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Reforma y reflexión permanente

Sebastián Correa Duval
Por : Sebastián Correa Duval Director Ejecutivo Educación al Día.
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Frente al debate nacional de cómo mejorar nuestra educación, es crucial detenerse en el peso que tienen en las mejoras las opiniones de los educadores de aula. Hoy en día conviven diferentes formas de enfocar el modo de hacer clases. Por una parte, están las corrientes que ven en el profesor un medio para transmitir conocimientos, por lo tanto, se planifica externamente lo que el profesor debe aplicar. Esta mirada tiene su foco en el control de los procesos de enseñanza intentando homogeneizarlas.

Y desde otra perspectiva, existe la corriente del empoderamiento docente. Es decir, cada profesor planifica y ejecuta según crea conveniente dependiendo del contexto en el que se encuentre. Dicha corriente comienza desde la premisa de que el profesor es quien mejor conoce el modo de aprender de los estudiantes, y está basada en la confianza de las competencias del educador.

En los colegios de Chile conviven ambas metodologías. En algunos centros se inclinan por la primera; y en otros, por la segunda. Sin embargo, en la mayoría coexisten ambas corrientes, matizadas por las creencias de los sostenedores, el equipo directivo, y el peso que tenga la voz del profesorado en dicha comunidad escolar. En general, la convivencia de ambos enfoques se caracteriza por una tensión permanente.

Las tendencias internacionales demuestran que la pedagogía debe estar centrada en los estudiantes y sus aprendizajes, donde la clave esté puesta en que los métodos de enseñanza sean flexibles según los modos de aprender. Para esto, hay que conocer los contextos de los estudiantes. Y quienes mejor los conocen son los profesores que conviven diariamente con ellos.

[cita] Es fundamental, para la mejora de la educación chilena, ir avanzando hacia el segundo enfoque, el cual implica confiar en las competencias docentes y saber que son los profesores los más capacitados para saber qué hacer para que los estudiantes aprendan. Pero para que esto ocurra con éxito, es necesario –además de la buena formación inicial– apostar por la reflexión pedagógica desde la experiencia cotidiana de los docentes. [/cita]

Por lo tanto, es fundamental, para la mejora de la educación chilena, ir avanzando hacia el segundo enfoque, el cual implica confiar en las competencias docentes y saber que son los profesores los más capacitados para saber qué hacer para que los estudiantes aprendan. Pero para que esto ocurra con éxito, es necesario –además de la buena formación inicial– apostar por la reflexión pedagógica desde la experiencia cotidiana de los docentes bajo un trabajo colaborativo, pues este metaanálisis de su quehacer, es, según las evidencias, el método más eficaz para mejorar las prácticas de manera sostenida.

En la actualidad, uno de los nudos que impide llevar a cabo esta reflexión permanente en los colegios, es la falta de tiempo no lectivo y su uso eficiente. Tema que, al estar en el centro de la reforma, esperemos que le permita aumentar y con ello mejorar la relación de los estudiantes con su proceso de aprendizaje.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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