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Misiones espaciales: los riñones funcionan de manera muy distinta en micro gravedad

Misiones espaciales: los riñones funcionan de manera muy distinta en micro gravedad

El especialista Antonio Saffie explicó durante el 30° Congreso conjunto de las Sociedades Chilenas de Nefrología e Hipertensión algunos de los problemas que enfrenta el organismo en el espacio, como cuadros de anemia y la tendencia a producir cálculos renales.


“En condiciones de gravedad casi cero, la fisiología del riñón es tan diferente que los hallazgos son absolutamente inesperados”,  expresó muy sorprendido el doctor Antonio Saffie, quien realizó una exhaustiva investigación de los trabajos médicos de las agencias espaciales de EEUU y Rusia.

Todos ellos se basan en una gran cantidad de exámenes realizados a los astronautas y que comúnmente también hacen los nefrólogos.

Tal asombro por estos resultados lo compartió con sus colegas en el trigésimo Congreso conjunto de las Sociedades Chilenas de Nefrología e Hipertensión, evento que culminó en las termas de Chillán un día antes de las presidenciales 2013.

Saffie, de especialidad nefrólogo, dejó en su conferencia más interrogantes que respuestas. Destacó que “este tema es una nueva frontera para la medicina y la humanidad misma que espera llegar a Marte”.

Como buen piloto de avión, que ha experimentado durante sus vuelos gravedad casi cero por menos de un minuto, lo movió la curiosidad y su personalidad busquilla, que él mismo afirma tener:  ¿Qué sucede a la fisiología del riñón en la Estación Espacial  Internacional?

Si bien es cierto que la fuerza de gravedad  allá (a unos 400 km de altura) es casi la misma que en la Tierra, dicha fuerza prácticamente se anula con la fuerza centrípeta debido a la alta velocidad de la nave (40 mil km/h) en su trayectoria parabólica alrededor de la Tierra. De ahí entonces todos los cambios fisiológicos que  reciben los órganos.

El especialista explicó que uno de los trastornos extraños que se producen es una marcada redistribución del flujo sanguíneo en el organismo, donde gran parte de la sangre se dirige desde la extremidades al tórax, lo que termina dilatando al corazón por el mayor esfuerzo que realiza.

“Otro hecho difícil de entender  —puntualizó el médico con notorio entusiasmo—se demuestra en las mediciones de los volúmenes plasmáticos de los astronautas durante sus misiones. El plasma total de la sangre cae inmediata y  abruptamente, acumulándose este líquido en el espacio extracelular que hay entre los vasos sanguíneos y las células”.

Se suma a estos trastornos fisiológicos una eliminación de sodio persistentemente  menor que la que ingieren los astronautas.  “Este sodio se queda aparentemente en los tejidos y no tenemos claro cómo se almacena, señaló  Saffie al tiempo que destacó que no hay reportes de edemas en estos casos.

El manejo de carga del agua que se ingiere también es muy diferente en los astronautas mientras están en el espacio. Ellos eliminan a través de la orina cada vez menor agua de la que beben. Es decir, progresivamente orinan menos.

Otro hecho importante que destaca el médico es la mayor tendencia que tienen los astronautas para producir cálculos renales, siendo ellos muy seleccionados desde el punto de vista de su salud.  “En ellos se crea la condición ideal para que esto suceda, dado que eliminan mucho más calcio probablemente por pérdida ósea y, a la vez, menor cantidad de otros factores protectores, como son los citratos y el magnesio”, explicó el nefrólogo.

Incluso el especialista recalcó que en un trabajo científico reciente se hizo un seguimiento post vuelo y se documentaron  14 episodios de formación de cálculos en los astronautas. Nueve de estos casos  se produjeron durante las primeras  semanas de su regreso a la Tierra.

Más aún, por un informe confidencial —que se mantuvo en secreto— se sabe que un astronauta ruso, a bordo de lo que fue la Estación Espacial MIR, hizo un cólico renal que casi llevó a abortar la misión.

Saffie también se refirió a la anemia que comúnmente afecta a los astronautas y que se genera por la  brusca baja de eritropoyetina, hormona que produce el riñón para favorecer la formación de glóbulos rojos.

Ante estos “problemas médico-espaciales”, el nefrólogo mencionó tratamientos que podrían dar una respuesta, y dijo: en el caso de la anemia, ¿podría administrarse eritropoyetina para misiones prolongadas? En el caso de la pérdida de masa ósea, ¿podría administrarse los mismos fijadores de calcio indicados en las mujeres postmenopáusicas?

Indudablemente, este especialista hizo reflexionar a la audiencia con temas no cotidianos en su quehacer médico.

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