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Trenza UDI – SQM se transforma en el gran dolor de cabeza de Piñera Ex Presidente salió al paso para intentar neutralizar el daño a su mandato 

Trenza UDI – SQM se transforma en el gran dolor de cabeza de Piñera

Entre quienes fueron parte de su administración, hay quienes consideran en privado que después de esto no hay posibilidades de que pueda mantenerse en la carrera presidencial, que no resistirá, que el daño que se ha hecho es real, mientras otros en RN consideran que mientras no aparezca un dato concreto con una orden directa del ex Mandatario no habrá cómo vincularlo, responsabilizarlo y, por ende, perjudicarlo. En lo que coinciden es en el hecho indiscutido de que el vínculo con la minera era del gremialismo, por lo que RN se defenderá separando aguas en este tema.


Por más declaraciones y estrategias que se desplieguen, es inevitable que la trenza UDI-SQM que operó durante la primera parte de la administración de Sebastián Piñera se transforme en un dolor de cabeza para el ex Mandatario, porque representa una mancha política en su gestión, una impugnación a lo que fue su gobierno, más aún cuando todo el trabajo de su núcleo cercano apunta a preparar el camino para su retorno a La Moneda. La necesidad que el ex Presidente saliera ayer públicamente a defender la legitimidad de la Ley del Royalty es prueba de la preocupación que hay por el tema, el que de paso, ha tensionado una vez más las siempre frágiles relaciones en la derecha.

Al mismo tiempo que, en el año 2010, el senador UDI Jaime Orpis fue presidente de la Comisión de Minería de la Cámara Alta, el emblemático líder del gremialismo, Pablo Longueira, era senador y desplegaba en toda su magnitud su conocida muñeca política en el Congreso, mientras que Laurence Golborne –quien después fue candidato presidencial y a senador de la UDI– ejercía de ministro de Minería en dupla con el subsecretario de la misma cartera, el militante UDI, Pablo Wagner. Todos los mencionados han estado cuestionados políticamente, querellados por el Servicio de Impuestos Internos (SII), investigados judicialmente o al menos en el foco de la duda pública por razones que van desde irregularidades en el financiamiento de campañas políticas, acusaciones de cohecho, de lavado de activos, que han salido a la luz pública a contrapelo en el marco de los avances de los casos Penta y SQM.

Si ya levantó ruido el intercambio de mails entre Longueira y el ex gerente general de SQM, Patricio Contesse, mientras se tramitaba y discutía la reforma tributaria, lo que revelaba un cierto vínculo, fue una bomba la que cayó en la derecha cuando se conocieron los correos que ambos se enviaron durante la tramitación de la Ley de Royalty Minero: «Estimado Patricio. Te envío texto que ingresó al Congreso. Espero tus comentarios. Un abrazo. Pablo», reza uno de esos correos.

Eso sí, el golpe de gracia lo dio el hecho de que se descubriera que un párrafo completo enviado por el jefe de la minera no metálica al parlamentario UDI y que fue plasmado en el texto final de la norma que el Gobierno de Piñera envió el 31 de agosto a la Cámara de Diputados para su tramitación. Se trata del párrafo que habla de la invariabilidad tributaria: «La nueva disposición legal que se pretende aprobar no se aplicará a SQM –ya que ella no tiene convenios legales acogidos al artículo 5° transitorio de la Ley N° 20.026– y borrará con tal exclusión, todo lo conversado al respecto y todos los esfuerzos que se han hecho para intentar uniformar los derechos y obligaciones tributarias (royalty) de las empresas mineras chilenas con los de las empresas mineras extranjeras”.

La trenza UDI-SQM, reconocen en la derecha, está generando un “daño real” a lo que fue el Gobierno de Piñera. Entre quienes fueron parte de su administración, hay quienes consideran en privado que después de esto no hay posibilidades de que pueda mantenerse en la carrera presidencial: “Desde el momento que se asuma públicamente como candidato, todo le caerá encima, tendrá que dar explicaciones de demasiadas cosas, no resistirá, no es incombustible”, precisó un ex asesor de Palacio.

Ya lo dijo el miércoles la propia senadora de Amplitud, Lily Pérez, quien por un par de décadas fue una activa militante de RN y conocida piñerista. “Esto hace daño a los gobiernos, cuando hay ministros o subsecretarios, o gente que ha tenido relevancia en un Gobierno incurre en estas malas prácticas, obviamente que daña al Gobierno que sea”.

Este jueves 10 de marzo, tres días después que se conociera esta información y luego de que Longueira se declarara un hombre honesto, proclamara su inocencia y renunciara a la UDI para no perjudicar al partido, el ex Presidente Piñera dio un extenso punto de prensa para hablar del tema.

La estrategia fue clara, salió a defender la legitimidad de la Ley de Royalty, no tenía otra opción, porque asumir un vicio en alguna parte de la norma es deslegitimar su Gobierno, por algo minimizó en todo momento el hecho de que un personaje del mundo empresarial, que no es parte del Poder Ejecutivo ni Legislativo, redactara un párrafo completo de una norma legal: «Cuando se tramitan estas leyes, el Gobierno recibe múltiples propuestas, sugerencias de múltiples sectores, pero quien envió la ley fue el Gobierno que tuve el honor de presidir. Sobre sus contenidos y resultados, no solamente asumo la  responsabilidad sino que insisto en que fue una muy buena ley».

El que Piñera esquivara efectivamente hacerse cargo del fondo del problema, que no es si la Ley de Royalty fue buena o mala, sino que la demostrada influencia que tuvo un empresario con intereses creados en dicha legislación, le fue criticado después de su declaración. “Lo que hizo Piñera fue simplemente justificar e intentar legitimar una cuestionada ley. El país tiene derecho a hacerse la pregunta hoy día y decir cómo aparecieron en el proyecto de ley del Royalty algo que había intercambiado el señor Contesse con el entonces senador Longueira, ¿qué grado de comunicación y de influencia quedó establecida? Yo creo que esa es la pregunta que no fue contestada y Piñera se fue por el camino fácil”, lo emplazó la timonel del PS, Isabel Allende.

[cita tipo= «destaque»]La estrategia fue clara, salió a defender la legitimidad de la Ley de Royalty, no tenía otra opción, porque asumir un vicio en alguna parte de la norma es deslegitimar su Gobierno, por algo minimizó en todo momento el hecho de que un personaje del mundo empresarial, que no es parte del Poder Ejecutivo ni Legislativo, redactara un párrafo completo de una norma legal.[/cita]

El conflicto de intereses entre el mundo público y el privado fue siempre un problema en el Gobierno de Piñera, desde el cargado perfil empresarial que tenía su primer gabinete, las críticas al propio ex Presidente por la dilatación en la venta de Lan Chile, aun cuando ya estaba en La Moneda, y la obligación de sacar a varios personajes de su administración por acciones reñidas legal y éticamente con el límite que separa a ambos mundos, como por ejemplo fue el caso del ex ministro de Justicia, Teodoro Ribera, o su director de Impuestos Internos, Julio Pereira.

Durante su declaración de ayer, Piñera no hizo leña del árbol caído con Longueira, tampoco podía, si se considera que el líder gremialista fue su ministro de Economía, pero tampoco se inmoló por él ni puso las manos al fuego. «Por supuesto que condeno toda fórmula de cohecho, toda fórmula de soborno y toda actuación al margen de la ley. Pero esa es una situación que la Fiscalía está investigando, el ex senador Pablo Longueira ha sostenido que es inocente y por  tanto corresponde a los tribunales de justicia juzgar. Yo no soy juez y confío en la justicia chilena y voy a esperar para emitir una opinión», sentenció.

Un detalle en este punto. No sería casual el cuidado que se tuvo con el ex senador UDI, considerando que un par de diputados gremialistas comentaron que el ex ministro del Interior y hoy cabeza de la fundación piñerista Avanza Chile, Andrés Chadwick, estuvo en permanente contacto con Longueira para analizar, definir y diseñar el contenido de la declaración pública con la que intento hacer frente a la situación.

Desde el piñerismo duro explicaron que la puesta en escena de ayer del ex Presidente tuvo su razón de ser en la necesidad de salir cuanto antes al paso, para intentar neutralizar, aunque fuera en parte, el despliegue desde la Nueva Mayoría para cuestionar la Ley de Royalty y, obviamente, impugnar su Gobierno. Cosa que hizo al poner el acento varias veces en que dicha norma contó con el apoyo político transversal, lo mismo desde el piñerismo, donde recalcan la responsabilidad compartida de todos los sectores, considerando que la ley tuvo el voto favorable incluso de personas que hoy son ministros en la administración de Michelle Bachelet, como Ximena Rincón y José Antonio Gómez.

Error de cálculo

Hay quienes en RN consideran que si bien es compleja la situación en estos momentos, finalmente no tendría por qué afectar las intenciones del ex Presidente de querer regresar a La Moneda. “Si no aparece un dato concreto en que se vea una orden, una instrucción directa de Piñera, no debería hacerle daño esto”, explicó un miembro de la directiva del partido.

Consideran que los problemas que tiene el actual Gobierno de Michelle Bachelet, favorecen y blindan a Piñera, porque a la hora de las comparaciones entre uno y otro, sale ganando el ex Mandatario. “Si el Gobierno de Bachelet no fuera tan malo, sí afectaría a Piñera y es altamente probable que no estaría arriba en las encuestas”, explicó un alto dirigente de RN.

Además, hacen notar que si bien todo pasó durante la administración de Piñera efectivamente, lo cierto e indiscutible es que “la trenza es UDI, el vínculo principal es Longueira, en Renovación muchos fuimos perjudicados por esa trenza en materia de financiamiento”.

Pero no todos tienen una mirada tan optimista en el partido. Entre ex colaboradores del Gobierno piñerista consideran que en esta situación se está pecando de “miopía” y “ceguera”, que no se está entendiendo ni haciéndose cargo del daño estructural de la situación, sino solo se están enfocando en la ventaja corta. “Pasa lo mismo que cuando se estaba en La Moneda, cuando Golborne marcó 42% en la CEP todos felices porque había candidato, entonces se advirtió que tenía la demanda de Cencosud, que eso iba a explotar, que lo afectaría gravemente, pero no escucharon, insistieron en que con la sonrisa y que tocara la guitarra estaba al otro lado”, confesó un ex asesor clave.

Siguiendo con esta línea, afirmaron que lo más grave, junto con el cohecho que se evidenció en el royalty, es que Longueira después fue ministro de Economía y sacó la Ley de Pesca. Todo empieza a quedar cuestionado.

Durante la semana el timonel de RN, Cristián Monckeberg, fue bastante duro y emplazó a la UDI a dar explicaciones. En el partido explican que no midió que con ello podía perjudicar indirectamente a Piñera, que su intención siempre estuvo en poner un freno –agregó un dirigente de la mesa– a la estrategia gremialista de tratar de involucrar a todos en la debacle política que han generado los casos Penta y SQM.

“Tratan de meternos a todos en el mismo saco, eso no es así, en RN no tenemos nada que ver en esto, nosotros no usamos al junior, a la secretaria y a la periodista para desviar platas”, recalcaron con molestia en Renovación.

El lunes en la mañana se realizará la reunión semanal de coordinación de Chile Vamos, la coalición de derecha. Dirigentes del sector auguran que será una conversación bastante tensa, el eje del análisis estará inevitablemente en el caso Longueira y la trenza UDI.

Soterradamente se ha instalado la idea de un posible quiebre de la Alianza, de que RN deje la coalición, de que se está perjudicando el partido al estar asociado a una colectividad como el gremialismo, que se encuentra en el suelo, cuestionada e investigada. En la directiva de RN confiesan que en las últimas semanas y días han recibido presiones de las bases de varias regiones para que el partido evalúe una separación con la UDI, pero en la dirigencia nacional descartan esta chance por ahora, por considerarla inviable.

En este revuelto río, el senador RN Manuel José Ossandón se desmarcó una vez más del tono colectivo de la derecha, criticó a Longueira y emplazó nuevamente a Piñera. Entre los cercanos al ex Presidente reclamaron la “mala intención” del parlamentario, de querer sacar provecho para su conocida aspiración presidencial para el 2017 y en RN reconocen que su estrategia es precisamente endurecer su discurso, para diferenciarse, más aún cuando –al menos por ahora– es uno de los pocos a los que no le han sacado trapos sucios ni tiene tejado de vidrio.

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