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El discreto encanto aristocrático de Ignacio Walker Discolaje de centro intenta ser encabezado por el timonel de la DC

El discreto encanto aristocrático de Ignacio Walker

Pasó su infancia en Pirque, su juventud en La Dehesa, se casó en Zapallar y conoce hasta la última roca de Cachagua. Símbolo de los príncipes de la DC –apodo que nació por un reportaje de El Mercurio–, ha instalado un liderazgo cada más cuestionado por su personalismo. Desde hace meses tres miembros de su directiva no asisten a las reuniones internas. Sus críticas y el tono en las que las plantea “dejan a la DC como una caricatura de partido conservador, poniendo cortapisas a los cambios y eso no es la DC, ni lo que piensan sus parlamentarios y militantes”, asegura Gabriel Silber, uno de los integrantes de la directiva que se resta de los encuentros.


Para un partido de clase media que haya “príncipes” y un “conde” no deja de ser llamativo. Como dice un decé de larga data, eso evidencia de que existe “un sector que viene del segmento alto, bastante ilustrado, lo que genera cierta tensión social”. Algo que no se da en la derecha ni el PS ni el PC, socialmente más homogéneos.

Ignacio Walker Prieto es el símbolo del principado. Alto, buenmozo, culto, doctorado en Ciencias Políticas en Princeton, unas de las diez mejores universidades del mundo. Proviene de una familia de clase alta, sus primeros años transcurrieron en Pirque, de donde era oriunda su madre Sally Prieto Vial, quien fue regidora DC por la zona. Su juventud la pasó en La Dehesa, lugar en el que con gran ojo su padre –empresario minero en Coihaique y agricultor en Curicó, que tuvo altos y bajos– compró dos mil metros cuando era casi campo.

El origen del apodo, según Walker, nació de un reportaje de El Mercurio titulado “Los nuevos príncipes herederos de la DC”, publicado en octubre de 2005, que relataba las reuniones secretas de Walker, Mariana Aylwin, René Cortázar, José Pablo Arellano, Claudio Orrego, Alberto Undurraga, Edgardo Boeninger y Jorge Burgos para crear una corriente que compitiera en las siguientes elecciones internas con el nombre de Nueva Democracia Cristiana.

[cita]Un personero de La Moneda comenta que “Walker no siente como suyo este gobierno. No tiene a nadie suyo instalado en Palacio, como sí lo tiene, por ejemplo, el senador Pizarro. Por eso está armando el discolaje de centro en el Senado. Para eso contaría con Andrés Zaldívar y su hermano Patricio, y pare de contar. Pero tiene un problema: ambos senadores son de regiones impares y van a la reelección, tienen poco margen para darse gustos”.[/cita]

“Si príncipe heredero significa no renegar de nuestras raíces con don Patricio Aylwin, don Horacio Walker (su abuelo, canciller, senador y vicepresidente de la DC), Claudio Orrego Vicuña, a mucha honra me siento heredero de esa tradición. Lo que me molesta es lo de príncipes, rubios y de apellidos vinosos (que mencionaba el artículo). Estamos empeñados en un proceso de renovación y cambio. No es un movimiento elitista”, dijo a la semana siguiente en una entrevista en El Mercurio.

Conoce hasta la última roca de Cachagua, un balneario que para el periodista y escritor Oscar Contardo es una metáfora geográfica de veraneo de la DC. Mientras el partido nace de una escisión del Partido Conservador, Cachagua lo hace como alternativa a Zapallar, su vecina tan tradicional como conservadora.

Desde hace un par de décadas, Cachagua reúne tanto o más poder que la caleta que en mapudungun significa  “lugar de calabazas”. Allí sigue veraneando el presidente de la DC, ya no en la casa familiar, sino en una construida en El Pangue –un sector que está entremedio de los dos balnearios– en el terreno de su suegro, el conocido arquitecto Juan Echenique, otro de los fundadores de Cachagua, al igual que su padre, y simpatizante democratacristiano.

En su segundo período como mandamás de la DC, su conducción acusada de personalista lo ha distanciado de parte de la directiva, conocida como la disidencia. “Desde hace un par de meses no asistimos a las reuniones de la mesa”, reconoce el diputado Gabriel Silber, quien explica que su ausencia y las de Yasna Provoste y Aldo Cornejo se deben a que Walker no los hace parte de un proyecto colectivo.

Cita el ejemplo más reciente: “Los presidentes de los partidos de la Nueva Mayoría tuvieron acceso al proyecto de reforma al binominal con varias semanas de anticipación y aunque era reservado lo consultaron con otros actores y pudieron articular un acuerdo. Él no lo socializó con nadie y conocimos sus alcances ayer (martes pasado)”.

Apunta a que la subrrepresentación de la DC, especialmente de autoridades regionales –intendentes, gobernadores, jefes de servicio, seremis– obedece “a una mala actitud de no haber negociado institucionalmente con el gobierno, lo que generó un escenario de poco perfilamiento de la DC”, alega Silber.

“Se lo hemos hecho ver a Walker, pero hasta ahora no hay autocrítica. Uno se termina decepcionando. Nos instalamos (en la directiva compuesta por 11 miembros) con un sentido de equipo, pero con el tiempo ha decaído”, afirma el diputado.

Laura Albornoz, segunda vicepresidenta, quien no es parte de la disidencia, sostuvo a La Tercera, en marzo, que “no me he sentido parte de las decisiones que el partido ha adoptado en la instalación del gobierno; un proceso que no ha sido ni unitario ni convocante”.

El timonel de la DC responde que el lunes pasado se reunió la mesa y Provoste asistió y que para intendentes y gobernadores Nicolás Farrán (jefe de gabinete del senador Jorge Pizarro) y Víctor Maldonado (miembro de la mesa) negociaron vía Ministerio del Interior.

Hace más de un año Provoste, Silber y Cornejo se juntan todos los lunes en las oficinas del Congreso en Santiago con un pequeño equipo para armar la agenda de la semana y articular vocerías que, por lo general, recaen en Cornejo, quien como presidente de la Cámara de Diputados participa en el comité político de La Moneda. Él se perfila junto a Jorge Pizarro como la lista que competirá en las elecciones de la DC el próximo año.

El fenómeno no es nuevo. En julio de 2011, Francisco Huenchumilla, actual intendente de La Araucanía, en una extensa carta de respuesta a una invitación de Walker y Edmundo Pérez Yoma a quienes fueron ministros y subsecretarios de la Concertación para discutir la situación de la DC y las elecciones municipales, le responde a Walker que no irá porque a un año de asumir la dirección de la DC “no veo que se haya producido ninguno de los cambios a los cuales se comprometieron cuando, con legítimo respaldo, ganaron las elecciones internas”. Con ello se refería a la renovación, a poner gente más joven, a mejorar las prácticas internas.

En un párrafo alude a su estilo personalista: “Nos invitas a una reunión que llamas de trabajo. Yo considero que es un eufemismo. Lo que cierto es que, seguramente, será una cena donde hablarás tú, probablemente algún otro miembro de la directiva y cuatro o cinco camaradas (…). Me resulta incomprensible que nos convoques a mirarnos el ombligo en momentos en que recorre el país un sentimiento de cambio como nunca en los 20 años que fuimos gobierno”.

«Nací en la Clínica Santa María, me casé en Zapallar»

Los Walker Prieto eran de los pocos militantes de raigambre histórica de la DC que eran socios del Club de Golf Los Leones. A su padre se lo veía poco y nada en almuerzos de negocios y, de los nueve hermanos, Antonio, Juan y Tomás jugaban tenis habitualmente. Ignacio no iba, prefería correr en las canchas de arcilla de Cachagua y ahora practica golf con su mujer Cecilia Echenique en el Club de Golf de Cachagua.

Alguna vez contó a la Revista Ya que “entre los 16 y 19 años hubo un cierto complejo de esconder el medio del que uno viene (…). Después descubrí que uno tiene que ser auténtico y debe sentir libertad interior (…). Yo soy lo que soy. Nací en la clínica Santa María, me casé en Zapallar con la Cecilia Echenique, estudié en el Saint George, y qué le vamos a hacer, en buena hora no más y si no le gusta a alguien, peor para él”.

En primer año de Derecho en la U. de Chile, el sacerdote Percival Cowley los convocó a él y a sus compañeros José Luis Ramacciotti, Andrés Donoso, Raúl Valdivia, Carlos Mackenney y Luciano Fouilloux a una eucaristía en el colegio de las Monjas Argentinas. Era octubre de 1974 y los allí reunidos serían pioneros de las comunidades cristianas de la Parroquia Universitaria, que funcionó en un galpón vecino a la Iglesia de La Anunciación. “Se trataba de que jóvenes universitarios hicieran su apostolado en política al alero de la Iglesia Católica. Nos juntábamos una vez por semana en las casas o en la parroquia, inicialmente fueron sólo hombres, después nos incorporamos las pololas. Hacíamos asistencia legal en Los Nogales y La Victoria, retiros, huelgas de hambre. Nacho participaba en todo”, cuenta Alejandra Krauss, amiga de Walker y quien llegó como polola de Andrés Donoso, con quien se casó.

El presidente de la DC tocaba guitarra y cantaba en el coro que vio pasar a Tati Penna, a los grupos Abril, Aquelarre y Santiago del Nuevo Extremo. “Yo me casé en la Parroquia Universitaria y Nacho y la Cecilia nos cantaron como regalo de matrimonio un poema de Pablo Neruda”.

Su pareja de amigos lo hizo en Zapallar  –recuerda– el mismo día que Pinochet fue devuelto del viaje a Filipinas (el 22 de marzo de 1980). Fue una ceremonia a la que llegaron Eduardo Frei Montalva, Joaquín y Nicolás Eyzaguirre, Tati Penna y todos los amigos de la Parroquia Universitaria.

Dice que pudo elegir una vida cómoda y haber entrado al estudio de abogados de su padre,  “pero se va a trabajar a la Vicaría de la Solidaridad”. No considera que la suya sea una existencia predecible y conservadora: “Sale fuera de Chile a estudiar en una época en que no era común, lidera el tema de la ley de divorcio con la Mariana Aylwin y da la pelea para terminar con los hijos legítimos e ilegítimos”.

Entre sus mejores amigos en la política menciona a Víctor Maldonado, secretario general de la DC; Jorge Burgos, actual ministro de Defensa; y sus hermanos parlamentarios Patricio (senador) y Matías (diputado por el antiguo distrito de Patricio). “Son una familia achoclonada; se respetan, se cuidan y se defienden”. Cercano a los miembros de Cieplan René Cortázar, José Pablo Arellano y Pablo “Polo” Piñera, en los veranos el timonel DC come en Cachagua con Alejandra y su marido, con “Polo” Piñera, José Jiménez, ingeniero de la DC y, a veces, se suma Nicolás Eyzaguirre, actual ministro de Educación.

“No es de los que tiene íntimos amigos con los que sale a tomar un trago para hablar de la vida. Él se recluye en su casa con la Cecilia y sus hijos”. Son tres: Elisa, abogada de la U. de Chile, que lo hizo abuelo; Ignacio, cineasta; y Benjamín que va en cuarto año de Derecho de la Chile.

Sigue ligado a los integrantes de su comunidad cristiana. Raúl Valdivia trabaja en el estudio que fundó su padre Ignacio Walker Concha; José Luis Ramacciotti fue su jefe de campaña a senador hace cuatro años. “Somos muy leales a Nacho, pero no nos calificamos de príncipes. Yo decreté que por ningún motivo, porque era generar un grupo interno de elite. Yo tengo la certeza de que lo mueve el bien común, el partido y que al país le vaya bien”, dice Krauss, militante DC e hija de Enrique, ex ministro de Aylwin.

La Vicaría fue el único lugar donde ejerció la profesión durante tres años, recién titulado. “Fue la época más difícil y más feliz de mi vida. Dicen que Ramón Sarmiento, de Los archivos del cardenal, y yo somos almas gemelas”, dijo a El Semanal en 2011. “Está equivocado Nacho. La inspiración del personaje que interpreta Benjamín Vicuña es Álvaro Varela, uno de los fundadores del Comité de Cooperación para la Paz”, cuenta Héctor Salazar, otro de los que dio vida al organismo que precedió a la Vicaría.

Walker pertenecía a la unidad de amparo, presentaba recursos y atendía al público que, afligido, recurría a pedir ayuda legal para sus familiares.

La veta social le viene por familia: su padre fue uno de los creadores de la Fundación Rodelillo, que apoya a familias vulnerables en educación, vivienda (a través de una Egis que intermedia subsidios) y trabajo (con su Otec que capacita en distintos oficios). Y su abuela paterna Teresa Cazzote de Concha fue la fundadora del Hogar Las Creches, que significa guardería en francés.

«Si a don Gabriel le decían el conde…»

Hoy, el tono y la forma de plantear sus críticas sacan chispas en cada vez más sectores del partido. “Dejan a la DC como una caricatura de partido conservador, poniendo cortapisas a los cambios y eso no es la DC, ni lo que piensan sus parlamentarios y militantes”, alega Gabriel Silber.

Decir en La Tercera que el programa del gobierno no es la Bibilia, ni el Corán ni la Torá y que uno de los aportes de la DC será marcar un matiz, revelan, a su juicio, un estilo que no propone ideas ni convoca. “En sí misma la crítica o el reparo no es dañino, pero cuando es sistemático se comienza a perfilar una DC agria”, afirma un militante que no participa de la política activa.

A Walker le gusta marcar la diferencia, mostrarse como un díscolo que representa a los grupos que pueden verse afectados con las reformas tributarias y educacional, y a la DC como el partido que contiene el avance de la izquierda. En marzo negó que la Nueva Mayoría fuera una “coalición política”. Haciendo un juego de palabras precisó que “son los partidos los que constituyen su política de alianzas”, tras los dichos Jaime Quintana –el timonel del PPD–, respecto al uso de la “retroexcavadora” para destruir los cimientos del modelo neoliberal. Rápidamente, el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, ratificó que la Nueva Mayoría sí es una coalición política.

Otro ejemplo: “Generalmente, un sector de la izquierda enfatiza más la educación pública (…) y el derecho a la educación. Nosotros creemos en la educación pública, mixta y privada (…) y enfatizamos la libertad de enseñanza”, sostuvo a mediados de marzo en el programa ‘Estado Nacional’ de TVN.

Entonces, salió Mario Venegas (DC), presidente de la comisión de Educación de la Cámara, a decir que Walker no lo representaba, que no había una sola posición en el partido y que abogaría para que en adelante se hicieran declaraciones institucionales y no a título personal.

Hace dos semanas, en pleno debate sobre la reforma educacional, Walker le respondió vía Twitter al PS Juan Pablo Letelier, quien criticó la educación subvencionada con recursos del Estado: “el 55% de la educación chilena es particular subvencionada, jp letelier la quiere eliminar? La DC la va a defender!”. No hubo medio que no reprodujera su tuit.

“Sus críticas debilitan la posición del gobierno. Él no va a tener margen para votar en contra de la Nueva Mayoría, pero genera un clima político malo, que favorece a los enemigos de la reforma tributaria”, apunta un analista político.

Un personero de La Moneda comenta que “Walker no siente como suyo este gobierno. No tiene a nadie suyo instalado en Palacio, como sí lo tiene, por ejemplo, el senador Pizarro. Por eso está armando el discolaje de centro en el Senado. Para eso contaría con Andrés Zaldívar y su hermano Patricio, y pare de contar. Pero tiene un problema: ambos senadores son de regiones impares y van a la reelección, tienen poco margen para darse gustos”.

“Pienso que los empresarios y los sectores más pudientes confían en una DC liderada por Walker por una cuestión de clase. Es como reconocer éste es de los nuestros”, afirma un antiguo democratacristiano. Observa que en materia valórica su cercanía con la Iglesia Católica lo pone más cerca de la derecha, al igual que su furibundo anticomunismo.

A Walker le gusta jugar con las palabras. “Nunca más nos dijeron los príncipes de la DC desde que sacamos el 60% de los votos en la elección interna (…). Disipamos las dudas, dejamos de ser los príncipes”, afirmó a El Semanal en septiembre de 2011. Pero agregó: “En todo caso, para mí no es despectivo que me digan príncipe: si a don Gabriel (Valdés) le decían el ‘Conde’, ¿cómo me voy a enojar? Pero mi familia es bastante plebeya e inmigrante, así que nadie se pase películas de nobleza”.

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