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Niños autónomos: qué es la Pedagogía Pikler que utiliza un jardín infantil de La Florida

Niños autónomos: qué es la Pedagogía Pikler que utiliza un jardín infantil de La Florida

Respetar la autonomía de cada niño y niña es el principio fundamental del enfoque pikleriano.


“Yo estoy contigo mientras tú haces lo que necesitas para desarrollarte”. Y el niño dice: “Yo estoy muy tranquilo si me siento acompañado y, al mismo tiempo, nadie me exige nada y puedo dedicarle el tiempo que necesite para entender cómo funciono”.

Esta frase, recogida desde el blog de la especialista en desarrollo infantil, Melina Bronfman y que aborda temáticas sobre la crianza de los hijos, resume, en parte, la pedagogía con enfoque Pikleriano y que es ejercido actualmente en el Jardín Infantil Cinderella, el cual es administrado por el Área de Educación de la Corporación Municipal de La Florida (Comudef).

“Es importante respetar la autonomía de cada niño y niña. El enfoque Pikleriano se fundamenta en ese principio. El niño es sujeto de derecho y no objeto de protección, como era antiguamente”, explica la directora del Jardín Infantil Cinderella, Claudia Molina. En otras palabras y de acuerdo a su visión, los niños son “entes” que necesitan ser respetados como tal. “El respeto a la autonomía debe ser físico, cognitivo, con ritmos de aprendizajes y movimientos”, subraya.

Desarrollo motor espontáneo

¿Quién impulsó la Pedagogía Pikler? La reconocida médica-pediatra húngara, Emmi Pikler (1902 – 1984), consideraba que el desarrollo motor en los pequeños debía ser espontáneo y lo sustentó en cuatro pilares claves:

–       Valor de la autonomía, a través del desarrollo libre de la motricidad, juego y actividad autónoma.

–       Valor de la relación afectiva privilegiada, a través de los cuidados fisiológicos.

–       Valor de la estabilidad y continuidad de los cuidados hacia el niño, a través de la educadora referente.

–       Hacer consciente al niño de sí mismo y de su entorno, a través del respeto y promoción de la iniciativa del niño en su vida cotidiana.

“No hay que apurar ningún proceso fisiológico o normal”, señala la directora, Claudia Molina. En términos prácticos, “no hay que hacerle todo al niño, debemos darle oportunidades y espacios para que él tenga posibilidades de desarrollar sus habilidades solo”.

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