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Epílogo de la Ley de Pesca

Max Colodro
Por : Max Colodro Sociólogo, doctor en Filosofía y analista político. Profesor de la UAI.
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Estamos ad portas de la aprobación de un proyecto en líneas generales adecuado, que supone significativas mejoras frente a lo que existía, y que tiene el mérito de ir haciendo las modificaciones necesarias con un sentido de gradualidad responsable, sin poner en riesgos la estabilidad laboral de una industria que ha hecho importantes aportes al desarrollo económico y social del país.


Luego de un largo y complejo proceso de tramitación legislativa, el proyecto de Ley de Pesca empieza a ver la luz. Han sido largos meses de complejas negociaciones, de indicaciones interminables, para arribar al fin a consensos mínimos que se aprontan ahora a plasmarse en una ley que dejará a muy pocos plenamente satisfechos. Los temas más complejos han estado sin duda vinculados al fraccionamiento de las cuotas globales, a la duración de la licencias y al alcance de las licitaciones. Cuestiones todas atravesadas por intereses contrapuestos, legítimos, pero difíciles de armonizar, en un contexto de fuertes diferencias políticas y no pocas mitologías construidas sin ninguna base real.

Es fácil contrastar el actual proyecto con los objetivos maximalistas planteados por los distintos actores involucrados, pero lo que corresponde en rigor es valorarlo en función de los avances que esta ley significará respecto de lo que había y estuvo vigente durante las últimas décadas. Y es en este sentido que no se puede negar que esta ley supone importantes logros en diversas áreas, los que deberán ser valorados en la perspectiva del tiempo y del mejoramiento progresivo de la situación inicial.

[cita]Estamos ad portas de la aprobación de un proyecto en líneas generales adecuado, que supone significativas mejoras frente a lo que existía, y que tiene el mérito de ir haciendo las modificaciones necesarias con un sentido de gradualidad responsable, sin poner en riesgos la estabilidad laboral de una industria que ha hecho importantes aportes al desarrollo económico y social del país.[/cita]

En primer lugar, esta ley supone un cambio cualitativo en lo que se refiere a la preservación y sustentabilidad de los recursos pesqueros. La creación de comités científicos independientes, cuya función será precisamente imponer límites a los márgenes de captura es algo que merece un serio reconocimiento. Del mismo modo, los criterios de fraccionamiento y la importante transferencia de recursos desde la pesca industrial a la artesanal, no puede ser sino considerado un elemento de mayor equidad entre sectores con capacidades de extracción muy asimétricas. Un logro que, sin duda, es de los más valorados por las organizaciones más representativas de la pesca artesanal.

En materia de licencias, este proyecto de ley pone fin a los plazos indefinidos, manteniendo un período de vigencia lo suficientemente amplio como para asegurar la estabilidad de las inversiones, pero haciendo más estrictos los criterios para su caducidad. Obviamente, un elemento difícil de aceptar por aquellos que veían en el carácter indefinido de las licencias una garantía importante, pero que han estado dispuestos a renunciar a ello sin exigir previamente un proceso de expropiación legal y el pago de las indemnizaciones correspondientes.

Las licitaciones han sido sin duda la piedra de tope de esta ley, el punto donde se han concentrado los mayores debates. Y nuevamente, en este punto hay avances sustantivos. No se suprimen los derechos históricos de pesca, consagrados por una trayectoria empresarial de muchas décadas, lo que significaría poner un manto de incertidumbre sobre una actividad vigente y de la cual dependen decenas de miles de trabajadores y sus familias. Pero se establece al menos un porcentaje importante de las cuotas que será licitado, sometido a un criterio técnico de sustentabilidad asociado a los rendimientos máximos sostenibles (RMS), lo que permitirá ir abriendo progresivamente la competencia en las distintas pesquerías, pero resguardando el principio ineludible de la sustentabilidad de los recursos a mediano y largo plazo.

En síntesis, estamos ad portas de la aprobación de un proyecto en líneas generales adecuado, que supone significativas mejoras frente a lo que existía, y que tiene el mérito de ir haciendo las modificaciones necesarias con un sentido de gradualidad responsable, sin poner en riesgos la estabilidad laboral de una industria que ha hecho importantes aportes al desarrollo económico y social del país. Una ley que mirada desde la perspectiva del tiempo, cumple con poner el eje en la sustentabilidad de los recursos, con resguardar el esfuerzo realizado a través de un largo proceso de inversión, y de asegurar una mayor justicia en la distribución de las cuotas entre los actores que viven de esta importante actividad.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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