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El mes de los más grandes Opinión

El mes de los más grandes

Camila Quinteros
Por : Camila Quinteros Socia Fundadora 60 y Más Consultores
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El 1 de octubre es el Día Internacional de las Personas de Edad decretado por la Organización de las Naciones Unidas y en Chile, además de celebrar este día, se celebra el “Mes de los Más Grandes”.


Durante todo el mes, municipalidades, universidades, organizaciones de la sociedad civil y muchas otras instituciones organizan actividades que promuevan el envejecimiento activo, reconozcan el valor de las personas mayores y sensibilicen a la sociedad en torno a la no discriminación por edad.

Y es que la discriminación por envejecimiento, el maltrato y abandono de este grupo etario que, crece en forma sostenida en Chile y en el mundo, es una actitud frecuente y perjudicial que se basa en una serie de estereotipos y prejuicios, por supuesto negativos, que como sociedad hemos asumido.

Esta discriminación hacia los viejos se materializa en las actitudes, prácticas institucionales y normativas y, también, en la forma en que los medios de comunicación plantean las temáticas asociadas a la vejez, ya sea el maltrato y abandono de personas mayores o los triunfos deportivos que logran los de 60 y más años.

En general, las actitudes discriminatorias devalúan y excluyen a las personas mayores en forma sistemática lo que provoca que los mismos mayores tengan una percepción negativa de sí mismos lo que se traduce en sentimientos de soledad, abandono, inutilidad. En resumen, como ellos creen que son un cacho y la sociedad los trata como si fueran un cacho y sujetos de sumo cuidado, ellos asumen que son un cacho. Profecía autocumplida.

Si ahondamos en las formas de discriminación y las llevamos a lo cotidiano, vemos que la forma en que las personas de edad son tratadas y percibidas se refleja en los ambientes médicos, en los lugares de trabajo, en restaurantes, centros comerciales e incluso en las propias casas, pese al cariño que las familias sientan por sus padres o abuelos. Así, se crean entornos que limitan el potencial de los mayores de 60 años y que afectan su salud, su bienestar emocional y su autoestima.

Por eso, aprovechar el 1 de octubre para visibilizar a las personas mayores, contribuir a cambiar la imagen social que se tiene de ellas y, por supuesto, preparar a los más jóvenes para que envejezcan de la mejor forma posible es un tremendo desafío que debe ser asumido por todos.

Los que trabajamos estas temáticas, y la sociedad en general, estamos llamados a proponer nuevas formas de envejecer y a desmitificar este proceso. Es que la vejez no siempre es sinónimo de deterioro, enfermedad y soledad. Las personas mayores tienen mucho que aportar. Piensen en cuántos de ustedes pueden salir tranquilos el fin de semana porque dejan a sus hijos a cargo de los abuelos, o cuántos de ustedes trabajan tranquilos porque la abuela va a buscar a los nietos al colegio.

Cuántos de ustedes viven en las casas de sus padres o recurren a ellos cuando tienen algún problema que los supera.

Chile es un país de viejos. Hoy cerca del 17% de la población tiene 60 años o más. Nuestra clase política está compuesta, en su mayoría, por personas mayores. Los grandes empresarios son también, en su mayoría, personas mayores y si bien todos consideramos que debe haber espacio para las nuevas generaciones, nadie piensa en “jubilar” a esas personas que han dado tanto por este país y que, cada uno desde su trinchera, sigue aportando.

Los mismos premios nacionales son, mayoritariamente, mayores. Los grandes actores y actrices son viejos y las generaciones más jóvenes, cuando les ha tocado actuar con uno de los próceres del teatro o la TV, siempre destacan la ayuda que recibieron de ellos para mejorar sus trabajo actoral.

Entonces, durante este mes de los más grandes, abramos la mente y el corazón y démosle el espacio que nuestros viejos se merecen,  tratemos de bajar las barreras que nos impiden incluir, efectivamente, a los mayores y generemos acciones de inclusión para este grupo etario: escuchemos activamente las historias de nuestros padres y abuelos (aunque ya las hayamos escuchado antes), consideremos la opinión de los mayores que trabajan con nosotros, no nos hagamos los dormidos cuando una persona de edad se sube a la micro o al metro y cedamos el asiento, no decidamos por ellos, no pretendamos que nuestros padres dejen de hacer las cosas que suelen hacer por sí solos porque tienen más años y sentimos temor de que algo les pase. Por el contrario, ayudémoslos a que sigan desenvolviéndose en forma autónoma e independiente.

Todos nos relacionamos con personas mayores a diario. Veámoslas, escuchémoslas, considerémoslas porque más de alguna, nos va a sorprender gratamente.

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