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La demanda marítima es una cuestión de intereses

Claudio Coloma
Por : Claudio Coloma PhD University of Essex, profesor de la Escuela de Estudios Internacionales de la USACH
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El juicio en la Corte Internacional de Justicia está apunto de terminar. La posibilidad que se reconozca el derecho boliviano a negociar con Chile es alta, por lo que llegó el momento de ser realistas y dejar de lado las premisas morales.

Si Bolivia gana, hay que asumir que la negociación no es entre dos Estados democráticos deliberantes sino que entre dos Estados. Gramsci diría que los Estados son hegemonizados por élites, e independientemente del régimen, éstas definen los intereses.

Bolivia suele declarar que su reclamo está sostenido sobre principios morales. Aunque muchos analistas chilenos creen en este supuesto idealismo, hay que considerar que el discurso puede disfrazar intereses. No hay que olvidar que Bolivia, a la luz de los estudios más serios, ha logrado desarrollarse exitosamente en la última década.

Hans Morgenthau, uno de los padres del realismo, sostenía que los estados disfrazan sus intereses apelando a necesidades biológicas, tales como la subsistencia de la nación, o principios morales, como la justicia.

Chile cometería un error si cree que Bolivia es incapaz de salir de su idealismo y definir sus ambiciones internacionales.

[cita tipo=»destaque»]Bolivia suele declarar que su reclamo está sostenido sobre principios morales. Aunque muchos analistas chilenos creen en este supuesto idealismo, hay que considerar que el discurso puede disfrazar intereses. No hay que olvidar que Bolivia, a la luz de los estudios más serios, ha logrado desarrollarse exitosamente en la última década.[/cita]

Asimismo, Chile no debería sentarse en ninguna mesa de negociación sin antes definir sus propios intereses ¿Qué se puede ganar en una negociación? ¿Más territorio? ¿Oportunidades económicas? ¿Impulsar el desarrollo de Antofagasta y Tarapacá?

En su artículo titulado “Enough of deliberation: Politics is about interests and power”, el teórico social Ian Shapiro sugiere que hay que distinguir entre desacuerdos morales y las diferencias de intereses. Solo el manejo de éstas últimas puede conducir a resultados concretos.

Así, una negociación basada en disputas morales sería un fracaso. Por ejemplo, que Bolivia acuse que sin mar no puede desarrollarse, mientras Chile acusa a Bolivia de violar los tratados.

Contrario al sentido común, la demanda marítima no es un asunto de deliberación y generosidad sino que de intereses y poder. En esta negociación no hay cabida para el altruismo.

En suma, para Chile la demanda boliviana no debería ser una cuestión de ceder sino que de canjear soberanía y sacar el mayor beneficio para su desarrollo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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