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BBC News Mundo

La ayuda internacional llega por toneladas

En la base de la fuerza aérea de Pudahuel se acumulan colchones chinos, purificadores de agua rusos y alimentos de EE.UU.


Colchones chinos, sismógrafos franceses, purificadores de agua rusos, alimentos enlatados estadounidenses. Sobre la pista de despegue de la base de la Fuerza Aérea, en las afueras de Santiago, las partidas de ayuda humanitaria dan forma a una suerte de bazar al aire libre, con mercancías «hechas en todo el mundo».

En la comuna de Pudahuel, al este de la capital, la sede del Grupo 10 de las Fuerzas Armadas (FACH) funciona como centro de acopio y distribución de la ayuda internacional que llega a Chile para paliar los devastadores efectos del terremoto de 8,8 grados en la escala de Richter que se registró hace diez días.

Son productos de primera necesidad destinados a los 2 millones de damnificados que, según las autoridades, dejaron tras de sí el sismo y el posterior tsunami.

Pero también hay tecnología médica y equipamiento para los grupos de rescate y asistencia, como hospitales de campaña, generadores de electricidad, teléfonos satelitales o puentes mecánicos para restablecer el contacto con zonas que han quedado aisladas.

«Desde el extranjero han llegado aquí aproximadamente 200 toneladas de carga», dijo a BBC Mundo el general Carlos Bertens, comandante en jefe de la Segunda Brigada Aérea que tiene sede en Pudahuel.

La base militar, instalada junto al aeropuerto internacional de Santiago, no tiene descanso. Y lo que se maneja aquí es sólo una parte de toda la asistencia que llega desde fuera.

«Chile ha recibido más de 1.135 toneladas de ayuda en bienes esenciales por parte de diferentes países por lo que una vez más reiteramos nuestros infinitos agradecimientos», reveló el canciller chileno, Mariano Fernández.

Estudiar prioridades

La recepción de ayuda internacional comenzó recién después de que el gobierno de la presidenta Michelle Bachelet evaluara el orden de necesidades.

«(La ayuda) ha correspondido plenamente con las prioridades que establecimos y con la lista de peticiones que hemos hecho», agregó el ministro Fernández.

Sin embargo, muchos criticaron estos procedimientos por considerar que la llegada de asistencia extranjera se dilató más de lo necesario.

Ahora, las cargas se despachan en su mayoría a las regiones más afectadas, en particular las sureñas Maule y Bío Bío.

A diez días de la catástrofe natural, la entrada de aviones con cargamentos es incesante. El ronronear de los motores en la pista de Pudahuel aturde a militares y voluntarios, pero a nadie parece importarle.

En los últimos días, a los mil efectivos que trabajan en la base se sumaron otros 250 –civiles, carabineros, voluntarios de las Fuerzas Armadas y scouts- que trabajan en «desconsolidar» los envíos, separando las cajas que vienen agrupadas sobre los palettes de madera.

Luego clasifican las mercancías, que serán despachadas de acuerdo a un orden de prioridades establecido por los Ministerios de Salud e Interior.

«Nosotros trajimos unos 300 rollos de refugios plásticos de emergencia, por ejemplo, que están especialmente diseñados para reemplazar paredes o techos dañados y pueden durar hasta un año, lo cual es importante ahora que llega el invierno», detalló a BBC Mundo un portavoz de la embajada estadounidense en Chile. Las cajas con la leyenda «US Aid, from the American People» (Ayuda estadounidense, del pueblo estadounidense) se apilan en el predio militar, descargadas de aviones procedentes del país del norte y listas para ser reenviadas al sur.

Pero, además, los países que colaboran prestan vitales servicios de transporte. Así se ha logrado establecer un «puente aéreo» entre Pudahuel y otras bases militares del centro y sur, cubierto por aviones de distinta bandera.

Dos Hércules C-130 estadounidenses, por caso, llegaron cargados con agua y teléfonos satelitales, y se quedaron: vuelan a la par de los aviones chilenos llevando y trayendo personas y bienes.

Solidaridad regional

Según Bertens, los 70 vuelos que aterrizaron en los últimos días provinieron en su mayoría de países de la región.

«Hay que destacar la impresionante colaboración latinoamericana, el compromiso incluso de países que tienen un desarrollo menor que Chile, como Bolivia, que nos ha proporcionado tres aviones con agua potable», señaló el canciller.

El vecino Perú fue uno de los primeros en hacer llegar la asistencia, mientras que Colombia y Ecuador cuentan con sendos aviones estacionados en Pudahuel para servir en el puente aéreo.

Desde Argentina llegó un hospital de campaña -uno de los 12 que hay en funcionamiento- con un plantel de 50 profesionales, así como unas diez mil dosis de vacunas contra la hepatitis A. Según pudo saber BBC Mundo, la cancillería argentina tiene planeados 8 vuelos, de los cuales recién han llegado 3.

También Brasil, Cuba, Venezuela, Uruguay y otros iberoamericanos sumaron su cuota.

«Cada país envía las cosas con sus medios, porque nosotros no podríamos hacernos cargo de esa logística. Y llegan incluso desde lugares lejanos como Rusia, China y Qatar, algunos de las fuerzas armadas y otros como vuelos comerciales», detalló Bertens.

Dos o tres semanas, al menos, seguirá el ajetreo en Pudahuel: ése es el tiempo que las autoridades militares estiman llevará recibir todo lo que el mundo tiene para mandar para asistir a las víctimas del terremoto de Chile.

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