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Por qué comer menos carne puede ayudar a combatir el cambio climático Sustentabilidad

Por qué comer menos carne puede ayudar a combatir el cambio climático

Organizaciones plantearon que sería una forma relativamente «fácil y barata” de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, ya que la ganadería es una de las industrias que más producen CO2, metano y óxido nitroso.


Comer menos carne y facilitar que los ganaderos se vuelvan más amigables con el medio ambiente, debería ser uno de los desafíos para luchar contra el cambio climático, sobre todo en los países más ricos.

Así lo han planteado organizaciones ecologistas y medioambientales tras el último informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático de la ONU (IPCC por sus siglas en inglés) que determinó que  el aumento de 1.5 grados centígrados de temperatura del planeta provocaría un desastre ambiental.

La industria ganadera produce el 14,5% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, después del transporte que representa un 22%, según Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

De hecho, el sector es responsable del 9% de las emisiones mundiales de CO2, el 37% de las de metano y el 65% de las de óxido nitroso.

Según el informe del IPCC, si no se cambia radicalmente la manera de producir alimentos, el impacto empeorará a medida que la población mundial aumente en 2.300 millones de personas para 2050 y el ingreso global se triplique, aumentando el consumo de carne.

Además del impacto para la salud, ya que el consumo de carne es más del doble de lo recomendado en Estados Unidos y países de Europa, las organizaciones Changing Markets Foundation y Mighty Earth plantearon que reducir los productos animales de la dieta sería “una forma relativamente fácil y barata” de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

“Si queremos que el aumento de la temperatura de la Tierra se mantenga por debajo de los 2 grados, especialmente por debajo de los 1,5 grados (…), entonces debemos abordar este consumo excesivo de productos animales”, dijo Nusa Urbancic, directora de la campaña de Changing Markets Foundation.

El tema no es nuevo. Ya en 2014 la Universidad de Oxford determinó que las personas vegetarianas provocan un 50% menos de emisiones de CO2 que quienes consumen carne a diario.

Una de las principales razones es la deforestación que produce la ganadería por el cambio de uso de la tierra para el pastoreo y forraje. hoy en día, un 10% del terreno agrícola se destina a pastos y otro 10% a la producción de cereales para alimentación de los animales de granja. Por ejemplo, alrededor del 75% de la producción mundial de soja se destina a consumo animal.

Otros factores que influyen en la emisión de gases de efecto invernadero son el proceso digestivo de los rumiantes (metano), el estiércol (óxido nitroso) que se almacena o va a parar a ríos, y los producidos directamente por la elaboración de los productos cárnicos y su transporte.

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