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Por qué los inventos malos son buenos

Por qué los inventos malos son buenos

Una bicicleta anfibia, jaulas para colgar a bebés de los edificios… Es fácil reírse de ideas que jamás llegan a funcionar pero el fracaso juega un rol vital en la formación de los dispositivos que rigen nuestras vidas.


Timoteo Prestero esperaba grandes cosas de su idea. Creía que iba a salvar las vidas de millones de niños en todo el mundo… y no era el único. Llegó a los primeros lugares de la lista de los 50 mejores inventos del año de la revista Time. Así que cuando el proyecto se desplomó de manera estruendosa, fue muy duro de aceptar.

Prestero había construido un dispositivo llamado el NeoNuture, una incubadora de bebés hecha de varias piezas de automóvil y otros pernos y tuercas.

A diferencia de costosas incubadoras de alta tecnología, el NeoNurture era alimentado por una batería de motocicleta, utilizaba faros para dar calor y tenía un timbre de los que se usan en las puertas de las casas como alarma.

Esto lo hacía ideal para los hospitales en zonas rurales del mundo en desarrollo, donde los repuestos son difíciles de conseguir. Ganó elogios y aplausos en todo el mundo. Y luego… nada. ¿Por qué el NeoNature nunca llegó a ser más que un prototipo?

La respuesta fue revelada en una exhibición reciente llamada Fail Better (Fracase Mejor), en la Galería de Ciencias de Dublín, en Irlanda.

La historia del NeoNurture se sumó a las contribuciones de inventores, atletas, exploradores e incluso astrofísicos, quienes presentaron el objeto que para ellos caracterizaba el tema del fracaso. Un compendio de sueños rotos, actos de estupidez, éxitos fortuitos y, básicamente, lecciones constructivas sobre la verdadera naturaleza del fracaso.

Mal pensados

Busque en cualquier biblioteca de patentes y encontrará un sinnúmero de artilugios que nunca lograron existir más allá de la pizarra.

En este artilugio, las mujeres a punto de dar a luz habrían sido amarradas y puestas a dar vueltas. (Fail Better)

En este artilugio, las mujeres a punto de dar a luz habrían sido amarradas y
puestas a dar vueltas. (Fail Better)

Marc Abrahams, quien fundó el premio Ig Nobel, sugirió una de estas creaciones extravagantes: el «Aparato para facilitar el parto mediante la fuerza centrífuga», inventado por George y Charlotte Blonsky en 1965.»Cuando una mujer está lista para dar a luz, se acuesta en una mesa circular y la atan. A continuación, se hace girar la tabla a alta velocidad. El bebé sale volando». Quizás no es sorprendente que no tuvo éxito.

Hay otros inventos que fallaron debido a errores humanos catastróficos.

La astrofísica Jocelyn Bell Burnell propuso el orbitador climático de Marte que, como muchos recordarán, se perdió en el espacio debido a una confusión entre las unidades métricas y las imperiales. Una parte del software utilizaba libras para calcular la fuerza necesaria de los propulsores, mientras que otra parte utilizaba Newtons. Como resultado, el orbitador se desintegró en la atmósfera de Marte, dejando a todo el mundo preguntándose cómo podía ser que no se hubiera detectado ese error.

Así se habría visto el Mars Climate Orbiter si una falla de cálculo no lo hubiera hecho estrellar contra la atmósfera marciana.

Así se habría visto el Mars Climate Orbiter si una falla de cálculo no lo hubiera
hecho estrellar contra la atmósfera marciana.

En la misma línea de incredulidad, el periodista Oliver Wainwright propuso el edificio «Walkie-Talkie» en Londres, que por su forma cóncava y el material usado en sus paredes exteriores, concentra los rayos del sol lo suficiente como para derretir el caucho de los coches que se encuentran en la calle de abajo. Lo que lo hacía de este caso aún más curioso, señalaba Wainwright, era que el arquitecto había tenido un problema casi idéntico en un hotel que había diseñado en Las Vegas.

No es de la noche a la mañana

Sería fácil limitar el fracaso a cosas malas, tontas y sencillamente incorrectas.

Pero de hecho, viene en muchas formas y, según la curadora de esta inusual exposición Jane Ní Dhulchaointigh, lo que querían era «celebrar la complejidad del fracaso».

La misma Dhulchaointigh inventó el material (bastante exitoso): el Sugru, una goma autoajustable para las reparaciones del hogar.

En la tecnología, existe el «mito del éxito de la noche a la mañana», pero la realidad es muy diferente.

La incubadora NeoNurture fue calificada de "genial" pero no fue bien recibida en los hospitales. (Design That Matters)

La incubadora NeoNurture fue calificada de «genial» pero no fue bien recibida en
los hospitales. (Design That Matters)

Un ejemplo es la mencionada incubadora NeoNurture de Prestero. En el año 2010, la revista Time lo llamó «genio» en su lista de los mejores inventos del año. Con el eco de todos esos aplausos aún sonando en sus oídos, Prestero intentó lanzar su novedosa incubadora en los países en desarrollo. Fue entonces que se chocó con una realidad muy humana.

«Todos los médicos y administradores de hospitales del mundo que han visto alguna vez [el programa de televisión] ‘ER’ saben cómo debería lucir un dispositivo médico», explica Prestero, «No quieren una tecnología que, aunque sea efectiva, parezca hecha de repuestos de automóvil. Parece irónico pero algunos hospitales prefieren no tener el equipo adecuado antes de tener algo que parezca barato y de mala muerte».

La primera lección del fracaso para ingenieros y diseñadores es, entonces, que la incorporación de tecnología se rige por las normas culturales existentes. «No hay usuarios tontos, sino productos tontos», sentencia Prestero.

Todo sale de algo

El edificio cóncavo de vidrio apodado Walkie Talkie en Londres derrite autos.

El edificio cóncavo de vidrio apodado Walkie Talkie en Londres derrite autos.

No obstante, la historia de los fracasos tecnológicos indica que aunque Prestero flaqueó, el fracaso juega un rol vital e interesante en la creación de los dispositivos que rigen nuestras vidas.

No existe tecnología alguna que sea capaz de cambiar el mundo, que venga de la nada; casi todos los grandes inventos se crean a partir de prototipos fallidos e iteraciones previas hechas por otros que no fueron capaces de despegar.

Antes del iPod, estaba el reproductor demp3 Listen Up; antes de Facebook, estaba Friendster, y antes de los DVD, estaban los discos láser.

La culpa de que no prospere una idea puede ser del momento, de la mala suerte o de las debilidades humanas de sus inventores, pero el punto es que estos conejillos de indias le facilitan el camino a aquellos que les siguen.

De hecho, esa es la historia de los inventos.

Mientras que recordamos a los visionarios y a sus momentos de iluminación, la realidad del día a día de los inventos es una continua y deprimente derrota.

El inventor británico James Dyson, por ejemplo, cuenta que produjo 5.127 prototipos para desarrollar sus primeras aspiradoras sin bolsas.

Los inventores y los científicos deben «cargar con el fracaso» todo el tiempo, dice Ní Dhulchaointigh.

Afortunadamente, en ocasiones, la perseverancia conduce al éxito inesperado.

Esta instalación de la Galería de Ciencias de Dublín se inspira en el descubrimiento casual del color malva. (Exposición Fail Better)

Esta instalación de la Galería de Ciencias de Dublín se inspira en el descubrimiento
casual del color malva. (Exposición Fail Better)

El educador Ken Robinson describió en su presentación cómo fue descubierto el tinte malva sintético.

En 1856, William Perkin experimentaba con alquitrán de hulla, tratando de desarrollar la versión sintética de la sustancia médica quinina. Día tras día, fallaba. Una noche, la luz de su lámpara brilló a través del borde de su tubo de laboratorio, dispersando una luz con tonalidad púrpura brillante. Su nuevo color fue un éxito y Perkin fue un pionero de la industria de tintes sintéticos. El éxito fortuito llegó sólo gracias a continuos contratiempos.

Entonces, ¿debemos siempre acoger el fracaso? No del todo, opina Ní Dhulchaointigh.

En Silicon Valley, circula el mantra «Falle rápido, falle temprano, falle a menudo». «Es casi una insignia de honor en el mundo de las startups», indica y agrega: «En cierto modo, es problemático. El trabajo podría resultar mediocre».

De todas maneras, cuando hablamos de la tecnología y de la manera en que le da forma a nuestras vidas, vale la pena recordar que cada invento que cambió al mundo fue construido a partir del trabajo de miles de inventores fracasados y de miles de ideas fallidas.

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