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La realidad de los olvidados

Por: Patricio Videla


Señor Director:

Hace algunas semanas, mi tío se enfermó gravemente, entrando al servicio de urgencias del Hospital Padre Hurtado con un coma diabético. La calidad de los profesionales médicos del lugar es buena, sin embargo el número de ellos es escaso y la infraestructura del todo deficiente.

Mi tío esperó alrededor de doce horas para ser atendido por un profesional, debido a que el médico de turno no daba abasto. Ante el colapso, el personal del hospital sacó bancas en la sala de espera. Ahí, mi tío pasó toda la noche junto a otras quince personas que estaban en estado de gravedad.

Lo anterior, no sólo me parece totalmente brutal, sino que representa una realidad nacional de preocupación. A fines de abril de este año, La Tercera titulaba que según un informe del Ministerio de Salud (correspondiente al promedio para el período 2014-2017), unas 674 personas amanecen todos los días en las salas de las urgencias hospitalarias, aunque cuenten con la instrucción de ser internados, porque en el recinto asistencial no hay una cama definitiva disponible.

Dejar a los pacientes sentados en una banca, mendigando una atención, es una situación indigna. ¿Cuándo las autoridades correspondientes harán algo en concreto?, ¿cuántos más tendrán que morir, esperando una atención, para darnos cuenta de la gran falencia que tiene nuestro sistema de salud pública?

Patricio Videla Q.

Estudiante de administración de empresas

Centro de Formación Técnica Santo Tomás

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