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Los desafíos de la educación en Pichidegua y la necesidad del trabajo en conjunto para resolver necesidades locales Educación

Los desafíos de la educación en Pichidegua y la necesidad del trabajo en conjunto para resolver necesidades locales

Problemas de accesibilidad a internet, deprivación cultural, dificultades de traslado por la falta de veredas y de formación profesional docente, son algunos de los problemas que identifica el profesor, Jaime Morales, en Pichidegua, Región de O’higgins. Pese a que 9 de los 13 colegios públicos de la zona fueron reconocidos con excelencia académica, aún queda mucho por trabajar y espera que las nuevas autoridades lo hagan con una mirada descentralizada.


Antes de empezar la entrevista, Jaime pide permiso para retirarse a hablar por celular a un lugar más tranquilo: “por favor no me llamen que estaré en entrevista” le pidió a sus colegas. El inicio de clases, para todos, fue “mucho más complejo que otros años”, expresó. Tanto a estudiantes como docentes, “les ha costado” acostumbrarse otra vez salir de sus casas, cumplir con los horarios de la presencialidad y otras cotidianidades propias de esta. 

De los cuarenta y un años que lleva Jaime trabajando, lo ha hecho siempre en el servicio público, donde también se formó como profesor. Nacido y criado por padres analfabetos, hoy dirige a una comunidad educativa compuesta por más de 3 mil alumnos y 700 trabajadores “esforzados intensamente en que los estudiantes tengan aprendizajes significativos”.

Pichidegua es una comuna de la zona central de Chile, rodeada de verde y habitada a diario por “grandes camiones” que llevan frondosas cosechas, en un lugar donde las viñas, parras, maíz, choclo, sandías, melones, manzanas, naranjas, limones, paltas, arándanos, alcachofas y flores, son parte del paisaje, dan trabajo y productos directos de la tierra a Chile y el mundo, a través de los puertos de San Antonio y Valparaíso, contó Morales. 

Además de formarse en educación básica, fue director de un colegio, luego jefe técnico y actualmente lidera el Departamento de Educación (DAEM). Quizá sea ese el motivo por el cual tenga “tantas cosas que hablar”, algo que repitió con frecuencia durante la entrevista. “Desde el año 2008 hemos tenido cambios muy importantes y significativos”, señaló.

La Ley 20.241, que fue modificada recientemente, trajo fondos asociados que permitió establecer programas de innovación educativa: “con ellos pudimos establecer programas de soporte y apoyo para los alumnos que tenían distintas dificultades de aprendizajes, como una política de equidad desde el punto de vista social, psicologico y pedagogico”.

En la práctica, esta normativa entregó presupuestos para implementar cambios según las necesidades de los diferentes espacios educativos. En Pichidegua, de acuerdo a lo relatado por Jaime, permitió que alumnos que no contaban con zapatos “se le compraron a través de un asistente social, por ejemplo, o en el caso de alumnos, que tenían problemas emocionales, contaron con apoyo psicológico”. Destacó, además, la entrega de soporte familiar, ya que reportaron “situaciones de abuso y  violencia”, en otras palabras, al detectar un problema se usó el presupuesto para buscar la respuesta más idónea de acuerdo al caso.

El 15 de marzo, a través de las redes sociales, el DAEM de Pichidegua celebró que 9 de sus 13 establecimientos recibieron excelencia académica. Pese a ello, para la autoridad, “aún queda mucho por hacer” por la educación local. 

“Hay un problema mayor, más complejo, que tiene relación con los contextos sociales. Nosotros como región desde hace poco contamos con una universidad, antes no había lugar para formarse como docente. Eso es delicado porque la educación de Pichidegua la íbamos a buscar hasta hace poco a Santiago o Talca. Hoy tenemos una universidad que forma profesores, antes se formaban en base a programas, y no se logra la misma calidad de pedagogos. Otro tema que visualizo, es que hay una deprivación cultural gigantesca”.

Deprivación cultural: un tema pendiente

Según el instituto de neurorehabilitación infantil InPaula, la deprivación refiere a aquellas dificultades presentadas en el plano cognitivo, afectivo y emocional debido a situaciones de vulnerabilidad social y económica. Esta misma caracterizó a la zona durante largos años, la sensación de Morales, fue la de crecer en un ambiente rodeado de esta carencia. 

Por este motivo, Morales valora con notoriedad el valor de las escuelas en tanto espacios para el desarrollo sociocultural de sus habitantes. “Aquí las escuelas son muy importantes porque son el centro de la vida de la comunidad, sin escuela no hay reuniones, no hay presentaciones artísticas, son de la comunidad”. En los establecimientos educativos de Pichidegua se dan capacitaciones laborales, cursos, talleres, “todo ocurre acá, somos el centro de la vida social y cultural” destacó y agregó que donde no hay instituciones, o se cierran, “la deprivación cultural aumenta aún más y esto afecta muchísimo a los niños”.

No es lo mismo enviarle una tarea a un estudiante que tiene padres con educación escolar completa, o bien con carreras universitarias logradas, que a un alumno con padres con escolaridad básica incompleta. Ese factor, también relativo a la deprivación, genera desigualdades, destacó Morales. “Nosotros somos cautos, por ejemplo, cuando damos una tarea porque no siempre los padres saben cómo apoyar a sus hijos en una tarea”. Y aunque eliminar las brechas de la desigualdad es imposible, desde el espacio se apoya a los apoderados para que completen sus estudios y se capaciten en programas, pues lo que quiere el DAEM  es “tener una comunidad más educada y enmendar con ello la falta de oportunidades que esas personas tuvieron en el pasado.

Para Morales “la deprivación es algo que se replica en todo el país, también en zonas urbanas”. A eso hay que sumarle los “problemas de seguridad pública, la falta de oportunidades” señaló, y agregó que en este modelo económico “hay grupos que tienen de todo y otros, nada” lo cual afecta, evidentemente,  al proceso educativo pues los “estímulos” no son los mismos en los distintos casos. 

La asunción del nuevo gobierno: entre las expectativas y la necesidad de la descentralización

El 11 de marzo pasado, Marco Antonio Ávila, quien se desempeñó como profesor, jefe de una Unidad Técnico Pedagógica, director, coordinador Nacional de Educación Media del Ministerio de Educación (MINEDUC, 2015-2018) y es además magíster en Educación con mención en Currículum e Innovaciones Educativas, asumió el Ministerio de Educación junto al gobierno de Gabriel Boric, cuestión que despertó entusiasmo en el sector educativo por su experiencia en las aulas.

“Yo tengo la mejor expectativa, creo que deberíamos conocernos, reunirnos, presentarles nuestros requerimientos y que hubiera flexibilización respecto de las normas, he tenido serios desencuentros con funcionarios del ministerios porque nos han dicho que algunos de nuestros colegios no han mandado datos a través de plataformas, a lo cual les digo que nuestras escuelas no están en Alameda con Teatinos. Yo tengo escuelas en las que el internet, no importa cuántas redes se pongan, no llega, porque están detrás de un cerro, abajo, en quebradas. Entonces me queda la sensación que los funcionarios del ministerio creen que todo el país tiene las mismas condiciones para desempeñarse”.

La descentralización ha sido una demanda histórica de las regiones de Chile y el lema de campaña de muchos rostros políticos, independiente de su partido de origen. Pese a esto, la mirada centralista prima, aseguró Morales, quién habló de la necesidad de “hacer aterrizar a las autoridades”. Pese a que valoró que se están nombrando “gente de terreno, como uno, que conoce la realidad”, es necesario hacerles llegar las necesidades de las zonas. Destacó, por ejemplo, que la formación docente “es un derecho” empero, los perfeccionamientos son por internet.

 “¿Qué pasa si no se tiene internet? Nosotros estamos en la zona más urbana de la comuna, pero uno avanza 10 km y los servicios son pésimos. Yo vivo en una zona rural y desarmé mi oficina en casa durante el teletrabajo porque no pude, la banda no da, ni siquiera podía responder un correo electrónico. Necesitamos que las autoridades sintonicen con las distintas realidades del país”, relató con una voz siempre tranquila y tono reflexivo.

Por otro lado, dijo que con lo del internet graficó un conjunto de necesidades que tienen que ver con la deprivación, los traslados, los transportes. Para Morales, “aquí (allí) no hay mayores riesgos sociales como en Santiago, pero hay otras variables, los servicios por ejemplo”. Caminar desde sus casas al colegio significa, para infantes y adolescentes, andar varios kilómetros sin veredas, esquivando el barro y las piedras, lo mismo en bicicleta y situaciones como esas “ cambian los contextos educativos”. 

Escribir, innovar, formar

Hace más de 10 años, se publicó un libro llamado ¿Quién dijo que no se puede? Escuelas efectivas en sectores pobres. Apoyado por el gobierno de Chile y Unicef, el texto de más de 300 páginas recogió experiencias de aprendizajes De allí, entre profesores, “las analizamos cada una y pensamos en cómo ir trabajandolas” y así fueron naciendo soportes para mejorar la educación de la zona, relató Morales. 

“Perfeccionamos profesores, priorizamos la lectura, el lenguaje, el buen uso del tiempo, la asistencia y la valoración de asistir a clases. Si las mamás llevaban a los hijos al médico, las instamos a luego traerlos a clases. Lo que hicimos fue concientizar y estimular la presencialidad porque la equidad es eso: exigir y dar a cada uno lo que necesita y de lo que es capaz”. 

Como en el resto del país, en esta comuna ubicada a menos de 180 kilómetros de Santiago, existen liceos científico-humanista y técnico-profesional, para los cuales “entregarles las herramientas necesarias no solo profesionales sino humanas” es una de las metas a alcanzar, así como también formar “seres humanos, ciudadanos conscientes del tema ecológico”. La llamada conciencia verde es especialmente valorada por personas de la zona ya que se trata de “una zona que alimenta a Chile y el mundo” por lo tanto, si se contamina con la constancia de hoy, “si se depredan los cerros, si el río Cachapoal y Tinguiririca se están secando, estamos en una situación crítica” destacó la autoridad educativa: “queremos estudiantes y personas que amen el campo, queremos desarrollar su consciencia ecológica”.

Todos los años, desde la escuela cruzan la frontera a Paraguay y también estudiantes y autoridades de allá se trasladan hasta Pichidegua. “Yo paso por la aduana siempre con más de 200 libros, me preguntan por qué llevo tantos, eso es tráfico. Y cuando les digo que es para los chicos de las escuelas del país me dicen ¡por favor, adelante, es bienvenido en el Paraguay!”. 

Un convenio firmado entre autoridades del vecino país y la municipalidad, ha permitido fomentar la lectura y escritura de una manera novedosa: niños y niñas estudiantes de los dos países redactan textos que se plasman en un libro binacional. Una vez al año, Pichidegua es una de las protagonistas de la Feria  Internacional del Libro en Paraguay, y también en el congreso. 

Tras el inicio de la pandemia, esas actividades se han visto afectadas por lo cual se encuentran preparando el retorno de ese encuentro intercultural, que le valió el reconocimiento a la institución chilena “por privilegiar la lengua indígena” ya que los estudiantes no sólo escriben en español, sino que también en guaraní, el segundo idioma oficial (de origen indígena) de Paraguay.

El encuentro anual entre los estudiantes, es acompañado de bailes y comidas tradicionales, donde se comparten conocimientos y experiencias. 

“¿Si eso no es educación, qué es?”

Ante el nombramiento de las nuevas autoridades, Jaime Morales ve con esperanza el futuro próximo para los estudiantes de la ciudad que lo vio nacer y ejercer su carrera docente: “nosotros queremos niños que amen y cuiden su tierra, pero que sean niños del mundo, del universo”.

 

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