Publicidad
Roberto Bravo: «Hay que darle mar a Bolivia» El pianista aseguró que «hay ponerse de acuerdo con Perú, tiene que ver en esta historia»

Roberto Bravo: «Hay que darle mar a Bolivia»

«Mi postura como una persona común y corriente, cristiana, si hablamos del interés por el otro, querer que el otro esté bien. Si eso significa mejorar y ser parte de una postura de ayudar al prójimo, por supuesto que habría que encontrar la fórmula para que Bolivia tenga salida al mar. Y eso tiene que canalizarse a través de los expertos, pero con una mirada humanista. De un país hermano a otro país hermano», señaló el artista.


El reconocido pianista Roberto Bravo (71 años) es uno de los talentos más importantes de América Latina.  Esto lo ha llevado a viajar por los cinco continentes y a dar conciertos en Nueva York, Montreal, París, México, Barcelona y Toronto. Comenzó sus estudios en el Conservatorio Nacional de Santiago y continuó con el connotado concertista chileno Claudio Arrau, luego se perfeccionó en los conservatorios de Moscú, Varsovia y Londres. Ha sido reconocido con el Premio Nacional de La Paz en Chile (1995) y directores de orquesta de prestigio internacional lo han invitado a tocar junto a las más importantes Orquestas del mundo: Alemania, Inglaterra, Australia, Brasil, Ecuador, Perú, entre otras.

Sin embargo, el maestro Bravo tiene un sello personal que va mucho más allá de su gran talento para el piano. Él concibe la música como un apostolado y una vía de sanación, por esto es que conformó una Escuelita con su nombre en Valparaíso, en medio de un barrio donde hay microtráfico. Para él lo importante es “rescatar a los niños con una educación basada en el respeto y en el arte”.

Confiesa haber sido un mal estudiante en su época escolar, pero destaca su admiración extrema por su maestro, Claudio Arrau, quien le dejó el legado de la humildad, al señalarle que “el peor enemigo de un artista es la vanidad”. Por esto, según él, lucha todos los días para no caer en la trampa del ego.“Ojalá no me aplaudieran”, enfatiza.

Roberto Bravo también es un activista y luchador social, un día puede estar tocando gratis en poblaciones y al siguiente día en el Palacio Hidalgo, dice que su estilo de vida es estar siempre al servicio del otro, en especial del marginado y del más necesitado. Desde su trinchera remarca que lucha por la justicia, la igualdad, por el amor entre las personas a nivel planetario A sus 15 años, mientras residía en Inglaterra, este compromiso por la justicia social le costó la prohibición de su ingreso a Chile en plena dictadura durante seis años (1973 a 1979). Después de vivir 17 años en Barcelona, en el 2008 se radicó en Chile.

En esta entrevista quisimos conocer su veta sociopolítica, y su propio análisis sobre la crisis de confianza que existe en Chile hacia los políticos.

-¿Que opina usted sobre la relación de la política con el dinero de los grandes empresarios, que se ha evidenciado en estos últimos meses?
-Esto ha existido siempre en Chile. Ahora reventó por todos lados y hay que hacer un “cambio y fuera”. Hay que mirar hacia el futuro con mayor transparencia, con mayor claridad en todo lo que sea la relación de la política con el dinero y buscar una manera de que se sigan financiando las campañas, pero de otra forma, como en EE.UU. y los otros países del mundo. Me parece estupendo que la Presidenta haya creado esta comisión de transparencia.

-¿No cree usted que de igual forma al aportar las empresas dinero a los políticos, estos quedan amarrados, comprometidos a legislar para los mismos empresarios?
-Habría que buscar una fórmula en que se establezca un compromiso de los parlamentarios. Es igual que los jurados internacionales de piano, cuando toca un alumno tuyo te abstienes de votar, así el diputado o senador que está financiado por una empresa “x” debe abstenerse de votar. Eso es lo que se hace para una mayor transparencia.

-¿Pero qué opina del caso Penta, Soquimich, Corpesca, etc.?
-El otro día le decía a Beltrán: “¿Te imaginas haciendo una boleta por un concierto que no hemos tocado?”, también le decía: “Somos unos fracasados nosotros”. “¿Por qué?”, me pregunta. “Porque no hemos aparecido en ninguna lista, de Penta, Soquimich, ni de ninguna parte. Somos nadie”.

-Sin embargo, cuando el senador Navarro, quiso transparentar mostrando una lista de parlamentarios para que sinceraran si habían recibido dineros de Corpesca, lo sacaron de la vicepresidencia del Senado.
-Los que quedan mal son los que sacaron a Navarro.

-Pero fue expulsado por la mayoría de los senadores.
-Entonces que cada uno responda con su corazón y frente a la opinión pública. Qué les tocó en la crítica que hizo Navarro, él fue consecuente como pocas personas y no se retractó. En todo caso, Navarro tiene mi respeto.

-¿Qué opina de esta sociedad en la que predomina la concentración de la riqueza en solo el 1% de los chilenos? Somos uno de los países con mayor desigualdad del mundo.
-La desigualdad está en todas partes y Chile no es una excepción. Acá hay conciencia y se está luchando hace tiempo ya por mejorar esto. Somos un país joven, que necesita muchas reformas, muchas leyes que no existen. Y dentro de estas familias del 1% hay gente preocupada de ayudar al arte, de crear centros culturales, de crear museos, salas de concierto. Hay de todo en la villa del Señor, dicen, ¿no?

-¿Usted cree que Chile es un país corrupto?
-Quiero decir que me impresiona cada vez que viajo a lo largo de Chile cómo desde el negocio más humilde donde tú compras un kilo de plátanos, o una librería en Vicuña o una tienda de Arica, tú vas saliendo y alguien te dice “señor, no olvide su boleta”. Esa es la gente del Chile real y esa es la gente por la que uno se la juega. Lo que ha pasado últimamente en Chile es que se estafa al Estado chileno, se estafa al pueblo de Chile.

-Con lo anterior está diciendo que el pueblo es el que paga los impuestos. Pero los que concentran la riqueza los eluden.
-La elusión de impuestos está en un porcentaje menor de gente que han estafado al Estado. No se estafa a las empresas, se estafa al Estado. Entonces, dinero que se necesita para los hospitales, para saldar la deuda histórica con los profesores, para reparar caminos, construir casas más dignas. Ese es el dolor que significa para el pueblo de Chile.

-La codicia, ¿no?
-El ejemplo que dejó el maestro Arrau, cuando le preguntaron ¿cómo le gustaría ser recordado, maestro? Él respondió: “Como un hombre decente”. Esa es una gran enseñanza para todos. Necesitamos más hombres decentes en Chile. En realidad a nivel planetario

-¿Cómo concibe usted que en Chile la salud y la educación sean un privilegio y no un derecho?
-Por eso es que hay que seguir insistiendo en las reformas que son necesarias para que todo eso se cumpla. Los chicos tienen toda la razón de exigir educación de calidad, educación gratuita en algunos casos, y también tiene que haber la libertad de elegir.

Pero hay que privilegiar la educación pública, mejorar el transporte público. Está todo por hacerse en Chile.

-¿Qué opina del alza de impuestos a los grandes empresarios, quienes gozan de altísimas utilidades?
-Eso en todo el mundo es normal. El que tiene mayores ingresos, paga mayores impuestos. En todos los países desarrollados es así y no veo por qué tiene que ser distinto aquí.

-¿Qué opina de la reforma laboral que pretende darles un real poder sindical a los trabajadores, para lograr una relación simétrica con los empleadores?
-Lo único que tengo claro es que el sueldo mínimo es demasiado bajo. Eso hay que mejorarlo. Y todo lo que sea mejorar las condiciones laborales en Chile hay que hacerlo. Los sueldos, las pensiones, la atención de salud. Está todo por hacer. Insisto, entre todos empujar el carro hacia la justicia social. Hacia todo lo que dignifique al ser humano.

-Uno de sus grandes sueños, tal como San Alberto Hurtado, es lograr una sociedad más justa y liberadora del ser humano, ¿cómo cree usted que se podría cumplir este sueño?
-Cada uno, en la medida de sus posibilidades, dar hasta que duela. Desde su trinchera, desde el talento que te dio la naturaleza, tu profesión. Pensar siempre en el otro que tiene menos y ayudarlo. En el caso de los artistas con tu arte, con una conversación, una charla, con la liberación interior que produce la música, su efecto sanador.

Y en un compromiso que va mucho más allá de los circuitos tradicionales que muchos artistas toman como carrera. Salirse de esos marcos, para acercar el arte a las personas.

Me refiero acercarse a lugares más vulnerables, ya sea poblaciones marginales, ya sea gente que acaba de tener un terremoto o aluviones o que están en situación desprotegida, en relación con otros círculos sociales. Uno tiene que seguir el ejemplo de los grandes maestros que no solo te enseñan a dominar la técnica, sino que te enseñan a poner tu arte al servicio de la gente.

-El Padre Hurtado decía que este sistema neoliberal mata al ser humano y privilegia al individuo. Somos bienes de consumo.
-Yo no hablo de sistema, creo que hay una cosa de consciencia planetaria que tiene que ver con convertirnos en mejores personas, seres humanos decentes, consecuentes, respetuosos, preocupados del prójimo. De nuestro rol en la vida y del servicio que tenemos que prestar. Y cómo podemos aportar no solo al crecimiento del país, sino al crecimiento planetario. Tiene que ver con una actitud de vida. Que tiene que ver mucho con el amor. Un estilo de vida de bendecir al que tiene menos y ojalá darle algo. Darle parte de tu ser, de tu profesión.

-Tendría que haber más Roberto Bravo.
-Hay que hacer más conciertos escolares, los escritores deben salir a conversar. Tal como lo hace Hernán Rivera Letelier. Todos los que tenemos tribuna debemos insistir en ser conscientes. Entre todos empujar para que este país crezca sobre todo en humanidad. Franz Liszt dejó una gran enseñanza más allá de su música: “El piano es la espada para el caballero”. Luchar por la justicia, en contra de la desigualdad, por el amor entre las personas, por el respeto, por la consciencia. Y además el piano es tu confidente, tu amigo y lo compartes.

-¿Cuál es su postura en relación con darle mar a Bolivia?
-Mi postura como una persona común y corriente, cristiana, si hablamos del interés por el otro, querer que el otro esté bien. Si eso significa mejorar y ser parte de una postura de ayudar al prójimo, por supuesto que habría que encontrar la fórmula para que Bolivia tenga salida al mar. Y eso tiene que canalizarse a través de los expertos, pero con una mirada humanista. De un país hermano a otro país hermano. Y obviamente ponerse de acuerdo con Perú, porque tiene que ver en esta historia. Para que esto pase por un pensamiento más allá de los nacionalismos. Y no hablemos de los tratados, de las fronteras, tan simple como eso. Pero es muy difícil convencer a la gente. Es como pedirles a los ingleses que le devuelvan el Peñón de Gibraltar a los españoles, o que les devuelvan las Malvinas a los argentinos. Se piensa en que lo que estoy dando ya es suficiente Si tú me preguntas qué opino de que Bolivia tenga salida al mar, yo te digo que sí. Hay que abrirle las puertas.

-¿Cuál ha sido uno de sus más grandes dolores en su vida?
-Bueno, la pérdida de mi profesor, de Arrau, la muerte de mi papá, cuando asesinaron a Víctor Jara. Hay muchas situaciones, que al final todo te afecta. Lo que está ocurriendo en el Medio Oriente, cómo están destruyendo los Centros culturales en Irak, asesinando a tanta gente en tantas partes del mundo. Me duele todo, me duele el planeta entero.

-Después de su larga trayectoria tan exitosa, ¿qué es lo que más desea para su vida?
Poder tocar por muchos años todavía. Y en su momento compartir más a través de la enseñanza o charlas motivacionales. En esta época de mi vida me gusta contar cosas que sean útiles a otras personas. Mi vivencia personal, especialmente a los más jóvenes.

-¿A quién le honraría tocarle uno de sus conciertos?
-Yo hice una propuesta el año pasado que no funcionó por problemas burocráticos del Ministerio de RREE, para tocarle al presidente Mujica. Ya le he tocado dos veces al Dalai Lama. Y en este minuto si tú me preguntas, lo haría por el Papa. No soy católico, pero cada uno tiene su maestro personal y tengo un profundo respeto por todos los credos. Me declaro una persona cristiana. Entendiendo al Cristo que es capaz de entregar su vida por sus semejantes. Y ahí está el mensaje del Padre Hurtado también, por lo cual iniciamos esta conversación. Se han ido varias personas que han entregado su vida por sus semejantes. Guías y faros luminosos como Mandela, y la madre Teresa. Y yo he tenido el privilegio de hacer conciertos en homenaje a estas personas.

Publicidad

Tendencias