¿Puede la inteligencia artificial ayudarnos a comunicarnos con los animales?
Un grupo de investigadores de la organización Earth Species Project (ESP), con sede en California, Estados Unidos, pretende utilizar el aprendizaje automático para descifrar los «lenguajes» de los animales a algo que los humanos puedan entender, y quieren aplicarlo a todo el reino animal.
Aunque suene sacado de una historia de ciencia ficción, el plan, que los investigadores comparan con las ambiciones de «ir a la Luna», no es realmente nuevo. Y su raíz tiene como trasfondo el interés humano por el estudio de las vocalizaciones de los animales, que existen desde hace mucho tiempo.
Por ejemplo, sabemos que los sonidos de advertencia de los distintos primates varían según el depredador; sabemos también que los delfines se comunican con silbidos característicos; y algunos pájaros cantores pueden reorganizar los componentes de sus llamadas para transmitir diferentes significados.
No obstante, la mayoría de los expertos se abstiene de calificar esto de lenguaje porque ninguna comunicación animal cumple todos los requisitos. En todo caso, hasta hace poco, la decodificación se basaba en la observación meticulosa.
Pero ahora, en la actualidad, se ha producido un aumento en el uso del aprendizaje automático para manejar los enormes volúmenes de datos que pueden recoger los sensores contemporáneos de los animales, según The Guardian.
Por ejemplo, Elodiw Briefer, profesor asociado que estudia la comunicación vocal en animales y mamíferos, dijo que ahora se utiliza el aprendizaje automático para entender la comunicación animal. Briefer codesarrolló un algoritmo para determinar, mediante gruñidos de cerdos, si el animal se siente feliz o triste.
Otro proyecto es DeepSqueak, que analiza los sonidos ultrasónicos de las ratas para determinar si están bajo estrés; también está CETI (que significa Iniciativa de Traducción de Cetáceos, por sus siglas en inglés), que traduce la comunicación de los cachalotes mediante el aprendizaje automático.
Por su parte, la organización sin ánimo de lucro Earth Species Project (ESP), con sede en California y fundada en 2017 con la ayuda de inversores de Silicon Valley como el cofundador de LinkedIn Reid Hoffman, afirma que su enfoque es diferente, porque no se centra en descifrar la comunicación de una especie, sino de todas ellas.
ESP planea así descifrar primero la comunicación animal mediante el aprendizaje automático, y luego poner sus hallazgos a disposición de todos.
Aza Raskin, cofundador y presidente de ESP, asegura querer reforzar los lazos humanos con otras especies vivas al tiempo que busca promover su protección utilizando el aprendizaje automático, con el objetivo de descifrar la comunicación no humana.
«Somos agnósticos en cuanto a las especies», dijo Raskin a The Guardian, y añadió que los algoritmos de traducción que el ESP está desarrollando están diseñados para «funcionar en toda la biología, desde los gusanos hasta las ballenas».
Según explica The Guardian, para comunicarse, entrenadores de delfines hacen señales de «juntos» y «crear» con sus manos. Los dos delfines adiestrados intercambian sonidos antes de salir, dar la vuelta y levantar la cola, idear un nuevo truco propio y ejecutarlo.
El fundador afirmó que esto no establece que exista un lenguaje, sino que simplemente se trata de que, si hubieran tenido acceso a una herramienta de comunicación lingüística, esto habría sido mucho más sencillo.
Así, en la entrevista, Raskin aseguró que, al igual que los humanos, los animales también tienen varias formas de comunicación no verbal, como las abejas que hacen un «baile de contoneo» especial para indicarse entre ellas que deben posarse en una flor concreta.
A pesar de los retos aparentemente insuperables a los que se enfrenta el grupo, el proyecto ha logrado al menos algunos avances, como un algoritmo experimental que supuestamente puede detectar qué individuo de un grupo ruidoso de animales está «hablando».
Un segundo algoritmo supuestamente puede generar llamadas imitadas de animales para «hablar» directamente con ellos. «Es hacer que la IA hable el idioma», dijo Raskin a The Guardian, «aunque todavía no sepamos lo que significa».
Aunque este tipo de investigación tiene implicaciones muy interesantes, no todo el mundo está entusiasmado con el poder de la IA.
Por ejemplo, Robert Seyfarth, de la Universidad de Pensilvania, cree que la tecnología puede ser útil para problemas como la identificación del repertorio vocal de un animal. Pero hay otras áreas, como el descubrimiento del significado y la función de las vocalizaciones, en los que se muestra escéptico de que aporte mucho.
Solo el tiempo dirá si el proyecto logrará tener éxito. Lo que sí queda claro, es el creciente papel de la inteligencia artificial y del aprendizaje automático en el futuro de la ciencia.
«Estas son las herramientas que nos permiten quitarnos las gafas humanas para comprender sistemas de comunicación enteros», dice Raskin.