Chile tiene un número enorme de cadenas farmacéuticas por metro cuadrado, las que por los medicamentos con receta cobran precios más altos que en EE.UU. y Europa, ofrecen créditos a sola firma a los ancianos y a los más débiles, y los comprometen hasta su muerte con intereses usureros que a veces quedan como herencia a hijos o nietos.
La industria que genera más utilidades en el mundo es la farmacéutica. En 2013 obtuvo utilidades por un 42%. Seguida por la banca, con un 29% en el mismo año. La producción de medicamentos, concentrada en un 85% en los países desarrollados, generó utilidades superiores a los US$486 mil millones anuales el 2015. Según el ranking 2016 de Forbes, seis empresas de la industria se encontraban entre las 100 más importantes del mundo. La estadounidense Pfizer en el puesto 46; Novartis, de Suiza, en el 47; Roche, de Suiza, en el 80; Sanofi, de Francia, en el 89; Merck, de EE.UU., en el 93; y Glaxosmithkline, de UK, en el 100. El ranking se realiza ponderando ingresos, utilidades, activos y valor de mercado. Los mayores exportadores son China, Estados Unidos y Alemania.
Resulta espeluznante que se obtengan ingresos tan descomunales con la salud de las personas. Más bien dicho, con la mala salud y la muerte, porque es conocida la masacre que hace esta industria en África, con sus sistemáticos experimentos en seres humanos, sus esfuerzos para ocultar el descubrimiento del genoma humano y los efectos secundarios nefastos de muchos medicamentos.
El Premio Nobel de Medicina, Richard J. Roberts, en 2008 afirmó que el verdadero interés de las farmacias es dar calmantes a las dolencias para convertirlas en crónicas, porque eso es más rentable que producir medicamentos que sanan para siempre. Como ejemplo de su desafección por la salud, próximamente, Bayer comprará Monsanto, la productora del agente naranja y el napalm lanzados a mansalva en Vietnam y que todavía está presente en las deformaciones congénitas de niños en ese país.
En 2001, Bayer tuvo que retirar del mercado su medicamento estrella anticolesterol, el Baycol/Lipobay, porque más de 50 personas habían muerto en EE.UU. y otras tantas en España. Por él, más de 6 millones de personas podrían sufrir rabdomiolisis, es decir, necrosis del músculo esquelético. Los efectos secundarios de los medicamentos constituyen la cuarta causa de muerte en el mundo industrializado, según sostiene el Journal of the American Medical Association en su edición del 15 de abril de 1998. En Chile, los afectados por las deformaciones producidas por el Thalidomida, en los años 60, aún hacen modestas demostraciones en el Congreso para obtener resarcimientos, totalmente ignoradas por la prensa.
Chile tiene un número enorme de cadenas farmacéuticas por metro cuadrado, las que por los medicamentos con receta nos cobran precios más altos que en EE.UU. y Europa, ofrecen créditos a sola firma a los ancianos y a los más débiles, y los comprometen hasta su muerte con intereses usureros que a veces quedan como herencia a hijos o nietos. Se coluden, ignoran las disposiciones regulatorias e inundan la sociedad de publicidad –muchas veces engañosa–, que desatan la hipocondría de manera masiva.
Por ella, en los colegios obligan a los niños inquietos a tomar Ritalin, las revistas femeninas escriben largos análisis sobre los beneficios del Ravotril y el Prozac, “la droga de la felicidad” se vende sin receta.
[cita tipo=»destaque»]La producción de medicamentos, concentrada en un 85% en los países desarrollados, generó utilidades superiores a los US$486 mil millones anuales el 2015. Según el ranking 2016 de Forbes, seis empresas de la industria se encontraban entre las 100 más importantes del mundo.[/cita]
Hace un par de años explotó a nivel comunal la preocupación por los precios de las medicinas, lo que se publicitó con la instalación de una farmacia popular que hizo el alcalde de Recoleta Daniel Jadue. Ello trajo debate y también la creación de unas 30 farmacias comunales más, aparte de proyectos y mociones presentados al Congreso, pero con resultados positivos decrecientes o mínimos y la estrategia de las cadenas y laboratorios para superar esta competencia ha acorralado una excelente iniciativa. La diferencia de precios entre los medicamentos recetados con nombre de fantasía y los genéricos es gigantesca. Estudios del Sernac han detectado diferencias sobre el 2.000 por ciento entre genéricos y de marca, para medicamentos usados en tratamientos crónicos y de mayor prevalencia en la población. También diferencias de precios entre productos bioequivalentes intercambiables de un mismo Laboratorio Titular, disponibles en las grandes cadenas.
Diferentes parlamentarios han logrado Proyectos de Acuerdo para enviar oficios al Poder Ejecutivo para que imponga a las farmacias el cumplimiento de las leyes de competencia, se han hecho comisiones investigadoras que han solicitado cambios y fiscalización. También congresistas han presentado mociones, las que, como sabemos, solo si el Ejecutivo acepta, pueden convertirse en Proyectos de Ley
Esas iniciativas lograron leyes para: 1) fomentar la disponibilidad y penetración en el mercado de los medicamentos genéricos bioequivalentes, exigiendo que las recetas prescritas por los médicos incluyan expresamente la denominación de los medicamentos que posean dicha calidad; 2) prohibir la integración vertical entre laboratorios y farmacias; 3) exigir una concesión de servicio público para la instalación y funcionamiento de farmacias o almacenes farmacéuticos; 4) modificar el alcance del sumario sanitario.
Lamentablemente las urgencias de ley las pone el Poder Ejecutivo y los congresistas no deciden lo que se va a discutir. En el siguiente cuadro se pueden ver los proyectos de ley “en tramitación” o archivados.
Proyectos en tramitación en el Congreso, o archivados, desde 1999.
ARCHIVADOS
EN TRAMITACIÓN
Esta es una de las tantas inequidades que soporta Chile, más grave que muchas, porque tiene que ver con la vida y la muerte de la población. El aumento de la longevidad, que trae consigo más enfermedades, se está convirtiendo en una maldición para los viejos, ante la perspectiva de una enfermedad que no puedan sostener. Es parte de la inseguridad humana en el país.