PAÍS
Foto: AgenciaUNO
Bachelet, la primera prueba de fuego de Kast
La decisión que deberá tomar sobre la ONU pondrá al Presidente electo frente a su primer gran test: ordenar a su sector, resistir presiones internas y mostrar si gobernará desde la trinchera o con lógica de Estado.
Apenas días después de su triunfo en segunda vuelta, José Antonio Kast ya enfrenta su primer dilema de peso internacional. No es una reforma, no es seguridad ni economía: es Michelle Bachelet. La eventual candidatura de la expresidenta a la Secretaría General de la ONU se transformó, en cosa de días, en el primer test de liderazgo, estatura de Estado y control interno del Presidente electo.
La escena clave ocurrió este lunes en las oficinas de la Fundación Horizonte Ciudadano, en Ñuñoa. Allí, Kast y Bachelet sostuvieron una reunión que estaba planificada para una hora, pero que terminó extendiéndose por casi dos horas completas. Más que una cortesía republicana, fue una conversación densa, larga y cargada de simbolismo político.
Desde el bacheletismo confirman a El Mostrador que el tema ONU estuvo sobre la mesa. Kast le transmitió a la exmandataria que está recopilando antecedentes y que cualquier definición la dará después de asumir, en línea con lo que más tarde repetiría ante la prensa: “No diré nada antes del 11 de marzo”. En el entorno de Bachelet subrayan además el tono del encuentro: la expresidenta fue “muy generosa” al compartir su experiencia de Gobierno y de liderazgo internacional con el futuro Mandatario.
Pero el optimismo es moderado. En el bacheletismo creen que Kast debería apoyarla, aunque el verdadero nudo está en el cómo. Las dudas no son menores: un respaldo fuerte, con recursos diplomáticos, lobby activo y despliegue del Estado, o un apoyo meramente declarativo, de bajo perfil, sin comprometer capital político ni esfuerzos reales. La diferencia, advierten, puede ser decisiva. Más aún cuando, según encuestas que manejan en ese sector, un 57% de los chilenos respalda la candidatura de Bachelet a la ONU.

La cita comenzó a las 12:15 horas en las oficinas de la fundación Horizonte Ciudadano.
Kaiser levanta bandera roja
Mientras el Presidente electo mantiene en pausa su decisión oficial, la derecha se muestra dividida, y sus discrepancias han quedado al descubierto en la prensa en los últimos días.
Desde RN, el diputado electo Francisco Orrego fue categórico en rechazar cualquier respaldo, calificándolo como un error “nacional e internacional”. Desde la UDI, su presidente Guillermo Ramírez sinceró que él no la apoyaría, aunque comprometió disciplina y respaldo a la decisión que tome Kast como jefe de Estado. En la otra vereda del bloque, Evópoli –a través de Juan Manuel Santa Cruz– defendió la continuidad institucional y la lógica de Estado, mientras que el alcalde de Santiago, Mario Desbordes (RN), fue incluso más lejos: apoyar a Bachelet –dijo– sería un “orgullo para Chile”.
En el Partido Republicano no dan mayores detalles por ahora. Desde la colectividad afirman que respaldarán la decisión que José Antonio Kast tome respecto a la candidatura de Michelle Bachelet a la ONU.
Pero más a la derecha todavía, el kaiserismo levantó bandera roja. Johannes Kaiser y el Partido Nacional Libertario expresaron su incomodidad y preocupación por el acercamiento con Bachelet, elevando el costo interno de un eventual respaldo y transformando la definición ONU en una pulseada por el alma del nuevo oficialismo.
En el entorno del diputado y excandidato presidencial libertario incluso señalan que apoyar la postulación de Bachelet sería “la primera voltereta” del Presidente electo.
“Bachelet representa un ciclo político agotado, despilfarro fiscal, malas reformas y cero responsabilidad con los recursos del Estado”, comentó en X el diputado electo y vicepresidente del PNL, Hans Marowski. “Pensar en gastar plata que Chile no tiene para reflotar su figura no es prudente ni necesario. Es repetir los errores que el país ya pagó caro”, añadió. La publicación fue compartida por el propio Kaiser.
La prueba de fuego

José Antonio Kast llegando a la oficina de Michelle Bachelet en Ñuñoa.
Más allá de las dispares declaraciones de sus militantes, desde Chile Vamos las lecturas son precisas y estratégicas. Fuentes del bloque señalan que el apoyo –si ocurre– debería anunciarse en los primeros días del mandato, y coinciden en que la postulación de Bachelet es, sin rodeos, la prueba de fuego de Kast. Si la respalda –dicen–, dará un golpe de efecto mayúsculo: se instalará como un hombre de Estado, capaz de separar convicciones personales de intereses nacionales. Si no lo hace, advierten, quedará encapsulado en el poco más del 20% que lo apoyó en primera vuelta y debilitado frente a las barras bravas del mundo libertario. En ese escenario, Kaiser gana la batalla.
En política –resumen esas fuentes–, aislar a las barras bravas tiene costos inmediatos, pero beneficios a mediano plazo: permite ordenar el tablero y saber con quién realmente se gobierna.
“Lo importante es que se respete la institucionalidad republicana de nuestro país. Y hoy día el Presidente de la República es Gabriel Boric, quien conduce las relaciones exteriores. Y el Presidente electo también tiene que dar muestras claras, sobre todo para detener los ímpetus de algunas de sus personas, como el diputado Ramírez o el mismo diputado Kaiser. Tiene que dar muestras. ¿Quién va a gobernar, Kaiser o él? Esa es una señal que debe dejar manifiestamente clara”, comentó el diputado Nelson Venegas (PS), integrante de comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara.
“Cuando uno se pone la camiseta de la selección juega por todo Chile”
Desde el mundo diplomático, en tanto, el diagnóstico es todavía más claro y menos ideológico. Las versiones sobre que Estados Unidos buscaría imponer un secretario general “pro Trump” son calificadas derechamente como voladores de luces. Washington, explican, no tiene interés real en la ONU: impulsar a uno de los suyos implicaría compromisos financieros que Donald Trump no está dispuesto a asumir. Lo mismo ocurre con la eventual carta de Javier Milei, el argentino Rafael Grossi: un funcionario con trayectoria técnica, pero –señalan– sin capital político real en el concierto internacional, que además sería vetado por Reino Unido por el conflicto de las Malvinas.

Michelle Bachelet se retiró del encuentro con José Antonio Kast sin realizar declaraciones públicas.
A eso se suman las advertencias del excanciller Heraldo Muñoz y el exministro Sergio Bitar, quienes han insistido en que no apoyar a Bachelet sería una señal contradictoria y dañina para los intereses de Chile, justo cuando el país busca posicionar a Valparaíso como sede de organismos ONU. El propio ministro del Interior, Álvaro Elizalde, empujó la idea con una metáfora directa: “Cuando uno se pone la camiseta de la selección juega por todo Chile y, por tanto, no se da gustos personales”, dijo en la antesala de la reunión entre el Presidente electo y la exmandataria.
Así, la decisión que Kast ha congelado hasta después del 11 de marzo es mucho más que un gesto diplomático. Definirá el tono de su política exterior, el equilibrio de su coalición y su capacidad para pararse –o no– por sobre la trinchera. Bachelet, esta vez, no es solo una candidatura: es el primer gran espejo en el que se mirará el próximo Presidente de Chile.
Inscríbete en el Newsletter +Política de El Mostrador, súmate a nuestra comunidad para informado/a con noticias precisas, seguimiento detallado de políticas públicas y entrevistas con personajes que influyen.