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Se acabó el amor: dueño del NOI inicia arbitraje contra alcalde de Isla de Pascua luego de quebrarse sociedad hotelera

Se acabó el amor: dueño del NOI inicia arbitraje contra alcalde de Isla de Pascua luego de quebrarse sociedad hotelera

Natalia Saavedra Morales
Por : Natalia Saavedra Morales Editora periodística El Mostrador Mercados
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Mientras el edil Petero Edmunds acusa que el hotel que instalaron en la isla, en conjunto con Alberto Pirola, no rentó lo esperado, por lo cual sorpresivamente sacó a NOI y todos sus representantes del recinto, el empresario capitalino asegura que el negocio era en extremo complejo y que capitalizaron la inversión por años. Todo consta en diversos documentos.


En 2012 todo parecía andar sobre ruedas. En un período en que decidió darse un descanso de la política, el hasta ese entonces militante DC Pedro Edmunds -conocido en la isla como Petero-, actual alcalde de Isla de Pascua lanzaba con todo su faceta de empresario.

En terrenos ubicados en Rapa Nui que eran de su propiedad estaba levantando un pequeño hotel. Una apuesta boutique, aprovechando la potencialidad turística de Pascua y la poca oferta hotelera de la zona. Nueve habitaciones que lo llevaron a conocer al empresario con el que hoy se enfrenta. El reconto de 2012 nada se parece a lo que sucedió solo hace pocas semanas y que terminó con representantes de Edmunds tomando posesión del hotel y sacando del recinto y de la sociedad a cualquier representante de Alberto Pirola, el controlador de hoteles NOI que cinco años antes se había asociado con él.

La historia partió con el llamado de algunos representantes de la banca a Pirola. El objetivo era hablarle de un posible negocio en Rapa Nui. La idea era entrar en contacto con Edmunds, que estaba desarrollando un proyecto en la isla. Un pequeño hotel de nueve habitaciones. La idea parecía interesante y Pirola, que se ha dedicado al desarrollo de proyectos como lodges y estancias de lujo, decidió tirarse a la piscina.

De inmediato los abogados de ambos empresarios comenzaron a preparar toda la documentación tendiente a firmar un convenio que pactara la participación en la sociedad. Por disposiciones de la Ley Indígena ningún empresario chileno puede poseer terrenos en la Isla de Pascua. Edmunds entonces, aportaría el terreno a la sociedad mediante un arriendo a largo plazo y NOI entregaría (según consta en documentos) $ 47 millones para el alhajamiento, $ 167 millones para terminar el hotel (que se inyectaron mediante un aumento de capital), además del back office y el soporte comercial.  El hotel se bautizó como Hare Noi Boutik. Un exclusivo recinto con miras a competirle a hoteles de peso como en Hangaroa o el Explora. El negocio entonces parecía un romance perfecto.

El acuerdo fue pactado en un memorando de entendimiento y luego en un contrato marco. Dentro de las claves de estos documentos se contaba que el arriendo del terreno sería por cinco años, renovable de forma automática hasta enterar al menos 15 años de operación, el plazo estimado para recuperar la inversión.

Otra condición clave era que, como se habían estudiado los flujos que podía generar el negocio, sólo nueve habitaciones  no daban para generar dividendos. El acuerdo en papel estableció que el plan maestro era llegar a unas 30 piezas y que se pactaría en el futuro cómo financiar esas obras, preferentemente mediante préstamos bancarios.

Como accionista mayoritario (con el 60% de las acciones), Edmunds operaría como gerente general, con una renta estipulada en torno a $ 2,5 millones. NOI aportaría el respaldo de sus oficinas centrales y recibiría un royalty por las ventas. El mismo memorándum pactaba sin saberlo una claúsula de la que no mucho después se haría uso: cualquier diferencia sería debatida en arbitraje ante la Cámara de Comercio de Santiago.

Además, según notas publicadas en Diario Financiero y en La Tercera, Edmunds apoyaba la inversión mediante un crédito CORFO. La figura de la CORFO como aval del financiamiento bancario fue inédita en Rapa Nui y replicada por estos medios. Mientras DF planteó que el préstamo directo, en el cual participó Santander era del orden de $ 180 millones, La Tercera señaló que alcanzaba los «$ 75,5 millones, sobre los que Corfo dispuso una garantía de cobertura de $ 45,3 millones de dicho préstamo, pagable a 120 meses, según explicó el director regional de Corfo, Víctor Fuentes”, según consignó el matutino.

La comezón del quinto año 

Los primeros años de operación fueron de romance. Edmunds volvería a la arena política en 2012, luego de un breack de varios períodos como alcalde. Militante DC, renunció al partido y se postuló al máximo sillón comunal como parte del Partido Progresista. Fue reelecto en las últimas votaciones de 2016.  Pese a la dedicación exclusiva que exige el cargo (las inhabilidades permiten sólo ejercer clases o bien retirar utilidades de sociedades de las cuales los ediles son dueños) Edmunds mantuvo su cargo como gerente general del hotel, lo cual cobraba mediante boletas de honorarios. Su nombramiento en el cargo fue pactado en abril de 2012 y según cercanos a NOI , Edmunds emitía boletas a Hare Boutik.

Antes que las cosas se pusieran color de hormiga, el hotel alcanzó gran notoriedad  entre turistas, sobre todo extranjeros que a través de NOI realizaban reservas en el que se mostraba como un recinto más de la cadena. Los socios habían conversado la necesidad de promocionar el hotel fuera de Chile para poder posicionar el destino remoto. Tripadvisor y otras páginas de turismo reconocieron la calidad del hotel. El rol de Edmunds como gerente, según cercanos al alcalde, tenía la idea de convertirlo en un embajador de la isla como destino turístico. Más que un gerente, aclara una fuente, el objetivo de Petero era ser lo que en Estados Unidos se bautiza como un goodwill ambassador.

Hasta ahí todo era miel sobre hojuelas. Pero durante 2016 la pista se complicó. Todo terminaría con causas en el Poder Judicial y dos demandas de arbitraje (iniciadas el 26 de septiembre ante Manuel José Vial) que recién inician su camino, además del quiebre total de la relación comercial entre ambos y una historia que tiene dos versiones muy distantes.

Allegados a Pirola explican que era esperable que el ritmo del negocio fuera lento y que éste necesitó sucesivos aportes de capital tanto para mejoras de infraestructura como para gastos operativos. Además, de acuerdo a lo planteado por NOI, el hotel no era capaz de cubrir sus costos.  Según la cadena, Edmunds tenía un rol activo como gerente, y se reunía cada sábado con el equipo del hotel.

El déficit que acusan habría generado una deuda por capital de trabajo e intereses cercana a los $1.000 millones, más otros $ 500 millones por inversiones que necesitaba el recinto y también por la inyección de dineros para la compra de terrenos adyacentes al hotel pensando en la ampliación. De acuerdo al contrato marco, NOI, a la par, tenía potestad para cobrar al hotel los gastos de marketing, supervisión y ventas.

La relación comenzó a dañarse. Edmunds planteó que todos los hoteles de la isla generaban utilidades, pero que Hare NOI no daba un peso. Según cercanos la información que recibía sobre los ingresos y gastos del hotel no era del todo clara. Allegados a NOI por su parte, argumentan que todo el capital para la operación del lugar salió del bolsillo de Pirola.

Así las cosas, NOI comenzó a presionar a Edmunds para que pagara la deuda que a su juicio se había generado en los años de operación. Ambas partes reconocen que dichas platas fueron entregadas entre 2012 y 2017 en aparente desorden, por lo que una vez abierto el conflicto NOI reclutó a Ernst & Young para aclarar el panorama financiero.

De acuerdo a antecedentes que constan en el caso, para Edmunds era importante mantener al día los pagos del hotel, pues deberle facturas a los proveedores de la isla, dañaba su imagen como alcalde.

Edmunds, aparentemente decepcionado por los malos resultados del negocio pidió a NOI acceder a la información contable del hotel. Mientras cercanos a NOI aseguran que los números siempre estuvieron disponibles, del lado de Edmunds rebaten señalando que la información era entregada a goteos. En mayo la presión por revisar las cuentas se hizo patente. Representantes del edil llegaron a Santiago y la cosa se fue enredando cada vez más. NOI se enteró que el alcalde había objetado la inscripción de la marca Hare NOI por considerar que le pertenecía. Pirola en tanto habría intentado reunirse con Edmunds sin éxito. Entonces el alcalde de la isla hizo jaque mate.

El 30 de junio Petero citó a una junta extraordinaria de accionistas. Pirola no llegó a la reunión. La citación, a más de 4 mil kilómetros, debería haberse cursado con al menos 15 días de antelación. El martes siguiente, Edmunds, junto a su hija Kaloa, que figura como directora de la sociedad, tomaron decisiones radicales. Terminaron (como accionistas mayoritarios) con el contrato de arriendo del terreno a NOI y revocaron todos los poderes que le habían otorgado a la cadena.

El episodio fue confuso para los trabajadores de la cadena, que no entendían bien qué pasaba. Representantes de Petero le comunicaron que desde ahora el hotel sería operado por su gente y que el personal contratado por NOI nada tenía que hacer allí.

En Santiago la noticia cayó como un balde de agua fría. Los representantes de Edmunds también tomaron posesión de la parte administrativa del negocio, incluyendo las claves de cuentas corrientes y de impuestos internos, según consigna la causa. Un par de semanas después quitaron la marca NOI al hotel. La cadena en Santiago, por su parte, retiró el hotel de sus sistemas.

Trámites de divorcio

En Santiago, Edmunds, a través de sus abogados presentó una medida pre judicial, con el fin de pedir una serie de informaciones de la sociedad. Entre ellas se piden cadenas de correos, facturas y órdenes de compra, entre otros papeles. Como respuesta, NOI activó las cláusulas de arbitraje contenidas en el contrato, presentando dos demandas. Una ya citada contra Edmunds y otra contra su hija, argumentando faltas graves a su deber como directora de la sociedad.

En la medida prejudicial, Edmunds argumenta parte de los sucesos que gatillaron el quiebre de la confianza. En ella señala que consideraba a Pirola como un “amigo”, haciendo hincapié a que en Rapa Nui ese término se otorga a alguien sólo «de su entera confianza». Para él, la relación con Pirola era de amistad y por ello, argumenta, no pidió cuentas detalladas de la marcha del hotel. Agrega el documento judicial, que Edmunds comenzó a pedir información detallada, mientras a la par NOI le imputaba una deuda.

“La situación anterior terminó por romper la relación de confianza y obliga a mi representado, con dolor y pesar, a requerir judicialmente dicha información (…) toda vez que, eventualmente será necesario iniciar acciones contra la sociedad demandada y/o el señor Alberto Pirola”, indica el escrito firmado por el abogado Felipe Holmes.

Cercanos el edil añaden que el análisis preliminar es que el hotel sí generaba ganancias, pero que los constantes pagos a sociedades relacionadas a NOI las transformaban en pérdidas, abultando de paso, una deuda artificial, lo que esperan  argumentar en la contestación de la demanda arbitral.

Para NOI, la idea del arbitraje no es retornar a la isla, sino recuperar parte de lo invertido. Al menos los $ 1.500 millones estimados en capital de trabajo e inversiones. El objetivo sería llegar a algún entendimiento, en condiciones que la única salida al conflicto es pactar algún acuerdo. Las tierras del hotel, por ley, son inembargables, por ende, no pueden cobrarse con esos activos. Además, consideran que llegar a un trato de caballeros permite dar garantía de los negocios que los empresarios continentales pueden hacer en la isla.

Por el lado de Edmunds el objetivo sería auditar la contabilidad histórica del hotel y demostrar que no existe deuda alguna y que el hotel si generó utilidades. A favor de su defensa, estaría también la interpretación de la ley indígena, que no permitiría el renovar automáticamente los contratos de arriendo de tierras.

Con todo, el capítulo judicial de la disputa recién comienza a escribirse y suma nuevos damnificados en la relación empresarial entre la isla y el continente. Lo cierto es que el matrimonio se acabó y los trámites de divorcio están iniciados. Resta saber quién se queda con la casa y con los perros.

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