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Peña advierte que el fin de Filosofía como ramo obligatorio implicaría  arriesgar «La fisonomía de la cultura pública en Chile» El Mineduc anunció que estudia la decisión

Peña advierte que el fin de Filosofía como ramo obligatorio implicaría arriesgar «La fisonomía de la cultura pública en Chile»

«Una autonomía que no está acompañada de capacidad reflexiva, de la insolencia de preguntar hasta el límite -todas cosas que la enseñanza de la filosofía puede ayudar a adquirir- es una autonomía meramente formal, es una autonomía indefensa frente al prejuicio y al poder», afirma el rector de la UDP en una carta.


El anuncio de que el Mineduc estudia dejar el ramo de Filosofía fuera de las asignaturas obligatorias en el currículum de tercero y cuarto medio, para destinarla como una optativa, ha levantado voces de alerta, primero entre los mismos profesores, pero también entre algunos líderes de opinión que se han manifestado en contra de la eventual medida.

Es el caso del rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, que no esperó su habitual columna dominical en El Mercurio, para abordar el tema y envió una carta al diario que fue publicada hoy.

El académico hace presente que desde la Antigüedad ha existido un prejuicio contra la filosofía y en ese sentido no hay nada nuevo. «Ese prejuicio antifilosófico, cuando se lo deja crecer hasta el extremo que logre espantar a la filosofía del ciclo final de la trayectoria escolar, es perjudicial para la cultura. Porque ocurre que la filosofía, al revés de lo que imaginaba la muchacha tracia del cuento, no se ocupa de las cosas del cielo, sino de la condición humana, de las circunstancias que aquejan y desasosiegan a una época»,

De esta manera consigna cómo, a partir de la filosofía, grandes pensadores de todos los tiempos, como Kant, Hegel o Rawls, han escrito algunas de sus obras, que los han hecho pasar a la historia, precisamente, por abordar temas prácticos que cruzan a la humanidad y la cultura occidental.

«En la medida que la filosofía ayuda a las personas a pensar por sí mismas y a espantar el prejuicio, ayuda, por supuesto, a que la vida cívica sea también más reflexiva y tolerante y a que el ideal de una democracia donde sus miembros deliberen y razonen sea un ideal al que, siquiera en algunos momentos, nos podamos acercar (…) Pero, ante todo, la filosofía ayuda a evitar que una forma específica del prejuicio -lo que pudiera llamarse el prejuicio técnico- se enseñoree del espacio público y de las decisiones que atingen a todos», asegura Peña.

El abogado cree «no es, pues, la suerte de la filosofía y de sus cultores la que se juega en una decisión como la de suprimir la enseñanza de la filosofía del currículum escolar; es la fisonomía de la cultura pública en Chile la que, siquiera en parte, se arriesga en esa decisión. Uno de los rasgos de una cultura moderna es la autonomía que enseña a sus miembros; pero una autonomía que no está acompañada de capacidad reflexiva, de la insolencia de preguntar hasta el límite -todas cosas que la enseñanza de la filosofía puede ayudar a adquirir- es una autonomía meramente formal, es una autonomía indefensa frente al prejuicio y al poder», concluye.

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