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Creer es poder… ¡La inequidad me indigna! Vida Opinión

Creer es poder… ¡La inequidad me indigna!

Andrea Zondek
Por : Andrea Zondek Presidenta de la Fundación Tacal.
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«El trabajo digno y decente es un derecho de todo ciudadano, de las personas con discapacidad también. Por eso es que la brecha laboral que existe hoy entre personas con y sin discapacidad es indignante; 70% v/s 6,3% están desempleados respectivamente».


 

El anuncio de la Presidenta Michelle Bachelet de generar un proyecto de ley que elimine el artículo 16 de la Ley 18.600, nos pone sumamente felices. Este tema fue ampliamente comentado en mi columna anterior, porque es una ley que solo aumenta la brecha que existe entre las personas con discapacidad intelectual y las que no lo tienen.

Esta Ley permite que el empresario pacte libremente el sueldo con la persona con discapacidad sin necesidad de respetar el sueldo mínimo. Si, aunque Ud. no lo crea. ¡Se permite y es legal!

[cita tipo=»destaque»]¿Por qué un empresario paga un sueldo de $150.000 por tantos años y después no quiere pagarle la justa indemnización? ¿Es que en Chile hay ciudadanos de primera y segunda categoría?[/cita]

Para los que me conocen, saben que he dedicado mi vida profesional a buscar oportunidades de empleo decente para las personas que viven con una discapacidad permanente. Estas últimas semanas han llegado a la fundación dos empresarios que nos piden que pidamos a las personas con discapacidad intelectual que presenten su renuncia voluntaria. De esa forma no le pagan el mes por año, un derecho que tiene todo trabajador.

Uno de ellos lleva ocho años trabajando en la empresa pagándole significativamente menos que el sueldo mínimo ¿Por qué un empresario paga un sueldo de $150.000 por tantos años y después no quiere pagarle la justa indemnización? ¿Es que en Chile hay ciudadanos de primera y segunda categoría? Esta indemnización, como la de cualquier trabajador, es lo que le permitiría vivir mientras encuentra otro trabajo, que como todos sabemos, probablemente le costará un poco más que al resto.

Afortunadamente esta no es una actitud frecuente que vemos en los empresarios chilenos, es más bien escasa, pero basta con que uno de ellos decida ocupar esta ley para su beneficio personal para que la vivencia de inequidad aflore y se manifieste de una manera brutal.

Invito a todos los chilenos a indignarnos con estas injusticias, a no aceptar las cosas tan solo porque otros lo pensaron como correcto.

El trabajo digno y decente es un derecho de todo ciudadano, de las personas con discapacidad también. Por eso es que la brecha laboral que existe hoy entre personas con y sin discapacidad es indignante; 70%  v/s  6,3% están desempleados respectivamente.

Chile ha dado grandes pasos en materia de inclusión, pero aún nos falta mucho por avanzar. Hago un llamado para que todos miremos a las personas que viven con alguna discapacidad como un igual.

Basta de injusticias, basta de diferencias odiosas, todos lo que trabajamos merecemos una remuneración digna y equivalente a los trabajadores que hacen igual trabajo. Las personas con discapacidad… también.

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