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El descubrimiento del «Hombre de Pekín» cumple 80 años

Se cumplen hoy exactamente ochenta años desde que el paleontólogo chino Pei Wenzhong hallase los restos del que luego se conocería mundialmente como «Hombre de Pekín», el mayor descubrimiento arqueológico de un homínido en Asia.


El 2 de diciembre de 1929, en una cueva de la localidad de Zhoukoudian, cercana a Pekín, el investigador chino desenterró una calavera completa del «homo erectus pekinensis».

Los investigadores concluyeron que los restos pertenecían a un hombre de mediana edad, de 150 centímetros de altura y características fisiológicas similares a las de un hombre chino actual.

En su momento, el descubrimiento fue especialmente popular ya que fue considerado el primer eslabón perdido que justificaba la teoría de la evolución de Darwin.

Según los últimos estudios elaborados por equipos chinos, el «Hombre de Pekín» data de hace 750.000 años, 200.000 más de lo que se creía en un principio.

El yacimiento, considerado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO, está situado en Zhoukoudian, a 48 kilómetros al sur de la capital china y en una localidad en la que se han detectado, hasta la fecha, los vestigios de cerca de 40 ejemplares del homo erectus.

La historia del «Hombre de Pekín» está marcada por la leyenda, ya que los primeros dientes del homínido los encontró un científico sueco en un mercado de Zhoukoudian, cuando los lugareños trataron de vendérselos asegurando que se trataba de dientes de dragón.

Su polémica también se alarga en el tiempo, puesto que tres de los cinco fragmentos de huesos originales se perdieron misteriosamente durante la guerra contra el invasor japonés (1937-1945) y aún se desconoce su paradero.

En 2005, el Gobierno chino lanzó sin éxito una campaña para su recuperación tanto en el interior del país como en Estados Unidos, donde se cree que los responsables de la excavación enviaron los huesos para evitar el expolio japonés.

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