Lunes 11 de mayo de 2020
Mañana.
Espacio llano entre despertar y almorzar.
La Valu me comenta que piensa la excepcionalidad de estos estados con la formula «Estado excepcional» para referirse a la aparición cuasiprovidencial de redes asistenciales estatales con capitales de empresas privadas.
Me dice que seguramente le copiaré la formula, y que agarraré papel y lápiz.
Es verdad.
De inmediato me pongo a pulir unos garabatos en torno al libro «Pasajes entre el estado de excepción y el Estado-guerra» de Esteban Zamora Godoy que su madre, Alejandra Nocetti de la Barra, me obsequiara luego de la Revolución del 18 de Octubre de 2019, con la excusa para divagar luego largo rato sobre el hecho de que me gustaría ya comenzar a terminar de diagramar las primeras versiones finales de mi «Piñechetist Company».
«Red Integrada Covid» llaman a este nuevo intento de cuasiprovidencialidad del «Estado excepcional» chilensis, y hace aparición con frases como: ‘Toda cama de atención que ayer era privada hoy es pública’, o: ‘Aunque sea del Fondo Nacional de Salud, si las requiere, podría recibir las prestaciones de la mejor y más cara clínica privada del país, y en cualquier región’.
Repiten y repiten matinales y noticieros de la televisión, en las radios, y en la internet.
También, dicen que la Organización Mundial de la Salud llamó a no bajar los brazos, ya que: ‘La pandemia aún sigue aquí’; esto, mientras el chilean dream de migrantes -tanto desde Bolivia como desde Venezuela- se derrumba a crueles pedazos, por lo cual duermen forzosamente en carpas, en la calle, a las afueras de sus consulados, en la desesperación de una cuarentena imposible y sin poder volver, aún, si quiera, a sus lugares, con sus amistades, familias, contextos o procesos de vida temprana, que, también, nunca serán los mismos, nunca serán como antes de estas cuarentenas.
Martes 12 de mayo de 2020
Recuerdo que hace unos días Nico subió a su muro de Facebook un texto de Franco Berardi, Bifo, que imprimí y subrayé en la palabra «extinción».
Busco.
Leo.
Se llama «El horizonte. Crónica de la psicodeflación». Es de abril de 2020, del día domingo 26: ‘Estoy lleno de dudas y no arriesgo pronósticos, pero hay algo que me parece comprender. Que la pandemia viral de 2020 señala un pasaje, o, más bien, lo revela. Se trata del pasaje del horizonte de la expansión, que delimitaba la mirada de la humanidad moderna, hacia el horizonte de la extinción que de una manera u otra está destinado a delimitar la mirada de la humanidad que viene’. Pienso que debería hacer una lectura desde esa perspectiva de «Pasajes…».
Entonces, se me ocurre enviar este texto que ya se comenzó al sitio web «DisensoColectivo.com» que el bibliografema «A. A.» subió a propósito de su textil tanto ficcional como aficcional, esta vez: «F[R]ICCIONES, AF[L]ICCIONES. María Galindo entrevista a Álvaro García Linera», un amplio intercambio de palabras que habría ido desde el domingo 24 de noviembre de 2019 al domingo 12 de abril de 2020.
Hablo con Gustavo Bustos Gajardo.
Me dice que al menos lo recibirán y leerán.
Tarde-noche.
Ana Asprea, editante con Cristóbal Thayer en la transtransandina Ediciones La Cebra, citó en la mañana del sábado 21 de marzo de 2020 a Esteban desde «Pasajes…», que imprimieran en abril de 2019 en Buenos Aires y Madrid: ‘No hay dirección única en los pasajes entre el estado de excepción y el Estado-guerra. La política de seguridad global radicalizada tras los atentados del 11 de Septiembre de 2001, inaugura un espacio-tiempo de estado de excepción global y permanente. Se aplica como paradigma de gobierno indistintamente de las situaciones, de amenazas terroristas hasta guerras civiles, en la guerra contra las drogas y la delincuencia, o en emergencias económicas, salubres o desastres climáticos. La matriz del estado de excepción se diversifica para atender tanto la gripe porcina en México [(del) 2010], la crisis económica financiera en Argentina [(d)el ‘corralito’ en el 2001], el terremoto en Chile [(en) 2010], para enfrentar los efectos devastadores del huracán Katrina en New Orleans [(de) 2005], para disolver la rebelión de las banlieues [periferias pobres] de las ciudades francesas [(en) 2005]. El elemento común, más allá de contextos circunstancias y territorios, es que en todos estos casos se aplica el estado de excepción como dispositivo de contención y coacción [primeramente] de quienes habitan las periferias pobres de las ciudades. El despliegue del estado de excepción como uno de los paradigmas gubernamentales dominantes de nuestra contemporaneidad está íntimamente vinculado con las lógicas de la guerra social y civil que se despliega en las periferias del planeta’.
Y me pregunto: ¿De dónde sacó esa cita?
¿Cuál página?
Busco en el libro. No la encuentro.
Recuerdo que tengo apuntes de las revueltas y el estado de excepción de Octubre de 2019 que con procesos de virus se estiraron harto.
Busco en el libro de nuevo.
No la encuentro.
Tengo otras citas.
Entonces, busco los apuntes y los ordeno.
Leo más atentamente el libro en la sección «1. El pasaje del estado de excepción».
Página 135. Ahí está.
Remarco con plumón rojo, postit, y corchete.
Había remarcado ya otras páginas, como la 357, en la que destaqué: ‘Estado de excepción y Estado-guerra son pensados en esta investigación como dos polos de una máquina que configura ciertas características definitorias de la gubernamentalidad democrática neoliberal’.
En la siguiente también destaco que argumenta: ‘Cómo la compleja maquinaria del biopoder se articula a partir de las intersecciones entre el paradigma jurídico biopolítico del estado de excepción, cuya órbita está circunscrita a la noción de soberanía estatal de procedencia teológica política, y los paradigmas económicos securitarios del Estado-guerra, cuyas semánticas están inscritas en la racionalidad de la gubernamentalidad neoliberal. En estos pasajes se hacen visibles diversos estratos y pliegues de las actuales relaciones entre vida y política, y se pone de manifiesto cómo estas relaciones están atravesadas por la relación entre capitalismo y democracia’.
«Reflexiones finales» se llama la sección.
¿Qué dicen estos pasajes?
Sí, hablan de una maquinaria capitalista democrática entre el estado de excepción y el Estado-guerra. Pero, más precisamente, hablan de sus pasajes, hablan de los pasajes de Esteban.
Jueves 28 de mayo de 2020
Parece que en Revista Disenso tuvieron muchos disensos respecto a mi texto. Como en otros muchos medios en que me publicaban y ya no, dicen que sólo lo suben a su página web si lo reconvierto en una columna más normalita y desarrollo los puntos señalados, y, además, que las alusiones personalistas serían demasiado «anodinas».
En el momento en que la incitación al odio y a la violencia toma los ribetes de una hermosa liberación en una Minneapolis que arde tras el asesinato de George Floyd por la rodilla de un policía racista, esta nimiedad, en verdad, me da lo mismo, pero, igual, algo les respondo.
Primero, que, a mi modo de ver, columnas y papers ya pasaron de moda, por decir lo menos, y que así no llegarán a las asambleas territoriales post 18 de Octubre, como me comentan que pretenden hacer con la revista. Es cosa de ver el primer capítulo «Desilusión» de la serie «Las paradojas del nihilismo: La Academia», del colectivo filosófico-estético Pliegue, que se estrenó ayer. La imagen que se me viene a la cabeza es que se los tirarán por la cabeza, o les dirán que se vayan con sus referencias bibliográficas y académicas a otro lado.
Segundo, que el texto es así, precisamente, porque tiene que ser así, porque cada alusión debe ir así, e irá, con esa ira, así.
Tercero, que inicialmente pensé que realmente era un espacio de ‘decir franco’, como me comentaron cuando le envié el texto, pero, luego, cuando subieron la segunda convocatoria, me di cuenta que, realmente, son doctorandos académicos interesados en aquel mundo, y que es totalmente legítimo.
Si bien me gusta leer a Foucault y Agamben, por ejemplo, lo hago con la convicción de que el segundo toma más parte por la anarquía que por la democracia, y que, el primero, cuando hablaba de racismo, hablaba de la multiseccionalidad que tiene hoy a Minneapolis de vuelta en la revuelta, en medio del pasaje de la forzosa extinción mundial de débiles, como limpieza racial, etaria, de clases, de géneros y de especies que significa este virus capitalista sobre nuestra vida en la Tierra.
En fin, en verdad, mejor, me quedo leyendo, y en silencio materialista y sin desarrollar ningún punto -como interpreto que diría Roque Farrán su libro lanzado hoy: «Leer, meditar, escribir. La práctica de la filosofía en pandemia»- uno de los últimos textos de Jacques Camatte: «Instauración del riesgo de extinción», y, además, una entrevista que le hace Gerardo Muñoz en traducción de Gonzalo Díaz Letelier -y que encuentro mientras escribo esta línea- llamada «La inversión no es una estrategia».