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El desarrollo económico Maorí versus el empobrecimiento Mapuche Opinión

El desarrollo económico Maorí versus el empobrecimiento Mapuche

Diego Ancalao Gavilán
Por : Diego Ancalao Gavilán Profesor, politico y dirigente Mapuche
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Lo que necesitamos es un modelo de desarrollo económico basado en los valores y recursos culturales del pueblo Mapuche, donde ellos sean los actores principales. ¿Es una medida difícil para la actividad económica?, pero ¿qué otra manera hay si hablamos de desarrollo económico Mapuche? Esto no es un descubrimiento, el Pueblo Maorí tiene su propio modelo de desarrollo económico llamado Maoritanga, de la que dicen “es la visión del mundo de nuestros antepasados”, filosofía que consiste en el valor y la ética spiritual, ambiental y económico ancestral de un pueblo


l 9 de octubre pasado, en el marco del IX Foro Mundial Económico Indígena Nueva Zelanda 2018 con el Pueblo Maorí como anfitrión, se realizó una reunión multilateral en la ciudad de Rotorua denominada “Gobiernos y Desarrollo Económico Indígena”, en la que participé como embajador del foro, nombrado por la comisión Maorí, y como asesor especializado en materia indígena del primer vicepresidente de la Cámara de Diputados de Chile, Jaime Mulet.  

La reunión fue presidida por la Ministra Maorí Nanaia Mahuta de Nueva Zelanda y contó con la participación de representantes ministeriales del gobierno de Canadá, Australia y Chile, su objetivo fue compartir las experiencias de las políticas públicas para el desarrollo de los pueblos indígenas.

Cabe destacar que los países desarrollados participantes reconocen los tratados firmados entre pueblos indígenas y sus gobiernos, como el tratado de Waitangui, firmado entre el pueblo Maorí y la corono Británica en el año 1840, del cual se desprende la jurisprudencia y las políticas tanto de restitución como de compensación empleadas. En Chile, en tanto, aún no se reconoce el tratado de Tantauco firmado con Huilliches, ni el Tratado de Trapigue, firmado en el año 1825 entre el gobierno de Chile y el Pueblo Mapuche.

Ante la arista de restitución de tierras, Australia indicó que aunque ellos no tienen tratados firmados, el 40% de la superficie de Australia está ya en propiedad de los pueblos indígenas, a lo que alguien retrucó que esas tierras eran solo desierto, sin embargo, en Chile el desierto no se le ha devuelto a los pueblos indígenas del norte, sino que se lo han regalado a empresas transnacionales para que exploten las riquezas que le corresponden a todo los chilenos.

[cita tipo=»destaque»] Otro ejemplo son las cuotas de pesca pertenecientes al pueblo Maorí que alcanzan el 50%, a diferencia de Chile donde las cuotas de pesca son de un par de familias. Las cuotas de pesca para el mundo Lafkenche en comparación son inexistentes, de hecho, hasta la fecha bloquean la aplicación de la ley Lafkenche. Es más, en este rubro, el pueblo Maorí no solo tienen una política, sino que una estrategia para el desarrollo de la industria pesquera, que según el Te Putea Whakatupo, plantea “construir líderes maorí de la industria a través de la educación y la fuerza laboral”, y en ningún fragmento dice construir desarrollo económico arrendando sus tierras o cuotas de pesca a los Pakea, blancos no maorí (winka en mapuche).[/cita]

Respecto a la estrategia de desarrollo económico indígena, los países desarrollados no han basado su planificación en permitir que las tribus vendan o arrienden sus tierras, sino que todo lo contrario, se ha otorgado exención tributaria en territorios indígenas, como en USA; restitución territorial y compensación económica como en varias tribus de Canadá, al igual que en Nueva Zelanda, donde por ejemplo el estado devolvió 176 mil hectáreas de bosque que beneficia a siete tribus, terrenos valorados en 420 millones de dólares y a los que se le agregan 223 millones de dólares de rentas acumuladas, lo que supone un ingreso de 13 millones de dólares anuales a los clanes.

Lejos están las forestales en Chile de esa realidad, por lo que el Plan Araucanía del ministro Moreno debería partir por este ejemplo, ya que Angellini y Matte, los dueños de las forestales que antes eran estatales, son sus amigos. Es más, el Estado aun no responde por las 131 mil hectáreas en manos de forestales y empresarios agrícolas, que pertenecen a 168 títulos de merced extraviados, y que según la Comisión de Verdad Histórica y nuevo Trato y la Dirección de Asuntos Indígenas (DASIN), pertenecen al pueblo mapuche.

Sin embargo, el ministro Moreno ve la solución en arrendarles las tierras mapuches a los mismos empresarios que se han enriquecido con el usufructo ilegal del territorio, los mismos que lo acompañan hoy en la comisión para superar la pobreza mapuche. El mundo al revés.

Otro ejemplo son las cuotas de pesca pertenecientes al pueblo Maorí que alcanzan el 50%, a diferencia de Chile donde las cuotas de pesca son de un par de familias. Las cuotas de pesca para el mundo Lafkenche en comparación son inexistentes, de hecho, hasta la fecha bloquean la aplicación de la ley Lafkenche. Es más, en este rubro, el pueblo Maorí no solo tienen una política, sino que una estrategia para el desarrollo de la industria pesquera, que según el Te Putea Whakatupo, plantea “construir líderes maorí de la industria a través de la educación y la fuerza laboral”, y en ningún fragmento dice construir desarrollo económico arrendando sus tierras o cuotas de pesca a los Pakea, blancos no maorí (winka en mapuche).  

Hay una gran diferencia con lo que ocurre en Chile y es fácil observar que la buena voluntad del ministro de Desarrollo Social no obedece a una estrategia de desarrollo indígena planificado, más bien parece indicar que su noción del mapuche es que no tiene la capacidad y que los empresarios, replicando sus modelos de negocios que tienen al 90% de Chile en la pobreza, podrían resolver un problema indígena del cual es responsable el Estado. Es decir, busca privatizar un problema público, lo que ha sido la característica del sector ortodoxo de la política chilena, una visión sesgada y discriminatoria, muy alejada del mundo desarrollo en materia indígena.   

Lo que en realidad necesitamos es un modelo de desarrollo económico basado en los valores y recursos culturales del pueblo Mapuche, donde ellos sean los actores principales. ¿Es una medida difícil para la actividad económica?, pero ¿qué otra manera hay si hablamos de desarrollo económico Mapuche? Esto no es un descubrimiento, el Pueblo Maorí tiene su propio modelo de desarrollo económico llamado Maoritanga, de la que dicen “es la visión del mundo de nuestros antepasados”, filosofía que consiste en el valor y la ética spiritual, ambiental y económico ancestral de un pueblo.

Entonces, ¿por qué no se habla de desarrollo mapuche desde el Kumemongen (buen vivir), basado en las leyes del Admapu, que es nuestra propia filosofía ancestral?, ¿acaso su objetivo es hacer desaparecer los últimos ríos y recursos naturales protegidos por el Mapuche?, ¿acaso es una nueva estrategia de asimilación y pobreza? Deberían comprender que cuando los pueblos originarios se desarrollan, todo el país se beneficia.  

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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