Cambios evidentes, como en el ánimo o rendimiento laboral o escolar, pueden ser un indicio. Por eso es urgente entregar una salud mental para quienes lidian con algún trastorno, sobre todo después de la pandemia donde los casos pudieron haber aumentado.
En Chile, aproximadamente, mueren 1.800 personas cada año por suicidio, de acuerdo a cifras del Departamento de Estadísticas e Información de Salud (DEIS), entidad que califica estas muertes como lesiones autoinfligidas intencionalmente.
A lo que se suma que las consultas por suicidio e intento de suicidio han aumentado considerablemente desde la pandemia de Covid-19, ya que la salud mental se ha visto muy afectada.
También se han incrementado los cuadros de ansiedad, depresión y violencia intrafamiliar, así como también de descompensaciones de enfermedades psiquiátricas previas e incremento de consumo de alcohol o drogas. El suicidio es uno de los temas que los especialistas también han considerado como posible consecuencia de la pandemia.
«El aislamiento que hemos vivido durante las cuarentenas puede gatillar enfermedades de salud mental que deriven en ideas o intentos suicidas, por lo que debemos estar muy atentos a ciertas señales para consultar a tiempo y prevenirlo”, explica Francisco Bustamante, académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes y psiquiatra de Clínica Universidad de los Andes.
Para tomar conciencia de este tema, cada 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, iniciativa que busca dar a conocer señales de alerta y las herramientas necesarias para que toda la población esté atenta.
Además, el Programa Radar (Red para la atención y de derivación de adolescentes), de la Universidad de los Andes, tiene a disposición el libro “No estás sol@: prevenir el suicidio es posible”, el que puede ser descargado de forma gratuita en el sitio Programaradar.cl. Su objetivo es contribuir a que las familias o cualquier persona pueda detectar y apoyar de forma temprana a adolescentes que se encuentren en riesgo suicida.
Con respecto a las señales de alerta, el especialista afirma que es muy importante contar con las herramientas tanto para evitar y tratar enfermedades de salud mental que puedan derivar en suicidio, como para obtener ayuda adecuada y oportuna, y también para estar atentos a las señales que pueda entregar una persona que esté pensando en tomar esta decisión.
¿Cómo reconocer estas señales? El académico explica que entre las más comunes están:
El especialista agrega que cuando se identifica a una persona que puede estar desarrollando ideas suicidas, se debe:
“Al detectar un posible caso, se sigue un protocolo de atención que consiste en cuantificar el nivel de riesgo: leve, moderado o severo. En este último caso, son hospitalizados. De lo contrario, quedan bajo cuidado de un adulto, con apoyo de un psiquiatra”, explica Bustamante. Una vez que la persona ya está estabilizada, se inicia otra intervención para identificar y tratar la causa que los llevó al riesgo suicida, como disfunciones familiares o antecedentes de trastornos psiquiátricos.
“Es importante recalcar que las muertes por suicidio se pueden prevenir y ese es el mensaje principal de este día mundial de prevención del suicidio”, sostiene.
Chile se encuentra en el cuarto lugar dentro de los países con mayor tasa de suicidio en América, después de Guyana (26,2 por 100 mil habitantes), Surinam (23,3) y Uruguay (14,2), según el informe «Mortalidad por suicidio en las Américas», presentado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
“Esto es preocupante, sobre todo cuando vemos que estás cifras corresponden al tiempo de prepandemia y estallido social. Ahora, el panorama ha cambiado y se debería entregar un mayor énfasis a la salud mental de chilenas y chilenos. Se necesitan actualizar datos, pero también necesitamos trabajar como sociedad en cómo disminuir estas cifras”, señala el psicólogo de Clínica Los Leones Raúl Sanz
En la Encuesta Nacional de Salud, ENS 2016/2017del del Ministerio de la Salud se muestra que un 20,3% de las personas que se suicidan en Chile son jóvenes entre 20 y 29 años. Por otro lado, más de 220 mil chilenos sobre los 18 años han planificado su suicidio y más de 100 mil reconoce que intentó quitarse la vida.
“Primero, se debe tener en cuenta que pensar en quitarse la vida no es algo ‘normal’, por ende, si se tienen pensamientos suicidas de debe recurrir a algún experto en salud mental o algún familiar, amigo, profesor o cualquier persona de confianza que pueda prestar una ayuda inmediata”, señala.
Y apunta a la importancia de la red de apoyo en la prevención del suicidio, “dicha red, conformada como el núcleo social primario del paciente, tienen una función clave en la prevención y tratamiento del Trastorno Depresivo con Ideación Suicida, debido a que conforman la fuente primeria de reforzadores sociales positivos por proximidad”.
“Es necesario recalcar la importancia y peso de nuestros gestos, palabras y acciones ante las personas que tienen un trastorno Depresivo, una palabra de aliento, una frase motivadora, un elogio o cumplido sincero, suelen ser inmensamente útiles en pacientes con depresión, de la misma manera que un mal trato, un insulto, un gesto despectivo o de rechazo pueden ser fatales. La red de apoyo es para la depresión lo que el agua es para un incendio, un elemento clave para la extinción del malestar”, recalca.
Cuando la persona tiene antecedentes de intentos de suicidios frustrados, es importante prestar atención a las señales de alerta porque es el factor de riesgo más relevante para la prevención, explica Raúl Sánchez, psiquiatra y director del Centro Clínico del Ánimo y la Ansiedad (C.C.A.A.)
“Cuando acompañamos a un ser querido es importante mantener un apoyo desde el cariño y la empatía, además de incentivar y reforzar la importancia de mantener un tratamiento y adherencia a las indicaciones”, agrega.
El acompañar a un ser querido que ha realizado un intento de suicidio es una situación de intensa angustia para los más cercanos y emocionalmente exigente, por lo tanto, también es importante estar atentos a las propias necesidades o cambios y buscar ayuda, que puede ir desde la orientación hasta tratamiento de ser necesario, aconsejan desde el C.C.A.A.
Por tanto, lo principal para lograr prevenir el riesgo de suicidio, dentro de nuestro propio círculo cercano, es prestar atención sobre sus preocupaciones, observar cómo se expresan y no dejarlos aíslados o solos.
“Quien presenta ideas suicidas habitualmente tiene una intensa sensación de soledad y desesperanza, lo que hace considerar a la muerte como una alternativa de salida o solución. El acompañar, el mostrarse disponibles, el escuchar de forma empática y estar atentos a los signos de alarma, no solo puede hacer un cambio significativo en el reconocimiento precoz del riesgo y la búsqueda oportuna de ayuda, sino que en algunos casos, en disminuir esa sensación de soledad, desesperanza y el riesgo de un eventual suicidio”, recomienda Sánchez.