forma separada, sino que son acumulables a su petición histórica de una salida soberna al mar.

A lo anterior, hay que sumar que -a vísperas de la próxima reunión de vicecancilleres chileno y boliviano- Perú y Bolivia vuelven a reactivar el proyecto conocido como “Boliviamar”, de 1992, sobre la entrega en concesión de una franja de costa cercana al puerto de Ilo, hecho que estuvo acompañado de las declaraciones del Presidente Alan García sobre la “injusta” situación en la que se encuentra Bolivia por la negativa de Chile de entregar territorio para una salida al mar.

[cita]La posibilidad de neutralizar nuestra frontera con Perú ha sido siempre, a lo largo de la historia de Chile, visto como algo beneficioso para nuestro país.[/cita]

Ante este escenario, no es difícil suponer que los próximos años se puede ir configurando una verdadera “tormenta perfecta” en contra de Chile, especialmente en el contexto del fallo de la reclamación marítima peruana en La Haya y todos los efectos en cadena que podría gatillar su resultado.

Por eso, surge la necesidad de actuar en forma más inteligente y proactiva y preguntarnos ¿Qué tal si buscamos una solución al problema de nuestra frontera norte, pero que beneficie a Chile?

La primera ventaja que podemos señalar es que, desde el término de la Guerra del Pacífico, Chile siempre ha considerado beneficioso el tener un territorio boliviano que separe las fronteras de Chile y Perú. El principal foco de tensiones de Chile en el norte ha sido siempre el Perú y colocar un “tapón” a esa frontera asegura paz y tranquilidad en dicha zona en forma real y concreta.

De hecho, desde los inicios de la crisis que desembocó en la Guerra del Pacífico, nuestro país  intentó negociaciones directas con Bolivia en tal sentido, con el fin de separarla de su alianza con Perú, lo que es conocido como la “política boliviana”. Ésta fue impulsada, desde su época de canciller, por el ex presidente Domingo Santa María y se concretaría en las frustradas negociaciones de 1895, de las que surgieron, entre otros, el llamado “Tratado de Transferencia de Territorios”, que si bien nunca entró en vigencia debido al fracaso de las negociaciones, sirve como muestra de la intención real de nuestros dirigentes de la época.

Así, desde  aquellos años existía conciencia de lo beneficioso para Chile de que Bolivia tuviera una real salida al mar. De hecho, en el artículo 1º de este tratado se establecía  que, “si a consecuencia del plebiscito que haya de tener lugar, en conformidad al Tratado de Ancón o a virtud de arreglos directos, adquiriese la República de Chile dominio y soberanía permanente sobre los territorios de Tacna y Arica, se obliga a transferirlos a la República de Bolivia….”; y en su artículo 4° agregaba: “Si la República de Chile no pudiera obtener en el plebiscito o por arreglos directos la soberanía definitiva de la zona en que se hallan las ciudades de Tacna y Arica, se compromete ceder a Bolivia la caleta Vitor….”, es decir,  en el mejor de los casos, estábamos dispuestos a entregar Tacna y Arica a Bolivia y en el peor de los casos, la caleta Vitor.

Esta ventaja también la vio el ex presidente Augusto Pinochet en 1975, en el llamado “Acuerdo de Charaña”, que si bien se dio en un contexto internacional muy especial (tratar de evitar el temido escenario HV3, es decir, conflicto simultáneo con nuestros tres vecinos), buscaba entregar una franja de terreno con soberanía a Bolivia, con el fin de neutralizar nuestra frontera con Perú.

Por tanto, la posibilidad de neutralizar nuestra frontera con Perú ha sido siempre, a lo largo de la historia de Chile, visto como algo beneficioso para nuestro país.

La segunda ventaja que debemos señalar son las de tipo económico. La integración económica real del norte chileno con Bolivia y Perú sería de un enorme beneficio para Chile.

Esta ventaja la vio el ex presidente Ricardo Lagos en sus intentos por concretar lo que se conoce como la “Operación Gaseoducto”, que el ex mandatario chileno negoció con el ex presidente de Bolivia Hugo Banzer y tenía como objeto establecer una “Zona Económica Especial” en un puerto chileno a favor de Bolivia para sus exportaciones de gas. Pero este acuerdo también fracasó, entre otros factores, por la interferencia del Perú.

Por tanto, ante la posibilidad de una “tormenta perfecta” -por los efectos en cadena que puede producir un fallo de la Corte de La Haya- y conociendo bien los enormes beneficios que una salida al mar soberana para Bolivia puede tener para Chile, por qué no ser audaces y lograr que este problema que es real, existe y estará por siempre como una amenaza para nuestro país se pueda resolver de la forma que más convenga a Chile.

Para lograr esto, es bueno destacar la idea del plebiscito anunciada por el Senador Pablo Longueira como una forma de hacer copartícipes en la decisión especialmente a la gente de la región de Arica y Parinacota, quienes serían los principales afectados y beneficiados con una solución de este tipo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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