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Salen a la luz documentos del contagio de sífilis de EEUU en Guatemala

Se trata de un experimento realizado entre 1946 y 1948 para el cual se infectó con el virus a 696 personas -la mayoría de ellos presos y pacientes de instituciones mentales- a través de visitas de prostitutas que tenían la enfermedad, por inoculación directa en su órgano sexual, o incluso mediante inyecciones en la médula espinal.


Los Archivos Nacionales de EE.UU. rescataron y publicaron este martes en Internet los documentos relacionados con el contagio de sífilis y gonorrea provocado en la década de 1940 a guatemaltecos por parte de científicos estadounidenses.

Los documentos, disponibles en la página web de los Archivos Nacionales y en sus instalaciones en Atlanta (Georgia), fueron elaborados por el doctor John C. Cutler, quien lideró el estudio bajo el control del Servicio de Salud Pública estadounidense.

La colección, donada por el propio Cutler en 1990 a la Universidad de Pittsburgh (Pensilvania), incluye alrededor de 12.000 páginas de informes, fotografías, cartas e historiales médicos de pacientes.

Entre ellos, sin embargo, no hay ningún informe final que detalle las conclusiones del experimento, que trataba de determinar si la penicilina, utilizada para curar la sífilis, podía, además, prevenir que la enfermedad se extendiera por el organismo en las primeras etapas del contagio.

Para ello, se infectó con el virus a 696 personas -la mayoría de ellos presos y pacientes de instituciones mentales- a través de visitas de prostitutas que tenían la enfermedad, por inoculación directa en su órgano sexual, o incluso mediante inyecciones en la médula espinal.

Los documentos de Cutler sí apuntan, según quienes los han revisado, que fue un funcionario de salud guatemalteco quien propuso que el estudio lo condujeran doctores estadounidenses, aunque no aclaran si lo hizo con pleno conocimiento sobre lo que implicaban los experimentos.

Cuando la historia salió a la luz, el pasado octubre, los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU. (NIH) ya indicaron que hubo «algún tipo de complicidad» por parte del Gobierno del presidente guatemalteco Juan José Arévalo Bermejo (1945-1951), pero hasta el momento no había ninguna muestra de su implicación.

Los datos personales y cuadros médicos de los pacientes contenidos en los documentos, rescatados en octubre por la investigadora Susan Reverby, permiten determinar que hubo al menos una víctima mortal, fallecida por un ataque epiléptico.

La revelación de Reverby provocó en su momento sendas llamadas del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y la secretaria de Estado, Hillary Clinton, al mandatario de Guatemala, Álvaro Colom, para disculparse por el estudio desarrollado entre 1946 y 1948.

Ese mea culpa y las dos investigaciones sobre los hechos abiertas por el Gobierno estadounidense no impidieron que centenares de guatemaltecos presentaran este mes una demanda en Washington en contra del Gobierno, para lograr una indemnización en nombre de los afectados.

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