La timidez es un rasgo de la personalidad que no es pasajero y que condiciona la vida de una persona. Hay estrategias para ayudar a un niño tímido tanto en casa como en la escuela.
La timidez es un rasgo asociado a la personalidad que está presente en nuestra sociedad actual y que afecta a muchas personas en el mundo. ¿Quién no ha tenido compañeros en el colegio que permanecían más callados, que no participaban en las conversaciones o que cuando le preguntaban en clase se ponían colorados?
A pesar de ello, no se le suele prestar la atención que reciben otras dificultades o problemas de conducta reflejados a través de comportamientos más disruptivos, o que de alguna manera dificultad el desarrollo normal de las clases.
Para comprender mejor la timidez conviene diferenciar entre dos tipos. Por un lado está la timidez puntual o pasajera que hemos podido experimentar todos en alguna situación concreta. Por otro, existe una timidez permanente –y a veces incapacitante– que genera incomodidad frecuente en situaciones cotidianas y puede llegar a suponer dificultades en su desarrollo integral. Es entonces cuando decimos que una persona es tímida.
Esta timidez afecta y condiciona sus estados emocionales, sus relaciones sociales, su crecimiento personal y su futuro profesional. Y lejos de la creencia generalizada de que es una conducta pasajera, puede tener repercusiones importantes en la vida de las personas.
Para poder proporcionar las herramientas y estrategias adecuadas que permitan responder a sus necesidades, contribuir a su desarrollo integral, así como mejorar la calidad de vida de las personas tímidas, es imprescindible comprender qué sucede en la mente de una persona tímida.
Una cuestión importante es su origen: ¿la persona tímida nace tímida o se vuelve tímida? Existe cierta controversia entre los diferentes investigadores. Algunos de ellos asocian su origen a factores exclusivamente genéticos, otros se remiten a factores ambientales, pero la idea más defendida entre la comunidad investigadora es que ambos factores, genéticos y ambientales, influyen en su aparición y desarrollo.
Pero, ¿qué podemos hacer para ayudar a las personas tímidas a afrontar sus dificultades? Como es lógico, los dos contextos más relevantes son la familia y la escuela. Por tanto, docentes y familias se convierten en las personas responsables de proporcionarles las herramientas y estrategias adecuadas para afrontar esta conducta.
A continuación, se presentan algunas opciones que pueden ayudar a prevenir o afrontar esta conducta:
Estas son algunas de las estrategias que pueden ayudar a las personas tímidas a afrontar diferentes dificultades con las que habitualmente se encuentran en su vida diaria. Es un primer paso en la comprensión de este rasgo de la personalidad y en su visibilidad en la sociedad.
Antes, sólo las personas tímidas conocían el alcance de su sufrimiento en determinadas situaciones y aspectos. Hoy la timidez se considera como predictor de la fobia social, de la soledad o la depresión entre otros trastornos de origen psicológico.
Por tanto, es necesario visibilizar la timidez en nuestra sociedad y sus posibles repercusiones en la vida de las personas con el objetivo de sensibilizar a las familias, docentes y a la sociedad en general. Sólo de este modo lograremos responder a sus necesidades desde el hogar y los centros educativos para mejorar la calidad de vida de las personas tímidas.
Verónica Sierra Sánchez, Profesora en el área de Didáctica General y Organización, Universidad de Zaragoza
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.