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La batalla por control de SQM entra en tierra derecha en medio de alta tensión Próximo lunes comienza la recepción de ofertas vinculantes por Calichera

La batalla por control de SQM entra en tierra derecha en medio de alta tensión

Enrique Elgueta
Por : Enrique Elgueta Periodista y consultor senior en Comsulting.
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El proceso ha causado controversia, ya que Julio Ponce exige un premio por el control indirecto de SQM que aún mantiene, a pesar de que no está en sus planes soltar el timón de la minera. Eduardo Bitran, titular de Corfo, y algunos minoritarios exigen que se haga OPA. Ayer el directorio de Oro Blanco revisó la conveniencia de la operación, ¿lo es si desde su anuncio la acción ha subido un 75%? En cualquier caso, Ponce tiene cartas a su favor: la SVS ya fijó un precedente jurídico que lo favorece cuando Heineken entró en la propiedad de CCU. Su apuesta es que, si llegan los chinos a SQM, el conflicto con Corfo se iría diluyendo, pues el Estado no querría un conflicto diplomático con el gigante asiático.


La próxima semana parte formalmente la recepción de ofertas vinculantes por Calichera, proceso que inició el año pasado Oro Blanco en medio de la fuerte disputa que enfrentaba SQM con Corfo, entidad estatal que lo único que quiere es que Julio Ponce deje la propiedad de la minera.

Fue en ese contexto que Rafael Guilisasti, presidente de las principales sociedades cascada sobre SQM, comunicó su intención por conocer el interés del mercado sobre Calichera, dejando en manos de Itaú Argentina la misión de encontrar interesados. Y ahora el negocio se está poniendo serio, pues a partir del próximo lunes 5 de septiembre parte formalmente la recepción de ofertas vinculantes, plazo que duraría unos 15 días con la posibilidad de extenderlo.

Todo ello si es que el directorio definitivamente le da el vamos a la operación, pues ayer la mesa de Oro Blanco recibió el informe que se esperaba respecto de la conveniencia de vender Calichera. Desde el entorno de las cascadas afirmaron que conversaron el tema pero no han tomaron decisiones.

Lo controversial, en todo caso, es que el empresario está exigiendo una prima por control que ronda entre el 30% y el 37% por Calichera, a pesar de que, si efectivamente llegara a venderse, los nuevos dueños gobernarían con él SQM. Esto porque Ponce ya se decidió a no vender Potasios, pudiendo elegir 1 de los 7 directores de SQM gracias al 12,7% que tiene esta sociedad de las acciones correspondientes a la serie A, en circunstancias de que Calichera puede elegir 3. De esta forma, a través de un pacto de actuación conjunta gobernarían la empresa, mientras PCS seguiría en condiciones de solo elegir a 3 miembros del directorio.

Dicha situación ha sido discutida. El dueño de las cascadas quiere seguir siendo el rey pero este medio entiende que las consecuencias que ello traería para la relación con Corfo es algo resistido por el propio Guilisasti. Y no sin razón, pues el propio Eduardo Bitran, vicepresidente ejecutivo de Corfo, ha dicho que la venta de Calichera debería gatillar una OPA por SQM.

Esta semana salió nuevamente al ruedo afirmando que “si los cambios de control (en SQM) se hacen de manera en que no se protegen los intereses de los accionistas minoritarios, para lo cual hay una legislación que es la ley de OPAS, lo que salga de ahí no es legítimo”.

Y sus intervenciones no han sido gratuitas. El entorno de SQM está molesto con sus dichos y ya amenaza con una querella por el delito de prevaricación, algo que no es nuevo en el círculo de Ponce, considerando que en el marco del caso Cascada acusó por esos hechos a Fernando Coloma, ex titular de la SVS. Independiente de las amenazas, hay interesados que ya no siguen en carrera, como Ningbo Shanshan, firma que en junio acudió con una delegación de nueve personas a reunirse con Bitran. Producto de la incertidumbre de la operación descartó su interés.

Los últimos hechos demuestran que el viento está soplando en contra de Ponce, pero sigue teniendo cartas a su favor.

El precedente jurídico de la SVS

A pesar de lo polémico que ya resulta la supuesta pérdida de poder de Ponce en SQM, todo indica que el empresario tiene todo para llevar la negociación en sus términos, en particular al hecho de que no habría OPA.

La SVS ya marcó un precedente jurídico que iría en beneficio del empresario, determinando que por más que haya cambios en un “pacto controlador” no sería necesaria una OPA. Así lo concluyó en 2003 cuando Heineken entró en la propiedad de CCU, lo cual fue en un principio discutido por el propio grupo Luksic y luego por los minoritarios Budweiser.

Un estudio llamado “Desarrollo de las tomas de control corporativo en Chile después de la Ley de OPAS”, elaborado por funcionarios de la SVS, hizo un seguimiento de ese caso en 2004.

En 1994, Quiñenco y la alemana Schörghuber firmaron un pacto de accionistas para controlar CCU, compartiendo la propiedad de Inversiones y Rentas S.A. (IRSA), dueña del 61,58% de CCU. Pero en 2001 los europeos suscriben un acuerdo con Heineken para asociarse en un joint venture y crear una nueva sociedad que le permitiría a estos últimos ser socios de los Luksic, a pesar de que en el mercado chileno eran competidores directos, pues los holandeses eran dueños de Cervecerías Chile.

Pese al ruido inicial ambas partes alcanzaron la paz en 2003, cuando Heineken se comprometió a no competir con CCU en Chile y Argentina, concediéndole además a los Luksic la producción exclusiva y los derechos de distribución de la marca Heineken en ambos países. Todo era alegría hasta que Budweiser le pidió formalmente a la SVS que interviniera.

Los dueños de la cervecera norteamericana, Anheuser-Busch, tenían entonces el 20% de CCU, razón por la cual pidieron al regulador que el nuevo pacto controlador realice una OPA por el restante 38,42%. Entre sus argumentos afirmaron que había un cambio de control, por que era aplicable el artículo 199 letra c) de la Ley de Mercado de Valores.

Esta norma sostiene que debe haber una OPA “si se pretende adquirir el control de una sociedad que tiene a su vez el control de otra sociedad anónima abierta, y que represente un 75% o más del valor de su activo consolidado, se deberá efectuar previamente una oferta a los accionistas de esta última conforme a las normas de este Título, por una cantidad no inferior al porcentaje que le permita obtener su control”.

La superintendencia tomó razón de los hechos pero concluyó que aquí no había OPA: “’Es improcedente aplicar la letra c) del artículo 199 porque esa norma se refiere a la adquisición del control y no al mero cambio de uno de los miembros del grupo controlador, sin perjuicio además, que esa disposición no impone la obligación de efectuar una OPA al adquirente de las acciones de un miembro del controlador’ sino que sólo al adquirente de las acciones del ‘controlador’ y siempre que dicha adquisición le permita obtener precisamente el control directo o indirecto de la sociedad que hace oferta pública de sus acciones, situación que en este caso no se daba. En consecuencia, como base para descartar la existencia de un cambio de control, la SVS argumentó, que al mantener ambas partes, un porcentaje igualitario sobre IRSA, Heineken no podría controlar a esta sociedad, con lo cual no se estaba frente a una toma de control”, es el relato sobre el caso en el mencionado estudio.

Los estadounidenses recurrieron a la Corte de Apelaciones, pero esta ratificó el criterio de la SVS.

De esta manera, abogados de la plaza ven difícil que la SVS reinterprete nuevamente la norma y determine un criterio distinto al precedente de 2003. A pesar de que la misma ley de OPAs establece que un requisito básico para que esta se gatille, es cualquier operación que permita obtener el control de una empresa. En este caso se prevé que haya un nuevo pacto de actuación conjunta entre Ponce, Kowa y los nuevos dueños de Calichera.

¿Y si es que, finalmente, hay OPA? Por estatutos nadie puede tener más del 32% de SQM (sumando en total acciones de la serie A y B). Si alguien quiere superar ese umbral la minera debería modificarlos, lo cual es remoto porque, para ello, se requiere un quórum de accionistas que necesita de la aprobación de Ponce, lo que difícilmente ocurriría.

¿Chile vs. China?

Son capitales chinos los principales interesados en comprar Calichera. En el entorno de Ponce creen que a pesar de la relación crispada con Corfo, esta irá diluyéndose si es que se materializa la llegada de nuevos inversionistas.

Principalmente por la nacionalidad de los eventuales nuevos dueños de Calichera. En sus cálculos consideran que el Estado chileno evitará un conflicto diplomático con el gigante asiático, razón por la cual la Corporación se vería presionada a encontrar una salida alternativa al conflicto con SQM.

Es por eso que, a pesar del ruido que hoy mete esta coyuntura, creen que de igual forma es algo pasajero. Es que creen que las pertenencias mineras del Salar de Atacama de Chile, que administra Corfo, en la práctica seguirán siendo de Ponce y sus socios de SQM.

¿Y si no vende? Sería un escenario totalmente distinto al de hace poco menos de un año. Guilisasti llegó a las cascadas poco después de un millonario crédito entre este grupo de empresas y CorpBanca, lo cual le valió una multa al entonces banco de Saieh que hasta ahora se pelea en tribunales, pero ese pasivo tenía como destino alivianar la situación financiera de Ponce.

Hoy, a varios meses de que Oro Blanco anunciara su intención por vender Calichera, la acción correspondiente a la serie A de esta empresa ha subido desde los $360 hasta los $629,99, casi un 75%. Es decir, si no vende las finanzas personales de Ponce están tranquilas y se ve lejano que los covenants de sus créditos sufran algún gatillo.

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