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Opinión: Ley de pesca y la falacia de la libre competencia que defiende Sonapesca

Opinión: Ley de pesca y la falacia de la libre competencia que defiende Sonapesca

«El que la FNE y el Tribunal de la Libre Competencia de nuestro país avalen la anterior situación, no significa que los emprendedores y empresas innovadoras estemos a resguardo. Por el contrario, da cuenta de cómo la Corrupción se ha apoderado de nuestro país a tal punto que encontramos como normal que un puñado de grandes grupos económicos controlen para el enriquecimiento de ellos una riqueza país que nos pertenece a todos los chilenos».


Don Héctor Bacigalupo, gerente general de la Sociedad Nacional de Pesca ha afirmado en Diario Financiero con fecha 30 de septiembre, en respuesta al gerente general de la empresa Lota Protein, que «desde el punto de vista de la libre competencia la actual legislación sectorial cumple con los más altos estándares internacionales existentes sobre la materia en los principales países pesqueros. Afirmar lo contrario sería faltar a la verdad».

Sin embargo, quien falta a la verdad es precisamente el Sr. Bacigalupo. En un país libre de corrupción y con régimen de libre competencia algunas cosas que ocurren en Chile resultarían insoportables y castigadas severamente por la justicia. El año 2010 un importante grupo con inversiones en el Sector Pesquero confesó nada menos que ante el Tribunal de la Libre Competencia el modus operandi de los principales grupos económicos para hacerse del otro 60% de las cuotas de pequeños pelágicos y jurel que ellos no controlan y que están en manos de casi mil armadores semiindustriales, con el beneplácito de estos últimos, lo que explica cómo los primeros han terminado monopolizando en sus manos el cien por ciento de la explotación de la riqueza pesquera país.

Confesó que los primeros facilitarían financiamientos a los semiindustriales a cambio de las capturas futuras, razón por la que los primeros consideran a los segundos sus «cuasisocios», en contratos muchos de ellos a 20 años plazo y renovables. De esta manera los grupos controladores del sector han impuesto como barrera de entrada que los nuevos emprendimientos deben disponer de cuantiosos recursos financieros para ser parte del exclusivo club de la explotación de la riqueza país. De esta manera han impedido que las miles de Pymes y nuevos emprendimientos puedan romper el tejido de contratos que les posibilita en estos momentos monopolizar las pesquerías país en forma renovable hasta la perpetuidad.

De allí que la Mesa Longueira que avaló la Ley Longueira no fue más que un show mediático montado por el ex Subsecretario de Pesca y actual Consejero Nacional de Pesca Pablo Galilea, para dar la apariencia de que entre estos «cuasisocios» existían puntos de desencuentros y amparar el reparto del botín tejido de antemano. Tarea a la que se sumó en su momento el actual subsecretario de Pesca Raúl Sunico.

Los coludidos a pesar de que son los principales autores de la devastación pesquera y la pesca ilegal protegidos en lo anterior por Subpesca y Sernapesca, consiguieron con la Ley Longueira que nuestros senadores y diputados protegieran su negociado con una ley, que les permite: 1) explotar monopólicamente el total de la riqueza pesquera país; 2) perpetuar a nuestro país como productor de harina de pescado o los negocios que ellos decidan y 3) impedir entre cualquier nuevo emprendimiento asociado a nuevas innovaciones con los recursos pesqueros país, más allá del 1%.

El que la FNE y el Tribunal de la Libre Competencia de nuestro país avalen la anterior situación, no significa que los emprendedores y empresas innovadoras estemos a resguardo. Por el contrario, da cuenta de cómo la Corrupción se ha apoderado de nuestro país a tal punto que encontramos como normal que un puñado de grandes grupos económicos controlen para el enriquecimiento de ellos una riqueza país que nos pertenece a todos los chilenos.

Le hemos pedido a la ASECH ( Asociación de Emprendedores de Chile ) que apoye nuestra solicitud ante la Fiscalía Nacional Económica para que investigue este tejido de contratos que da forma a la actual Colusión. Un país sin espacio para que las innovaciones que pueden surgir en las miles de cabezas de las actuales y nuevas generaciones y se transformen en nuevos emprendimientos, deja al desnudo el nivel de Corrupción al que lo han llevado sus élites miopes y egoístas.

Pablo Fernando González
PYME Innovación

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