Publicidad
BBC News Mundo

Argentina: el hijo de desaparecidos que lucha por un nombre

Hilario, quien nació en un centro de detención, busca mantener el nombre de sus padres de crianza y el de los biológicos, un caso inusual en Argentina. La justicia se manifestó incompetente.


Durante 32 años se llamó Hilario Bacca, pero ahora un juez dictaminó que en realidad se debe llamar Hilario Federico Cagnola Pereyra, algo que este joven se niega a aceptar. Y ahora un tribunal desestimó la decisión del magistrado e instó al Congreso a que legisle para resolver una situación nunca vista.

El caso es una muestra de la complejidad del tema de los derechos humanos en Argentina, en especial para las decenas de personas que crecieron en familias adoptivas y que en edad adulta han descubierto que en realidad son hijos de desaparecidos del último gobierno militar (1976-1983).

Hilario, como aún puede llamarse, nació en la tristemente célebre Escuela de Suboficiales de Mecánica de la Armada (ESMA), un centro clandestino de detención y tortura de miles de personas de quienes las autoridades de aquella época sospechaban de estar involucradas con grupos de izquierda.

Poco después de haber nacido fue arrebatado de su madre (cuyos restos fueron identificados años después, mientras que su padre sigue desaparecido) y tras pasar por varias manos terminó en poder de la familia Vaca, quien lo crió hasta su mayoría de edad.

«Yo conocí mi identidad biológica mediante un examen de ADN compulsivo (algo permitido legalmente en Argentina para precisar si alguien es hijo de desaparecidos), lo cual no quería hacer, y no me quedó otra opción que conectarme con esto», señaló a BBC Mundo Hilario, en las primeras declaraciones que otorga a un medio de comunicación sobre su caso.

Para acceder a esta entrevista sin embargo solicitó cordialmente una condición: que su fotografía no fuese dada a conocer, por el celo de mantener lo más posible su privacidad, para no ser identificado con la difícil historia que lleva a cuestas.

«Cuando empieza a surgir la posibilidad (ser hijo de desaparecidos) de ningún modo yo me hubiese acercado (a conocer su historia), porque significaba acercarme a muerte y horror».

«Y es que de un día para otro descubres que naciste en la ESMA, que torturaron a tus viejos, que a tu madre la encuentran años más tarde, que mi padre se supone que está en el mar (a miles de activistas los lanzaron en vuelos militares al mar donde se perdió su rastro) pero no hay información», agregó.

Caso único

Este joven adulto aspira a poder mantener los apellidos de quienes los criaron, y además atender la decisión judicial de incorporar los nombres de sus padres biológicos y el nombre que su madre habría decidido para él en cautiverio (según testimonios ofrecidos por testigos): con lo cual pasaría de ser Hilario Bacca a convertirse en Hilario Federico Bacca Cagnola Pereyra.

A diferencia de los más de 100 casos de adultos que conocieron ser hijos de desaparecidos, el de Hilario se diferencia porque es el primero que públicamente se conoce en el que se busca mantener la identidad de la familia de crianza y la biológica.

En muchos casos de esta índole se produce un total rompimiento con la familia de crianza, debido a que por lo general hay testimonios de abusos y vejámenes por parte de padres adoptivos que estaban involucrados con la represión militar.

Pero hay otras historias en las que el adulto que conoce la verdad decide mantenerse con sus padres de crianza y rompe todo lazo con la familia biológica que acaba de entrar en su mundo.

Pero la situación de Hilario está, de alguna manera, en el medio de los dos lados de la balanza.

«Me parece que lo justo es seguir siendo Hilario Bacca, por todos los años que fui esta persona y sumarle los nombres de mis padres biológicos. Yo sólo quiero sumar, no restar», aseveró.

«Yo entiendo lo que sucedió en otros casos, pero yo tuve una infancia normal, no como las historias terribles que he escuchado», apuntó.

Derechos

«Cada caso es diferente» advierten siempre desde Abuelas de Plaza de Mayo, la organización de derechos humanos que impulsa la recuperación de esos hijos de desaparecidos que fueron criados por padres adoptivos de manera ilegal (con o sin conocimiento del hecho).

El de Hilario es sin duda diferente. Y eso lo demuestra el hecho de que el poder judicial argentino se manifestó incompetente de resolver la situación.

En tribunales se dirimió si permitirle o no a Hilario mantener la identidad que tuvo por más de tres décadas e incorporar los nombres de sus padres biológicos. Pero el caso se encontró con una especie de vacío legal.

La instancia judicial emitió un fallo en el que insta al poder legislativo a generar una normativa que permita definir la situación. Algo que por los tiempos parlamentarios de cualquier país es muy probable que no suceda inmediatamente.

«Se tiene que tomar en cuenta su voluntad», dijo a BBC Mundo el abogado de Hilario, Daniel Castiñeiras.

«Acá se están violentando derechos constitucionales al tratar de imponerle un nuevo nombre. Él no se ha manifestado en desacuerdo con llevar el apellido de sus padres biológicos, pero quiere seguir llamándose de la misma manera desde que tiene uso de razón. No hay que olvidar que Hilario es una víctima», señaló.

Para las organizaciones de derechos humanos, y la misma esencia de la legislación actual argentina, la restitución de la identidad biológica de un hijo de desaparecidos es un principio que se basa en el bien de la sociedad para conocer la verdad. Así lo han explicado a BBC Mundo juristas que trabajan en el área.

Sin embargo, para Hilario hay un dejo de injusticia para con su propia persona.

«Tengo una historia medio esquizofrénica en la que se supone que soy dos personas con dos padres. Yo tengo 33 años y fui víctima de terrorismo de Estado y no entiendo porqué no tengo derecho a que se le de prioridad a lo que quiere mi persona y no se tome en cuenta el daño causado», señaló.

«Y eso me gustaría que lo tomen en cuenta los congresistas cuando traten el tema».

Publicidad

Tendencias