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«En vez del pesimismo» de Ricardo Lagos, un libro moderado y sin profundidad Libros de actualidad en la crítica de Gonzalo Rojas Sánchez

«En vez del pesimismo» de Ricardo Lagos, un libro moderado y sin profundidad

Ricardo Lagos ha escrito para todos lo que podrían votar por él: izquierdas, centros y derechas unidas, que buscarían no ser vencidas. Sólo ha dejado fuera un segmento y es recurrente el uso despectivo que en el libro el autor da a esa palabra: los conservadores.


Ricardo Lagos, En vez del pesimismo. Una mirada estratégica de Chile al 2040, Debate, Santiago, 2016, 156 páginas.

Moderación: ésa es la característica más destacable y concreta de este libro de Ricardo Lagos.

Pero moderación no es sinónimo de profundidad. Y aunque se entiende que el ex presidente no se ha propuesto escribir un tratado, tampoco ha logrado desarrollar una visión suficientemente seria sobre Chile. Le ha resultado un curso de proyectos, no una mirada estratégica; un interesante elenco de problemas y soluciones, no una reflexión de estadista.

La razón es el conjunto de vacíos, de temas no explorados por quien se supone está mirando al país a un cuarto de siglo plazo.

Dos ejemplos: demografía y familia.

Nada hay sobre demografía, sobre natalidad, sobre la recomposición de nuestra población, gracias a la inmigración. Uno de los más serios problemas de Chile en términos absolutos -no estamos reponiendo población- y en términos relativos -nuestros vecinos crecen y crecen- parece no estar en el catálogo de cuestiones de primera importancia.

Ni siquiera cuando habla con dureza sobre las AFP, vislumbra Lagos el problema de fondo. ¿Cuántos habitantes habrá en Chile el 2040 y de qué edades y composiciones étnicas serán? El Chile que Lagos imagina, mirado desde esta variable fundamental, se hace entonces etéreo.

Tampoco está tratada la situación de la familia de modo orgánico. Una que otra mención dispersa por aquí y por allá, sin que el autor entre desde ellas, desde el principio -por la vida o contra ella, por lo tanto- a su análisis del país. ¿Ignora Lagos que hemos tenido varios años desde la vigencia de la nueva ley con más divorcios que matrimonios? ¿No le importa que nos estemos moviendo entre el 70 y el 75% de los niños nacidos fuera del matrimonio? ¿No valora las más de cien mil denuncias anuales por violencia intrafamiliar? Fuera de esas coordenadas, las fibras ópticas, los tranvías regionales y los derechos sociales a que tanto recurre el ex presidente en su texto -y mil artilugios más- no pasarán de ser nuevas y sofisticadas formas de disfrazar con ropajes de progreso el deterioro cultural básico de nuestra población. Porque la primera socialización, la primera inculturación es la familia.

Volvamos a la moderación.

Ricardo Lagos ha escrito para todos lo que podrían votar por él: izquierdas, centros y derechas unidas, que buscarían no ser vencidas. Sólo ha dejado fuera un segmento y es recurrente el uso despectivo que en el libro el autor da a esa palabra: los conservadores.

Qué bueno que así sea, qué bueno que existamos para poder decir que Lagos ha escrito un libro más: uno más de los de su lista y “uno más”, porque se mueve sólo en la superficie de los problemas más serios y profundos de Chile.

Gonzalo Rojas Sánchez

Profesor universitario

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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