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Recomiendan aplicar protocolo para resguardar la salud mental de niños, niñas y adolescentes frente a catástrofes Niñez

Recomiendan aplicar protocolo para resguardar la salud mental de niños, niñas y adolescentes frente a catástrofes

La iniciativa busca disminuir el impacto y los daños en niños, niñas y adolescentes frente a catástrofes, sobre todo en el contexto actual de incendios forestales en la V Región.


La ola de incendios que se han desatado en sectores de la V Región, y en general de distintas partes de la zona central del país, tras un año en que la salud mental de la población, según diversos estudios, se vio afectada, puede aumentar estresores en nuestros Niños, Niñas y Adolescentes, sobre todo pensando en que estamos en vísperas de la Navidad.

Frente a este tipo de situaciones, Fundación San Carlos de Maipo, que trabaja por el desarrollo positivo de la infancia, en un trabajo preventivo orientado a resguardar la salud mental de niños/as frente a este tipo de circunstancias, desarrolló un Protocolo para Resguardar la Salud Mental de Niños, Niñas y Adolescentes.

“Los niños, en aparente proceso de adaptación a la situación, requieren más que nunca ser atendidos y acompañados frente a la exposición de información, mediando la comprensión del adulto responsable y la forma en cómo él será capaz de transmitir adecuadamente la situación en su lenguaje, manteniendo la calma y creando un espacio de seguridad afectiva”, señala Marcelo Sánchez, gerente general de la organización.

A través del Protocolo de Emergencia se busca disminuir el impacto que tienen diversas situaciones de crisis en los niños, niñas y adolescentes, específicamente aquellas de carácter sorpresivo, vale decir que dependen de otros factores.

El equipo de la Fundación recomienda identificar cuáles son los momentos de crisis en los niños y niñas: irritabilidad, agresividad o retraimiento, dolores de estómago u otras dolencias, apego excesivo a los adultos, pesadillas o dificultad para dormir, sobresaltos.

Ademas, se pueden observar conductas regresivas (chuparse el dedo, orinarse, hablar como bebé, etc.), sentimiento de culpa, llanto sin motivo aparente y  recuerdos frecuentes de la emergencia, pasividad y miedos.

Frente a estos síntomas, indica que la persona responsable de apoyar y contener a los niños debe considerar lo siguiente:

– Sentido de escucha empática: hacer sentir al niño que se entiende y comprende lo que le está sintiendo.

– Transmitir la necesidad de aceptar lo ocurrido, enfatizando que los sentimientos como la tristeza, inseguridad, impotencia, enojo y/o rabia son parte de aquellos procesos donde no podemos modificar lo ocurrido.

– Proveer información y orientación pertinente a las necesidades, y siempre en un lenguaje acorde a la etapa del desarrollo del niño/a.

– Crear una atmósfera cálida, amorosa y contenedora alrededor del menor, otorgando espacios donde el niño exprese sus sentimientos y pensamientos sin miedo a ser juzgado, a través de la expresión verbal, gráfica y/o lúdica..

– Ser cortés, honesto y transparente; ganarse la confianza y cooperación del niño afectado.

– Ser realista y objetivo, no realizar promesas o acuerdos que no podremos cumplir.

– Si el comportamiento es grave o se prolonga por más de 6 semanas se debe buscar siempre apoyo profesional.

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