La líder mapuche fue sentenciada preliminarmente a permanecer con arresto domiciliario nocturno y arraigo nacional mientras espera ser nuevamente ser formalizada por el caso Luchsinger-Mackay.
Después de viajar a Bolivia tras ser absuelta en primera instancia por el crimen del matrimonio Luchsinger-Mackay, la machi Francisca Linconao regresó a Chile para ser sentenciada por el Tribunal Penal en lo Oral de Temuco, quienes decretaron, como medidas cautelares, arresto domiciliario nocturno y arraigo nacional.
Al llegar a la cita judicial, la líder mapuche insistió en su inocencia: «No tengo miedo para enfrentar la justicia. Me decían que me estaba arrancando, que me estaba fugando cuando fui a Bolivia por un par de días y no es así. Yo estaba sin arresto y no tenía la notificación. Podía salir en cualquier hora en ese momento».
Linconao aprovechó la instancia para mandar un mensaje al Papa Francisco, debido a su visita al país y que lo tendrá de paso por la región de la Araucanía. La machi quiere reunirse con él para que el sumo pontífice medie en el conflicto mapuche: «Yo soy machi, yo hago oración, igual que él. Él es papa, reza, va a tener que recibirme para poder conversar con él. Tengo la esperanza de decirle todo lo que está pasando aquí con el Pueblo Mapuche. Eso es lo que esperamos. Si no, ¿a qué viene entonces?», sentenció.
Los otros imputados por el caso, Sabino Catrilaf, José Peralino y José Tralcal, quedaron con arresto domiciliario total, mientras que los otros 7 imputados no se presentaron, por lo que el Tribunal de Garantía de Temuco ordenó la detención de estos.
