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En manos de la justicia peruana quedará segunda parte del caso Fujimori

La fuerza política que ha cosechado en su país el ex mandatario, cuya extradición fue concedida este viernes por la Corte Suprema por siete delitos de lesa humanidad y corrupción, podría dificultar que llegue a ser enjuiciado con la prontitud que las autoridades aseguran.


La emoción podía respirarse ayer en el Palacio de Tribunales. Ciudadanos peruanos, víctimas del gobierno de Alberto Fujimori, no podían contener su alegría cuando el presidente de la Sala Penal, Alberto Chaigneau, confirmó lo que muchos sospechaban: el ex mandatario sería extraditado nada menos que por dos casos de violaciones de derechos humanos y cinco de corrupción.



El resto ya es historia. Notificado en Chicureo. La policía tratando de dejarlo en la frontera y un avión peruano viajando a Chile para llevárselo, evidenciaban la descoordinación. Las declaraciones de los abogados en litigio -Alfredo Etcheberry por el Estado vecino y Gabriel Zaliasnik por Fujimori- y la felicidad de los familiares de las víctimas terminaban de conformar un cuadro que al caer la tarde ya daba por terminado un episodio de la historia chilena que comenzó el 7 de noviembre de 2005. Ese domingo, Fujimori ingresó a Chile en un jet privado proveniente de Japón y comenzó el dolor de cabeza para La Moneda.



En ese recorrido inverso de la historia y los hechos, cabe la pregunta de si la justicia peruana podrá juzgarlo por los delitos por los que solicitó la extradición. Así, el guión de la segunda parte de esta novela de política regional, comienza a escribirse sobre una página en blanco.



Las instituciones



Ha sido comentario obligado entre los periodistas peruanos que cubren las alternativas de la extradición de Fujimori señalar que será candidato muy pronto o que no enfrentará las responsabilidades penales que se le imputan, porque la fuerza política que dejó sembrada, antes de su partida en 2000, sigue más viva que nunca y tiene lo mejor de todo: poder. Se trata de ese poder de negociación al interior de una sociedad que, con la distancia, a veces resulta difícil percibir a la hora de analizar el todo.



Es por esa razón que Fujimori se ha mostrado tranquilo ante las preguntas de los reporteros, pues sabe que entre suma y resta, fue extraditado por menos casos de los que la justicia pidió su envío. Y eso ya es un triunfo.



La estrategia legal, cuando estaba en Chile, era precisamente ésa: tratar de que su extradición fuera por casos de derechos humanos y los menos de corrupción. Y aunque la Suprema le sumó más casos de enriquecimiento ilícito, Zaliasnik ganó, pese a que, en el fondo, y ante los ojos de la opinión pública, perdió.



La explicación sigue la línea argumental que el propio Fujimori ha usado hasta ahora: durante su gobierno se controló al terrorismo, hubo crecimiento económico y se pacificó el interior del país, anulando a los grupos guerrilleros como Sendero Luminoso y el MRTA. A ningún peruano de a pie le cabe duda de ello, comentaban hoy corresponsales y enviados especiales.



El cielo y el infierno



Pero el contexto político actual en Perú bien puede jugarle una muy mala pasada, contra todo pronóstico, al ex mandatario. Esto, porque el fallo que emitió ayer el máximo tribunal chileno sentó un precedente mundial.



Fue la primera vez que un ex presidente era extraditado por delitos de corrupción y crímenes de lesa humanidad.



Tan importante puede llegar a ser el precedente que podría mediar futuros pedidos de extradiciones no sólo en Chile, sino también en Europa y la región.



Sabido es que nadie confiaba en la extradición de los militares uruguayos a Chile, en el marco del proceso por el homicidio del químico de la DINA Eugenio Berríos sustanciado por el ministro Alejandro Madrid. Pero lo cierto fue que los ex uniformados el Ejército de la República Oriental están en Chile, procesados por asociación ilícita y esperando que pase el tiempo para la condena.



Todo indica que esa caricatura que muestra a una larga mano que representa la justicia se está globalizando en la región. Y ni los ex presidentes pueden librarse de ella.

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