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En busca del arca perdida de Ravinet: valiosa colección de arte clásico desapareció sin dejar rastro en 1992 Las piezas fueron donadas por la U. de Oxford para crear museo clásico en Santiago que nunca se construyó

En busca del arca perdida de Ravinet: valiosa colección de arte clásico desapareció sin dejar rastro en 1992

La polémica por la extraña desaparición de una valiosa colección grecorromana, donada a la Municipalidad de Santiago, que dirigía Jaime Ravinet, salió a la luz en marzo de este año tras un requerimiento por Ley de Transparencia realizado por una investigadora de la Universidad de Oxford. Documentos de la época confirman que las piezas llegaron a Chile, pero a 25 años de la donación nadie sabe ni recuerda nada. Originales y réplicas, simplemente desaparecieron.


Por más de 25 años, el profesor de la Universidad de Oxford Michael Vickers se preguntó qué fue de las piezas de arte clásico que un museo de Oxford donó a la Municipalidad de Santiago en los primeros años del retorno de la democracia.

Hasta donde él tenía conocimiento, en Chile debía existir el Centro de Arte de la Antigüedad Grecorromana, un museo donde se exhibiría la donación, se realizarían talleres de arqueología, además de contener una biblioteca y salas de conferencias. El detalle de cómo sería ese centro lo explicó el propio alcalde de la época, Jaime Ravinet, quien en 1991 oficializó un protocolo para recibir las piezas y designar responsabilidades y, al año siguiente, a través de una carta a Vickers, manifestó su agradecimiento «por la valiosa donación, cuyo destino definitivo es el Centro de Arte del Mundo Antiguo, que actualmente está en etapa de formación». Para consolidar el museo, otros institutos de Europa también donaron material.

Con la duda siempre presente, el profesor Vickers, en marzo de este año, le encargó a una chilena, alumna suya de doctorado, averiguar sobre el museo y el destino de las piezas. Valeria Riedemann, investigadora de la Universidad de Oxford, no se demoró en responder: en Chile no existió ni existe museo del Arte Antiguo.

¿Y el destino de las piezas? Nadie sabe ni recuerda nada, ni menos existen responsables. Simplemente desaparecieron.

Ley de Transparencia

La polémica por la desaparición de la serie de objetos originales y réplicas de la Antigüedad donados en 1992 a la Municipalidad que dirigía Ravinet salió a la luz tras un requerimiento por Ley de Transparencia, durante el mes de marzo.

Según la petición de información, el Ashmolean Museum de la Universidad de Oxford donó una serie de piezas de arte grecorromano para el futuro museo en Chile.

La concejala por Santiago, Irachi Hassler, planteó el tema esta semana durante el Concejo Municipal, que tiene hasta abril para responder el requerimiento por Transparencia. Además ofició a la administración del municipio para que realice una investigación.

Por su parte, el diputado Amaro Labra planteará el tema en la cita de la Comisión de Cultura de la Cámara Baja el próximo lunes, con la intención –entre otros aspectos– de involucrar al Ministerio de Cultura.

Entre el material donado se encuentran lámparas romanas, similares a las de esta imagen del Museo de Tarragona, España.

El 19 de marzo pasado, Valeria Riedemann envió una solicitud vía Ley de Transparencia a la Municipalidad de Santiago, con el objetivo de saber dónde están las piezas arqueológicas.

Riedemann es licenciada en Filosofía y Magíster en Teoría e Historia del Arte de la Universidad de Chile y fue favorecida por Becas Chile en 2009 para realizar estudios de posgrado en el Reino Unido. Allí obtuvo un Master of Arts en estudios comparados de Arte y Arqueología (University College London) y luego alcanzó un doctorado en Arqueología Clásica en la Universidad de Oxford.

En cuanto a los objetos, habían sido donados en 1992 a través del profesor Michael Vickers. Riedemann conoció al docente de la Universidad de Oxford en 2013 y él le consultó sobre qué había sucedido con las donaciones.

«Puesto que yo nunca las había visto, el saber que estas donaciones no son de carácter público me causó preocupación y me comprometí con el Prof. Vickers a averiguar qué pasó», señala Riedemann en su petición.

Entre las piezas figuran piezas de cerámica y lámparas romanas, todas originales, así como réplicas de otras piezas antiguas.

La Municipalidad, hoy dirigida por Felipe Alessandri, tiene hasta el 17 de abril para responder, aunque el plazo podría ser prorrogado por otros 10 días hábiles. Ante consulta de este diario, la actual administración informó que se enteró del tema tras la solicitud de Transparencia.

«Tras esto, se iniciaron las investigaciones internas correspondientes para dar respuesta a la solicitud y poder averiguar el destino de estas piezas. Esta investigación se encuentra en curso en este momento», indicaron.

Otra donación es una reproducción de la cabeza de Atenea. Esta imagen corresponde a una copia que se encuentra en la Universidad de Kansas.

El apoyo de Ravinet

El Museo Ashmolean data de 1683 y fue creado para resguardar el legado del político y astrólogo local Elias Ashmole. Cuenta con piezas del Antiguo Egipto, la Grecia Clásica y pinturas del Renacimiento.

El ambicioso proyecto en Chile, en tanto, era gestionado por Rafael Vargas Hidalgo, un abogado y escritor residente en Roma hasta hoy, que había logrado el respaldo de Ravinet para el mismo.

Mediante una carta del 8 de enero de 1991, el entonces jefe comunal había oficializado su apoyo a la iniciativa. Allí señala que la Municipalidad patrocina la instalación en Chile de un «Centro Cultural de la Antigüedad Grecorromana» y señala como director al propio a Vargas.

Asimismo, informa que las donaciones serán oficializadas por Vargas en conjunto con su asesor cultural, Alberto Jerez Horta, a su coordinador en asuntos culturales, Fernando Sánchez Durán.

Detalles de los objetos

Según Riedemann, las donaciones («una copia de la cabeza de la Atenea Lemnia, lámparas romanas, fragmentos de cerámica griega y mármol») fueron gestionadas en Oxford por el profesor Vickers y recibidas por la asesora de Cultura y Prensa en Londres de la época, Florencia Varas.

Como prueba, adjunta una misiva del miércoles 23 de septiembre, de Vickers para Vargas, en la cual el académico señala que el viernes las piezas serán entregadas a una representante de la embajada chilena que viajará expresamente para Oxford a recibirlas.

En una misiva del lunes 28 de septiembre de 1992, dirigida a Vickers, Varas expresa que «agradece sinceramente la donación hecha por el Ashmolean Museum a su nombre», y le señala que espera que visite el Centro «en un futuro no demasiado lejano» para dar una conferencia en el museo «recientemente creado».

Vickers, en una misiva del 13 de octubre, dirigida a Vargas, confirma que la entrega del material a Varas ocurrió  «sin contratiempos». «La señora Varas vino y recolectó las cajas, que espero ya hayan llegado a Santiago», dice.

Hoy, sin embargo, Varas niega haber recogido pieza alguna y afirma que solo estuvo en Oxford para conversar con el docente.

«Fui a Oxford a reunirme con un profesor a pedido de una persona en Italia, que estaba reuniendo algo para un museo que se iba a crear en Chile. Creo que si él lo mandó (el material) fue directamente a ese contacto italiano o Chile», señaló a este diario.

«Nunca recibí materialmente esas piezas, nunca recibí ninguna caja ni ninguna caja llegó a la embajada», reiteró.

Las piezas que llegaron a Santiago

Sin embargo, se sabe que las donaciones llegaron a la Municipalidad de Santiago gracias a la carta firmada por el entonces alcalde, Jaime Ravinet, agradeciendo a Vickers dichas donaciones, agrega Riedemann en su petición.

Fechada el 28 de julio de 1993 y dirigida a Vickers, en la misma Ravinet agradece la donación de fragmentos de porcelana y mármol y lámparas romanas».

«Agradezco sinceramente esta valiosa donación, cuyo destino definitivo es el Centro del Arte del Mundo Antiguo, el que actualmente está en etapa de formación y de cuyo desarrollo lo mantendremos plenamente informado», concluye.

Lo cierto es que el museo no se concluyó durante el primer mandato de Ravinet, pero el proyecto siguió adelante. El 29 de diciembre de 1995, el diario El Mercurio publicó un artículo titulado «Grecia en la Quinta», donde se indicaba que el museo iba a instalarse en la Quinta Normal.

Esta «nueva instancia para el conocimiento del arte grecolatino», bajo el nombre de «Centro de Estudios y Difusión del Arte Clásico» (CEDAC), se constituiría gracias a «donaciones de diversos museos y universidades extranjeras».

«El proyecto ha sido largamente planificado y cuenta con el apoyo de la Fundación Andes, la Comunidad Europea y la Cancillería chilena», detallaba en el artículo la directora del Museo de Santiago, Paula Jaramillo.

El diario también indicaba que la municipalidad ya albergaba parte del material, específicamente «40 obras escultóricas facsimilares de un total de 120», y que el museo iba a contar con una biblioteca, una sala de conferencias y otra de exposiciones rotativas.

Cancelado por costo excesivo

Lo cierto es que el museo nunca se constituyó. Ravinet, consultado por este medio, respondió que, pese a no recordar claramente, en la época formó una comisión para estudiar el proyecto y se concluyó que las piezas no tenían el valor suficiente como para crear el museo. Una respuesta, en todo caso, que no se condice con las cartas que él mismo envió en 1991 y 1992, en donde valoraba la donación y adelantaba, asimismo, que el museo se encontraba en plan construcción.

Vargas, quien tampoco sabe dónde están las piezas, asegura que el alcalde lo apartó del proyecto y designó en su lugar a Jaramillo. Además, dice que las donaciones totales alcanzaron las tres toneladas de material. «Esas tres toneladas de tesoros desaparecieron de la alcaldía del señor Ravinet», lamenta.

Jaramillo, en tanto, dice que Ravinet la designó en su momento como contraparte de Vargas y para coordinar el envío del material a Chile.

«Efectivamente llegó (el material). Eran réplicas de obras de arte de yeso, algunas esculturas grandes y otras más pequeñas. Se empezaron a guardar en la bodega del Departamento de Cultura, que en esa época era el edificio de Matucana 272, y se empieza a hacer un registro de las réplicas», indica.

En ese lugar funciona hoy la Oficina del Adulto Mayor. Según Jaramillo, incluso se evaluó la posibilidad de convertir ese edificio en el museo. Pero, finalmente, el proyecto naufragó.

A eso se sumó que Vargas «empezó a mandar más de estas réplicas sin avisarle a nadie que las estaba mandado y que llegaban a Chile, hasta que nos enteramos por Aduana que teníamos una multa por cosas guardadas en bodega. Era un precio exorbitante y no era posible pagarla sin incurrir en alguna ilegalidad. Esas quedaron ahí porque fue imposible sacarlas, porque el municipio no tenía condiciones para pagar. Qué pasó después, no tengo idea, la verdad».

Para la concejala Hassler, ahora lo importante es dilucidar qué pasó con el material.

«Nuestra pregunta lógica es dónde están hoy estas piezas, para que puedan ser puestas a disposición de la comunidad y ver las responsabilidades de por qué ha pasado tanto tiempo sin que hayan podido exhibirse», dice.

«Hubo un regalo a nuestro país, en el contexto del retorno de la democracia, que tenía que ver con aportar a Chile, al desarrollo de la cultura, la democracia, y eso no pudo materializarse. Es un tema de interés nacional», concluye.

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