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El prestigio de Carabineros cae al suelo durante la administración Piñera

Alejandra Carmona López
Por : Alejandra Carmona López Co-autora del libro “El negocio del agua. Cómo Chile se convirtió en tierra seca”. Docente de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile
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La institución con más confianza y credibilidad bajó sus números considerablemente en los últimos dos años. ¿La razón? Una mezcla de expectativas sobre seguridad ciudadana que no se han satisfecho y las constantes escenas de policías enfrentados violentamente con manifestantes. Los expertos dicen que la caída es tan violenta como la del propio Gobierno y la Iglesia Católica, pero es la que tiene mejor futuro: volverá a sus niveles de siempre cuando el Presidente deje La Moneda.


Entre el 26 de marzo y el 16 de abril de 2008, las encuestas de distintas instituciones, entre ellas Libertad y Desarrollo y el CEP, arrojaron nuevas cifras sobre una realidad que en Chile era indesmentible: Carabineros era la institución más confiable por parte de la ciudadanía, con un 57%.

¿Qué pasó entre entonces y hoy?

Tanto la encuesta Nacional de la Universidad Diego Portales como la encuesta del Centro de Estudios Públicos muestran una caída sustantiva de la confianza en Carabineros. Estos son los datos: La encuesta de la UDP señala que si en 2010 la confianza llegaba a un 58,8%, el año pasado sólo alcanzó un 47,1%.

Hay más: si en septiembre de 2009 un 65% de los entrevistados en la CEP decían que Carabineros era muy o bastante confiable, sólo el 61% de ellos pensaba lo mismo en 2010 y 50% a fines de 2011. Es una brecha que significa una caída estrepitosa para una institución como ésta.

“Quince puntos es demasiado. Es sólo comparable con la caída del propio Gobierno y también con la Iglesia Católica, que cayó después de que se conocieran los abusos”, dice Mauricio Morales, director del Observatorio Político-Electoral UDP, quien además tiene respuestas para las cifras negras: “Esto tiene que ver con una política de sobre expectativas de lo que tiene que hacer Carabineros para terminar con el delito. A la gente se le prometió que iban a terminar las tasas de delincuencia en Chile y como el gobierno visibilizó tanto a Carabineros, ante el fracaso de la política de seguridad los que pagan los platos rotos no es sólo el gobierno, sino que también esta institución”.

[cita]“Sin duda hay mucha más voluntad de utilizar a Carabineros en hechos sociales, lo cual es una mala estrategia y podría terminar siendo la marca distintiva del gobierno”, dice Dammert, quien agrega que la institución ha perdido poder también en estos últimos años.[/cita]

Morales también apunta a un nuevo contexto: “Los partidos de derecha son fervientes partidarios del orden. Carabineros representa ese orden en las calles. Cuando hay manifestaciones, son los carabineros quienes protagonizan la represión. Castigar a un estudiante en 2011 es tan grave como lo era castigar a una persona que clamaba por mayor democracia en los ’80. Ambos hechos generan desconfianza en la ciudadanía. Hay una sensación de extrema discrecionalidad respecto al accionar de carabineros”.

Bajo el mando de La Moneda

El rol que está cumpliendo la institución claramente tiene relación con el diseño de la administración actual y la mano del ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, quien ejecuta los dictámenes del Presidente Piñera, pero que pone su cara para asumir los costos. Carabineros debe cumplir con tareas que en el marco del Estado de derecho les ordena el Ministerio del Interior. “Por eso, el responsable político de sus acciones es el ministro. En este sentido, asumo que están cumpliendo con lo que se les solicita, en forma y fondo”, afirma la experta en seguridad Lucia Dammert, cuando en la actualidad una de las críticas mayores ha sido la violencia con que ha actuado la policía uniformada en Aysén.

“El escenario es más complejo que en Santiago”, dijo a El Mercurio el General director de Carabineros, Gustavo González Jure, quien ayer admitió en la Cámara de Diputados que están siendo investigados 11 funcionarios por excesivo uso de la fuerza.

Sin embargo, los observadores de Derechos Humanos han encontrado este tipo de testimonios en la zona, según recoge uno de los informes elaborados por ellos mismos: “NN no pudo correr cuando vio que un piquete venía hacia él, ya que andaba con botas de goma (venía de su trabajo en el campo). Era como la medianoche cuando lo detienen entre unos 12 carabineros, lo golpearon en el piso, quedándole mucho dolor en el costado izquierdo de la espalda, y en el bus una carabinera le golpeó la cara. Tiene un visible hematoma en el ojo izquierdo y roto el labio superior, en la cara interna, al centro”.

De hecho, el jueves pasado, el Juzgado de Letras y Garantía de Aysén ordenó abrir una investigación contra Carabineros por sus actuaciones en los violentos incidentes que habían ocurrido en las últimas horas. Hasta el senador Antonio Horvath (RN) escribió en su Twitter: “Pido a la autoridad que no aplique represión policial en Aysén”.

“Sin duda hay mucha más voluntad de utilizar a Carabineros en hechos sociales, lo cual es una mala estrategia y podría terminar siendo la marca distintiva del gobierno”, dice Dammert, quien agrega que la institución ha perdido poder también en estos últimos años. “Durante los gobiernos de la Concertación se tuvo especial cuidado con mantener y consolidar lazos de cooperación que muchas veces llevaron a que el cuidado fuera excesivo y eso aumentó niveles importantes de autonomía. Este gobierno les ha cambiado mucho más la dinámica con una relación diferente”, reafirma la especialista.

“La gente en general tiene una buena percepción del trabajo policial vinculado a tránsito y algo más etéreo en la llamada prevención del delito. La misma percepción es menor vinculada con crímenes más complejos como control de drogas. La gran pregunta es cómo ha afectado sobre su evaluación el control de hechos sociales en los últimos meses, de eso no se tiene evidencia por ahora”, asegura Dammert.

Después de Piñera

Aunque el último tweet del ex General director, Alberto Cienfuegos, fue el 10 de diciembre de 2009, sigue día a día de cerca las opiniones que se vierten en las redes sociales sobre la institución que lideró. Por eso puede construir un mapa respecto a qué es lo que le molesta a la gente: “Tengo la impresión que esta baja puede estar fundamentada en las actuaciones de carabineros en el ámbito de los desórdenes públicos, porque en el resto de las funciones todo ha seguido igual”, comenta. Luego, apunta al momento actual que vive el país: “Esto siempre tiene un costo. En la medida que haya más violencia, el actuar de la policía siempre va tener reparos. En medio de la trifulca o la violencia desatada, siempre se va a pagar un costo de imagen, porque hay quienes ven sólo la fuerza de Carabineros y no ven la etapa anterior de provocación, de daños o violencia. De ahí la interpretación del mal actuar de Carabineros, sin perjuicio de que los mandos de policía deben estar atentos a que no se produzcan acciones que no traspasen el marco de la legalidad”.

La imagen de Carabineros fue una marca difícil de levantar. Durante la Dictadura estuvo asociada a torturas y represión. Ya en los 90’ la confianza en ellos comenzó a aumentar significativamente; mayor cercanía a los ciudadanos, el cambio de color de sus patrullas y los planes cuadrantes sumaron puntos para conseguir los resultados.

¿Será posible levantarse otra vez?

“La confianza de carabineros es totalmente recuperable”, dice Morales, quien insiste en que es más difícil que la Iglesia pueda remontar y asegura que los números pueden ser azules: “Con Bachelet la confianza en Carabineros bordeaba el 60%. Si hay un cambio de gobierno y las movilizaciones no son tan movidas aseguro que las confianzas volverán a subir”.

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